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Crisis en Brasil: renuncia Sergio Moro, ministro clave de Bolsonaro

El polémico ministro de Justicia de Brasil, Sergio Moro, renunció a su cargo por desacuerdos con el presidente Jair Bolsonaro, a quien acusa de querer interferir en las labores de la Policía Federal. Moro saltó a la fama en el pasado como juez anticorrupción y cabeza de la operación Lava Jato, que terminaría llevando a la cárcel al ex presidente Luis Inácio Lula da Silva.

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El ministro de Justicia y Seguridad de Brasil, Sergio Moro, renunció este viernes a su cargo tras acusar al presidente Jair Bolsonaro de pretender interferir políticamente en las investigaciones policiales. Su salida sume al gobierno en una nueva crisis en medio de la pandemia de coronavirus.

Moro fue emblema de la lucha contra la corrupción tras comandar durante años la megaoperación Lava Jato.

Sale del gobierno por la determinación de Bolsonaro de destituir al jefe de la Policía Federal (PF).  Este órgano de investigación que depende del ministerio de Justicia, pero goza de autonomía.

«El presidente me dijo que quería colocar a una persona con quien tuviera contacto personal, a quien pudiese llamar, pedirle informaciones, informes de inteligencia. Prestar ese tipo de información no es el papel de la Policía Federal. Las investigaciones deben ser preservadas», denunció Moro en una conferencia de prensa en Brasilia.

También afirmó que Bolsonaro dijo estar «preocupado» con algunas investigaciones en curso. Esta era una de las razones por las que quería cambiar al titular de la PF, Mauricio Valeixo, nombrado por Moro, dijo.

Duras acusaciones

El ahora exministro le advirtió al presidente que se trataba de un cambio injustificado y que implicaría una «interferencia política» en la institución. Pero Bolsonaro siguió adelante con su plan.

La renuncia de Moro, el ministro más popular de todo el gabinete, derrumbó la Bolsa de Sao Paulo un 8%. También hundió la cotización del real, que se negociaba a un mínimo histórico de 5,70 reales por dólar.

También despertó críticas en el medio político, entre ellas del expresidente Fernando Henrique Cardoso (1995-2002), quien afirmó que Bolsonaro «está cavando su fosa», y pidió su renuncia.

Bolsonaro afirmó por Twitter que más tarde haría un pronunciamiento a las 20H00 GMT para «restablecer la verdad» sobre la renuncia de Moro.

Es el segundo ministro clave que sale del gobierno en las últimas semanas. El titular de Salud, Luiz Henrique Mandetta, cayó tras insistir en la necesidad de mantener medidas de cuarentena para enfrentar la pandemia de nuevo coronavirus, contrariando el parecer de Bolsonaro.

Discurso anticorrupción debilitado

En los bastidores, el cambio de director de la Policía Federal es visto como un intento de controlar investigaciones que cercan a su familia y a aliados políticos.

«Bolsonaro quiere protegerse. Cabe a la PF investigar sospechas de varios delitos que rondan el presidente, su familia y sus aliados», afirma el analista Sylvio Costa, fundador del sitio especializado en cobertura política Congresso em Foco.

En su discurso de renuncia, Moro no se refirió a ningún caso específico. Pero dijo que no se registraron tentativas de injerencia similares ni siquiera en el auge de la operación Lava Jato, que se inició en 2014 bajo un gobierno del izquierdista Partido de los Trabajadores (PT).

Esa investigación develó un gigantesco esquema de corrupción entre políticos, empresarios y funcionarios de la estatal Petrobras. Eventualmente condujo a prisión a figuras empresariales y políticas de primer plano, como el expresidente de izquierda Luiz Inácio Lula da Silva.

Justicia politizada

Analistas señalan que la salida de Moro corona un proceso de «politización» de organismos gubernamentales que combaten la corrupción, pese al discurso de transparencia y honestidad que Bolsonaro preconizó durante la campaña electoral de 2018.

«Desde que asumió el gobierno [en enero de 2019], Bolsonaro intenta intervenir en una serie de organismos anticorrupción con el objetivo de aumentar su control sobre futuras investigaciones», apunta el analista Thomaz Favaro, de la consultora Control Risks.

Favaro señala como ejemplo el nombramiento del fiscal general, Augusto Aras.

El funcionario fue escogido por el presidente por fuera de la lista sugerida por los fiscales brasileños, una tradición que era respetada por todos los presidentes al menos desde 2003.

Juez y parte

La salida de Moro «es una señal de una nueva y peligrosa fase para Brasil», porque «la autonomía de la Policía Federal (y el imperio de la ley) es un fundamento esencial de la gobernanza democrática», alerta Ilona Szabo, directora ejecutiva del instituto de investigación Igarape, de Río de Janeiro.

Moro, que abandonó una carrera de juez de más de dos décadas para asumir un puesto en el gobierno, afirmó que además de querer preservar la autonomía de las instituciones.

Dice que renunció para «preservar su biografía».

Todavía goza de una alta popularidad entre muchos brasileños, pero Moro sufrió un duro golpe a su reputación en junio de 2019. En ese entonces, el portal The Intercept Brasil reveló supuestos mensajes privados entre él y los fiscales del caso Lava Jato.

Los mensajes sugieren cierta intimidad entre las partes y cuestionan su imparcialidad como juez de la causa.

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