Cultura

La diversidad urbana explota a Trestablas

El colectivo juvenil Pigmento Criollo inaugura este fin de semana su exposiciónen los espacios del Museo de la Estampa y el Diseño Carlos Cruz-Diez. Esta vez, el sustento de las obras no es un lienzo convencional sino unas patinetas en las que artistas de todo el país vertieron sus trazos.

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Texto: Francis Peña, María Angelina Castillo | Foto: Cortesía Pigmento Criollo

Este sábado 6 de mayo no solo la ciudad se prepara para una “Marcha de Mujeres” convocada el día anterior por dirigentes de oposición; sino que también el colectivo juvenil Pigmento Criollo se alista para la inauguración de su exposición Trestablas. Será a las 2:00 pm.
Ese día, la protesta artística y la callejera se entremezclan en el ambiente caraqueño. Por un lado, calles llenas de personas con carteles y cantos políticos; por otro, paredes con patinetas pintadas.
“Yo no quiero estar derrotada cuando esta situación pase, porque en algún momento tiene que pasar”, dice Marly Heredia, diseñadora integral y fundadora del colectivo, cuando aparece el tema del ambiente que se vive en el país por las protestas y represión.
Su compañero y cofundador Emil Massieu la acompaña en su sentir. Explica que “contra todo pronóstico, esta es una manera de protestar y seguir haciendo cosas. No podemos dejar el trabajo ni lo que queremos hacer… es nuestra protesta”.
La exposición está conformada por 66 patinetas intervenidas, tres murales y una instalación con elementos urbanos. Las técnicas presentes son collage, pintura al óleo, acrílico, impresión, grabados y serigrafía.
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Pigmento Criollo ha recorrido cinco museos del país con Trestablas. “Inauguramos en Yaracuy en 2015 haciendo una galería sustentable hecha con puras paletas de carga y quedó como la primera galería sustentable en el país. De ahí pasamos a Apure, luego a Barquisimeto, aMérida, Zulia, Falcón y cerramos aquí en Caracas”, explica Massieu
Los artistas que participan en la muestra llegaron al colectivo por una convocatoria entre profesores, estudiantes y algunos artistas cercanos a los fundadores. Luego de su primera exposición y gracias su carácter itinerante, en cada estado se sumaron cada vez más artistas.
A Pigmento Criollo no lo financia ningún ente gubernamental. “Todo ha sido autogestionado y con presupuesto modo bolsillo. Poco a poco, gracias al apoyo de colegas hemos hecho los traslados de las obras a los diferentes museos”, cuentan.
Para poder conseguir espacios, ellos tienen que hacer las gestiones pertinentes luego de elegir aquellos en los que quisieran ser presentados. “Elegimos este porque se ha caracterizado por ser bastante plural y con apertura al área de diseño, así como a propuestas culturales de jóvenes”.
Heredia y Massieu aseguran que Trestablas ha tenido buena receptividad en los museos a los que ha llegado. Estiman que en los dos años ha sido vista por cerca de 20.000 personas.

Un manifiesto por escribirse
Pigmento Colectivo se formó hace tres años, cuando los jóvenes estudiaban en la Universidad Nacional Experimental de Yaracuy (UNEY).
“Queríamos cambiar el ritmo que llevaba la casa de estudios en sus materias extracurriculares. Empezamos a hacer talleres y actividades y poco a poco, gracias a la receptividad, decidimos hacer algo más grande”, señala Heredia.
El colectivo comenzó en formato de fanzine. Luego mutó al formato expositivo y es ese el resultado que han ido mostrando de forma itinerante–en una suerte de galería autosustentable con elementos reciclados– por diversas instituciones del país.
“Al principio esperábamos 30 patinetas intervenidas para organizar la muestra y doblamos el número de piezas para la inauguración. Profesores, estudiantes, artistas… todos se involucraron”, agrega.
Luego de esta primera experiencia –que culmina su recorrido en esta exposición del Museo del Diseño y la Estampa Carlos Druz-Diez– entendieron que esta era el área donde querían desarrollarse: el arte, la gestión cultural.
“La nuestra es una propuesta integradora. Hay participantes de distintas técnicas, ideologías y expresiones artísticas. Cuando egresamos de la universidad sabíamos que no queríamos trabajar en una agencia, así que nos concentramos en esto. Y a medida que fuimos rodando por el país conocimos las posibilidades para trabajar en distintos entornos”.
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Una de las premisas de Pigmento Criollo es que “se puede hacer mucho con poco”. Apuntan a producciones de bajo presupuesto y teniendo presente el tema ecológico.
“No estamos ligados solo a lo urbano, sino a cualquier expresión artística. Apuntamos también a desarrollar el área de museografía y producciones audiovisuales en general”, asegura Adakarina Acosta, quien se sumó al grupo recientemente.
La futura comunicadora social de 22 años de edad agrega que la gestión cultural es un elemento fundamental, más aun en estos momentos de crisis por los que viene atravesando el país desde hace años.
El arte ha sido un motor de expresión para la sociedad. Y aquí la gente sigue trabajando, nos damos cuenta de que hay muchas posibilidades.]]>

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