No se le piden peras al horno, tal vez esperas sí. Con su primera novela a punto, después de un par de intentos —nunca fallidos,en su caso— y olorosa a memoria, a Caracas, a trance, a juego, a imaginario, fantásticamente escrita y signada por las pasiones que lo embelesan y las manías que lo persiguen, o sea, la literatura rusa y algunas obras de arte, ciertos hitos históricos —el holocausto y la glasnot— y las discusiones de los intelectuales franceses de la posguerra, como registra con conocimiento de causa la casa editorial que lo publica, Oscar Totdmann editores, Ben Amí Fihman, el autor de El espejo siamés llega a Caracas el 19 de abril; y su vuelta a la patria en tan señero día estará más emparentada —emparantada— con las ganas de decir que «No» como Emparan, fiel a su costumbre de no ceder ni un ápice.