La venezolana María Belén Fernández trae como propuesta el reciclaje de prendas de segunda mano mediante su transformación. A través de su cuenta en Instagram: @mariabelenfernandezoficial, ofrece minitutoriales sobre cómo modificar piezas de vestir. Una muy buena opción en estos tiempos de cuarentena
Si a los orígenes nos remontamos, deberíamos recordar que la Revolución Industrial nació en las fábricas de lana inglesas del siglo XVIII. La primera máquina en mecanizar el proceso productivo fue la lanzadera volante inventada por John Kay en 1733, que permitió duplicar la capacidad de los tejidos. Ante el alza de la demanda, llegaría la máquina de hilar Spinning Jenny en 1734 y, más adelante, la máquina hiladora Water Frame (1768), que fue la primera en utilizar la energía hidráulica. Desde ese entonces, la mecanización favoreció la producción masiva que, desde los albores del siglo XXI, se ha puesto en tela de juicio a favor del discurso y las acciones que favorecen el medio ambiente. Una diseñadora venezolana es fiel muestra de ello.
De la industria textil se ha derivado la moda, la cual genera alredededor de 10% de las emisiones de CO2 y se ha calculado que arroja 20% de productos tóxicos a los océanos. Un auténtico problema medioambiental.
Con el fin de dar marcha atrás al daño que estas industrias están infligiendo al planeta, han surgido en tiempos recientes las prácticas de reutilización, reciclaje, sostenibilidad y el llamado slow fashion. De esta manera, la moda se viste de verde adoptando diversas prácticas, como el reciclaje de prendas o de telas, la utilización de materiales originalmente no textiles como el plástico, o bien mediante el empleo de materias primas orgánicas.
Moda de lenta digestión
Bajo un concepto similar al «slow food» en gastronomía, Kate Fletcher, investigadora del Centre for Sustainable Fashion del London College of Fashion, definió en 2007 el término «slow fashion«, que redefine las estrategias de diseño, producción, consumo, uso y reúso de la ropa y los accesorios, promoviendo formas éticas y sostenibles.
El slow fashion incluye la adquisición o recuperación de la ropa vintage para darle un segundo debut. Esto significa muchas veces rediseñar las prendas viejas o usadas, comprar a productores pequeños, coser y hacer los accesorios en casa.
Esta reciente filosofía del consumo responsable se opone al fast fashion -la moda rápida masiva-, muchas veces de calidad dudable e irresponsable con el ambiente, pues se sabe de compañías que quemaban lotes inmensos de ropa que no lograban ubicar en el mercado al pasar su «temporada».
Adicionalmente, el slow fashion se alinea con las prácticas del comercio justo, que va en contra de las maquilas y la explotación de la mano de obra en el sector de la moda.
Amar el diseño de moda y la costura
Desde pequeña, la diseñadora María Belén Fernández vio a su mamá trabajar con una máquina de coser. Piensa que de ese ejemplo le vino el gusto por la costura y el diseño moda.
“Estudié ingeniería civil en la UCAB, pero no ejercí, porque lo que me gustaba era la costura. Enseguida cursé diseño de moda en la Academia La Mercedes, a la vez que era aprendiz de la diseñadora francesa Jacqueline Vaillant, quien tenía experiencia como creadora de vestuario para teatro. Una amiga le recomendó explorar laboralmente Venezuela debido al buen gusto de sus damas de alta sociedad.
Entonces Vaillant llenó sus maletas de ropa parisina y se enrumbó a Caracas, constatando que había una pingüe oportunidad de negocio. Iba y venía con prendas y telas hasta que abrió su atelier en Las Mercedes con costureras italianas, españolas y portuguesas con sólida formación en el oficio, para ofrecer vestidos “haute Couture”.
“La conocí y le pedí trabajo”, relata María Belén Fernández. Entonces Vaillant le dijo: “Si vas a trabajar conmigo y te vas a ir a las dos semanas, mejor no lo hagas, piénsalo bien”. Y resulta que la joven se quedó con ella durante casi diez años.
Reinventarse
Más adelante, la diseñadora venezolana viajó a Estados Unidos: “En Miami trabajé por hora haciendo arreglos a piezas de los diseñadores René Moreno y Craig Signer. Con ellos aprendí cómo se manejaba la industria a mayor escala. Debí trabajar para costearme el viaje y la estadía por allá. Fue muy brusco para mí, porque venía de la escuela francesa”.
A su retorno a Venezuela, María Belén Fernández se asoció con una amiga para hacer trajes de baño a la medida. La socia se fue del país y María Belén abrió su atelier especializado en vestidos de novia y de noche, los cuales ha presentado en Lima, en el desfile Flis de Madrid y en la pasarela “Fashion Law Network” del Instituto de la Moda de Madrid en 2017.
La situación del país la ha llevado a reinventarse creando líneas prêt-à-porter, lanzando en 2018 la colección “Deseo” y en 2019 “Guacamaya». Para 2020 se ha atrevido a dar un firme paso hacia el reciclaje y el reúso, en la onda slow fashion.
Renovar el closet con ropa reciclada
La propuesta que trae María Belén Fernández para 2020 se centra en el reciclaje de prendas de segunda mano a través de su transformación. Para ello, ha comenzado a estimular a sus clientas a llevarle la ropa que tienen olvidada en el clóset para otorgarle una nueva vida.
La diseñadora analiza la prenda, que puede personalizar siguiendo las tendencias de la moda actual, o convertirla en una pieza clásica, cuyo estilo perdure en el tiempo.
Para ello, Fernández revisa el tipo de tela, el corte de la vestimenta y conversa con la cliente sobre sus gustos y sobre por qué dejó de utilizarlo. Con estos parámetros, da sus recomendaciones y, consensuadamente, hace las modificaciones hasta lograr el resultado deseado.
La crisis económica venezolana que ha producido el encarecimiento de la ropa y la escasez de telas y materiales de la calidad que antes se encontraban en nuestras tiendas, le da sentido a esta forma de concebir la moda.
Tutoriales en las redes
Como un aporte al público general que desee saber más sobre cómo hacer transformaciones a su ropa, María Belén Fernández comparte a través de su cuenta en Instagram @mariabelenfernandezoficial, videos breves en los que explica paso a paso cómo hacer para modificar una pieza, desde cómo era inicialmente hasta el resultado final. Estos minitutoriales pueden ser muy útiles en estos tiempos de cuarentena en casa.
Por los momentos, para la diseñadora este reciclaje es individualizado y a la medida. No obstante, ha recibido dos invitaciones para presentar próximamente desfiles con las prendas transformadas, exhibiendo en una pantalla el antes y en la pasarela el después.
Lo interesante es darse cuenta sobre qué puede reutilizarse y qué no, y cuál es la manera más práctica de hacerlo para evitar desperdicio de materiales. De esa forma, María Belén Fernández pone en práctica los mandamientos del slow fashion e invita a las venezolanas a seguirlos por economía y por contribuir con la sostenibilidad.
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