Cultura

"Penguin Bloom": así se entrenó a la urraca más tierna del mundo

La película que llegó a Netflix este mes se ha convertido en la consentida de los espectadores por el increíble trabajo de estas aves, que le roban el show a Naomi Watts y Andrew Lincoln. Conoce cómo se grabaron las escenas más geniales de la historia

Publicidad
Penguin
Netflix

En el mes de julio llegó a Latinoamérica «Penguin Bloom», una película que a la calladita se metió en la lista de lo más visto en Netflix. No es difícil adivinar por qué a los usuarios les ha llamado la atención esta tierna historia de amor y superación, protagonizada por Naomi Watts (Samantha Bloom) y Andrew Lincoln (Cameron Bloom) y dirigida por Glendyn Ivin («The Cry»).

La película está basada en el libro Penguin Bloom: The Odd Little Bird Who Saved a Family de 2016, que escribió e ilustró Cameron, un fotógrafo profesional, en colaboración con el autor australiano Bradley Trevor Greive. Ahora bien, si no has visto esta producción, te advertimos que en las siguientes líneas habrán spoilers.

La historia que desencadena los hechos es cierta y ocurrió en 2013: Samantha estaba de vacaciones con su esposo y sus tres hijos pequeños en Tailandia. En el mirador del hotel, Bloom se apoyó contra una barandilla que estaba podrida y cayó más de seis metros. El golpe contra el suelo de concreto le produjo una fractura en el cráneo, perforaciones en los los pulmones y rotura de la columna vertebral.

Sam, como le llaman en la cinta, quedó paralizada del pecho para abajo. Obligada a usar  una silla de ruedas, entró en una fuerte depresión porque no solo no puede volver a practicar su deporte preferido: el surf, sino que se sentía inútil porque dejó de fomar parte de las rutinas diarias de la familia, como preparar las loncheras de los niños.

«Cuando se ve desde una silla de ruedas, el santuario del amor y la comodidad que alguna vez fue familiar se convierte en un paisaje extraño plagado de obstáculos», escribió Bloom en un ensayo muy personal para la revista Time, hace cuatro años. “Nada se sentía bien; ya no me sentía como si perteneciera». Pero una vez que una urraca bebé herida llegó a su vida, todo cambió.

El camino de la historia real al libro y luego al cine comenzó cuando Cameron documentó la presencia de Penguin en sus vidas y publicó unas fotos en Instagram. Esto llamó la atención de la Australian Broadcasting Corporation, que compartió un artículo sobre la familia, lo que finalmente llevó a Cameron Bloom a publicar el libro. Luego, Watts lo leyó y el resto es historia.

Watts leía el libro con sus hijos en la cama, «las imágenes eran tan convincentes y la historia estaba llena de coraje y esperanza», explicó la actriz revista People, sobre las razones para llevar el texto a la gran pantalla. Por eso, además de protagonizar, es productora de la película.

Así comenzó la película de sus vidas

Luego de 7 meses en tratamiento, Sam regresó a su casa en Australia. Pero rápidamente se dio cuenta de que estar cerca del mar, en lugar de darle calma, le produjo desasosiego y aceleró su depresión. «La playa lo era todo para mí. Surfeaba y nadaba todo el tiempo. Ya no podía correr allí como antes del accidente. En ese momento, no quería vivir», le expresó a People.

“No pretendo que seamos la familia más religiosa, pero además de buscar el mejor consejo médico que pudimos, oramos a cualquiera que quisiera escucharnos, pidiendo ayuda”, escribió Cameron en un ensayo fotográfico publicado en The Guardian, en 2016. «Y luego nuestras oraciones fueron respondidas de la manera más inesperada cuando una pequeña urraca, desaliñada y herida entró en nuestras vidas».

Así fue: tres meses después de que Sam regresara a casa, Noah, su hijo de 11 años, encontró a esta bebé herida, bautizada como Penguin por los colores que recordaban a un pingüino. El pequeño pájaro se había caído desde un nido que estaba a más de 18 metros del asfalto. Podría haber fallecido si la familia no se hubiera tomado su cuidado en serio. Lo alimentaban cada dos horas con una comida especial, recetada por expertos y lo mantenían abrigado. «No me di cuenta en ese momento, pero, en cierto modo, nos manteníamos vivos», escribió la señora Bloom.

Al tomarse el tiempo para cuidar a la herida ave, ella se dio cuenta de que se sentía mejor. En la medida que el alado era más independiente, ella deseaba lo mismo.  «Cuando Penguin estaba débil y enferma, Sam la cuidaba con amor para que se recuperara», escribió Cameron en el libro. «Cuando a Sam le costaba moverse, Penguin subía sus niveles de energía».

De tal forma como lo vemos en la película, Sam regresó al agua, primero practicando kayak, cuando Penguin comenzó a mejorar, todo un desafío para alguien con una lesión en la médula espinal. Después, además del kayak y el piragüismo, volvió a surfear. En 2018, Bloom se convirtió en miembro del equipo australiano de surf adaptativo, ganando dos Campeonatos del Mundo de Para Surfing.

Entrenando a una urraca

Sam Bloom comparte con Penguin / Foto: @penguinthemagpie

Probablemente te vas a decepcionar, pero no se trataba de una sola ave ni de dos o tres. Ocho urracas interpretaron a Penguin. Y todas deberían recibir un Oscar por lo naturales que parecen ser sus movimientos y la interacción con los humanos. Obviamente, detrás de ellas está una persona que se encarga de entrenarlas: Paul Mander.

Mander, quien también dirige el Broadwings Raptor Training Centre en Brisbane, en Australia, ha entrenado y trabajado con una gran variedad de especies a lo largo de su carrera, pero le dijo a la web Audubon, que las urracas son aves especialmente juguetonas y curiosas. «Es muy divertido trabajar con ellas. Son muy buenos estudiantes», asegura.

Mander leyó el guion para entrenar y asegurarse de que las aves pudieran hacer las escenas, como robar las bolsitas de té, sentarse en el hombro de los humanos y acostarse boca arriba mientras se abrazan con la familia en la cama. Para ello, utilizó el refuerzo positivo, generalmente apetitosos gusanos. Eso sí, algunas escenas están  generadas por computadora.

Este entrenador asegura que solo tuvo unas pocas semanas para trabajar con las urracas antes de que comenzara la filmación: «Tuve que acelerar gran parte del entrenamiento y pasar mucho tiempo con las aves en las primeras etapas para generar confianza y construir una relación con ellas de modo que cuando las llevamos al set, se sintieran como en casa».

Después pasó un par de semanas con las urracas en el set, el hogar real de la familia Bloom en Nueva Gales del Sur (sureste australiano), para que pudieran sentirse cómodas antes de que aparecieran el elenco y las cámaras. Sin embargo, hubo momentos de improvisación alada. «Tuvimos algunos momentos hermosos en los que los pájaros solo eran pájaros y hacían lo suyo en el set y las cámaras rodaban», dice Mander.

La especie que vemos se llaman científicamente Cracticus tibicen oGymnorhina tibicen​conocidas también como «El verdugo flautista» o urraca canora. Es originaria de Australia y el sur de Nueva Guinea. Existen nueve subespecies: cinco son de lomo blanco y cuatro son de lomo negro, como Penguin. Debido a que se eligió una mezcla de subespecies, algunas tenían sus plumas de colores más claros que Penguin, por lo que se usó un tinte seguro a base de agua para que todas se parecieran. «Pintamos con un pincel y la mayoría de las veces se sientan allí y lo disfrutan porque creen que les estás limpiando las plumas», dice Mander.

A pesar de la bonita relación que se muestra en la pantalla, los expertos recomiendan que no se traten a este tipo de aves como mascotas. Las casas pueden ser dañinas para las aves, no obstante las urracas requieren específicamente de un cuidado diligente, estimulación y un amplio espacio, o pueden volverse agresivas.

Existe un comportamiento de este espécimen llamado swooping, que consiste en que algunos machos territoriales se vuelven agresivos durante la temporada de reproducción y se lanzan a las cabezas de humanos desprevenidos. Pero sucede en un porcentaje muy bajo, según los científicos. Si te mantienes alejado de sus áreas de apareamiento, no deberías preocuparte. Sin embargo, esa agresividad les ha ganado una mala reputación, de allí el valor de la historia de Penguin y la familia Bloom, que «permite a la gente ver un lado muy diferente de las urracas, un lado muy dulce y un lado muy cariñoso», concluye Mander.

Publicidad
Publicidad