Cultura

Guillermo Arriaga: «La cultura de la cancelación va a provocar más y más furias, y estas furias derivan en guerra»

Guillermo Arriaga ganó el último Alfaguara de novela con Salvar el fuego. Una novela fabulosa, con un pulso magnífico, un premio justo

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Guillermo Arriaga, el autor de ‘Amores perros’, ‘Los tres entierros de Melquiades Estrada’ y ‘El salvaje’ es el ganador del último Alfaguara con la exquisita ‘Salvar el fuego’.

Se lo dieron y no pudo recogerlo: Guillermo Arriaga ganó el último Alfaguara de novela con Salvar el fuego. Una novela fabulosa, con un pulso magnífico, un premio justo. Una historia de amor y más: de traición, de claroscuros, de padres e hijos, de deseos que se adhieren a la piel como neopreno. Y la culpa: «La culpa comenzó a invadirme. Yo concentrada en un amorío imposible y mi hijo en terapia intensiva». Una historia de amor, pues; un país y dos mundos: José Cuauhtémoc y Marina. Cuatro años y cuatro meses le llevó escribirla; seis meses lleva siendo la más leída en México.

Portada de ‘Salvar el fuego’ (Alfaguara). | Fuente: Penguin Random House

El escritor y cineasta Guillermo Arriaga y el periodista que aquí escribe tuvieron una charla agradable, distendida, en la distancia inevitable por la pandemia. Entre Ciudad de México y Madrid, Zoom. No hablaron explícitamente de sus cortometrajes, de su famosa colaboración con Iñárritu –Amores perros21 gramos y Babel–, de su leidísima novela El salvaje, de su premio en Cannes por Los tres entierros de Melquiades Estrada, de dirigir a Charlize Theron en Lejos de la tierra quemada –y sin embargo todo sobrevuela–.

Aquí se habla durante cerca de una hora de la violencia en su infancia, su afición a la caza y su amor por los animales, el desprecio de los círculos culturales, su Salvar el fuego, sus autores más queridos –Sam Shepard, Mariana Enríquez, Pedro Juan Gutiérrez, Mircea Cartarescu, etcétera–, el fascismo de closet que es la cultura de la cancelación y, cómo no, charlamos un poquito de fútbol –o futbol– y algo más sobre el acto de escribir. Una perdición incorregible: «Olvídate de si me inspiro o no me inspiro. Es adictivo, Jorge. Es una adicción. Yo no quiero más que estar frente a mi computadora. Es la cosa más divertida del planeta».

Este artículo fue publicado originalmente en The Objective. 

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