Cultura

Pol Vaquero: "El flamenco es un arte del pueblo y por eso nunca morirá"

El destacado bailaor español Pol Vaquero, que tuvo entre sus maestros a Antonio Canales y Farruco y es considerado una de las estrellas del género en España, se encuentra en Venezuela con su espectáculo “Flamenco de aquí y allá”, que este domingo 6 de noviembre presentará en el Centro Cultural BOD

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Desde su debut profesional en el espectáculo Torero, hace 27 años, con la compañía de Antonio Canales, cuando apenas contaba con 16 años de edad, el bailaor español Pol Vaquero, nativo de la andaluza ciudad de Córdoba, ha desarrollado una carrera eminente.

Su desempeño lo ha convertido en uno de los grandes exponentes del género en su especialidad. Varias veces ha sido celebrado por el público y la crítica en todas y cada una de sus presentaciones, dentro y fuera de su país.

De la mano de Canales hizo también otros dos hitos de su trayectoria, Gitano y la versión en clave de baile flamenco de La casa de Bernarda Alba, de Federico García Lorca. De allí a ingresar al Ballet Nacional de España no pasó mucho tiempo. En la emblemática compañía continuó nutriéndose de una sólida formación, que lo llevó, paralelamente y dadas sus cualidades artísticas, a compartir los conocimientos adquiridos a través de la enseñanza. En ambas facetas se desempeña desde entonces con talento y probidad.

A Venezuela llega a presentar su espectáculo Flamenco de aquí y allá, acompañado deGabriel de la Tomasa,cantaor delBallet Nacional de España, y Kilino Jiménez,uno de los más celebrados guitarristas a escala mundial.

Aquí hará gala de su pericia y elaborada técnica con los clásicos palos de esta expresión, desde bulerías, soleás y seguiriyas, hasta alegrías, tangos y fandangos. Ese encuentro será el próximo domingo 6 de noviembre, a las 4 pm. en el Centro Cultural BOD.

Polifacético por excelencia, Pol es recordado por su participación estelar en el videoclip de Corazón Partío, el gran éxito de Alejandro Sanz, así como por haber desfilado y bailado en la Pasarela Cibeles -el fashion show más relevante de la moda española- con el diseñador Francis Montesinos. Todo ello, sin contar con los numerosos programas de televisión y transmisiones especiales que lo han tenido como invitado.

Destellos de una trayectoria

Desde muy niño, a los 10 años de edad, comenzó estudios de danza en el Real Conservatorio de Córdoba, en las disciplinas de danza clásica, contemporánea, española y flamenco. En 1998 bailó como solista en las obras Medea, Galaica y Ritmos del Ballet Nacional de España y en 1999 emprendió una gira de un año como integrante de la compañía del guitarrista Vicente Amigo, que lo llevaría a Japón, Portugal, Israel y España, entre otros países.

Llegado el nuevo siglo, de 2001 a 2006 colaboró de nuevo con su maestro, Antonio Canales, e intervino como solista y primer bailarín en el Ballet Nacional de España bajo la dirección de José Antonio, hasta que en 2007 estrenó su propio espectáculo en Barcelona, que tituló Antojo. Después de la capital catalana, emprende una larga gira y posteriormente estrena otro espectáculo suyo, Tres por flamenco.

Pol Vaquero es docente y bailarín con 27 años de trayectoria. Foto cortesía Beatrix Mexi Molnar

Es intensa su actividad con su propia compañía, pero también como artista invitado en otros grupos de renombre. En 2019, protagonizó la nueva puesta en escena de Torero, con el Ballet de Antonio Canales, pieza que ha llevado a diferentes escenarios de Latinoamérica, Estados Unidos y Europa.

Su proyección internacional como bailarín la comparte impartiendo cursos y clases magistrales en diferentes instituciones, como la madrileña Universidad del Flamenco.

La eterna vida del flamenco

En entrevista con El Estímulo, Pol Vaquero dio detalles del espectáculo que ofrecerá en Caracas, que ya ha presentado en Barquisimeto y Valencia.

—Es un espectáculo que se concibe desde el cariño, el respeto y el amor al flamenco tradicional. Traigo un guitarrista conmigo, que es Kilino Jiménez, y un cantaor, Gabriel de la Tomasa, que son los que me amparan y mis escuderos, para compartir y entregar el corazón a todos los espectadores. Es un espectáculo flamenco lleno de cariño, de amor y de pasión,

—¿Dónde, cómo y cuándo surge su vocación por la danza? ¿Cuáles han sido sus maestros y referentes?

—Como buen español, jugaba al fútbol todo el tiempo. Y de repente un día vi un espectáculo de flamenco en una verbena de calle, en Andalucía, y ahí comenzó mi amor por el género. Luego, ya después, pasé a mis referentes, que fueron Javier Latorre, mi primer maestro, Antonio Canales y Farruco. Y en mujeres, tuve a Manuela Carrasco y Juana Amaya. Todos ellos me encandilaron para empezar esta aventura que es mi vida y que es el flamenco.

El bailaor fue alumno de Antonio Canales y perteneció al Ballet Nacional de España. Foto cortesía Beatrix Mexi Molnar

—¿A qué atribuye la eterna vigencia del flamenco?

—En que es un arte del pueblo, que va con él, por eso nunca morirá, porque es de la gente llana y está en todos los lugares de España: en un bar, en una fiesta, en un aniversario, en el rumbeo. Por ello creo que el flamenco tiene muchísima vida.

Inspiradora cotidianidad

—¿Qué lo inspira a la hora de acometer y emprender un nuevo proyecto artístico?

—Mi inspiración puede ser cualquier cosa que me enamore: una playa, una canción, alguna acción de mi hija. Cualquier cosa es motivo de inspiración y, sobre todo, de involucrar al resto del mundo para que conozca el flamenco. Esa también es una de las inspiraciones por la que hago mis espectáculos.

—Si tuviera que mencionar los mejores momentos de su carrera, ¿cuáles señalaría?

—Sin duda alguna, el momento más especial de mi vida fue cuando Antonio Canales me eligió para su compañía en 1996. Yo era un crío, sólo tenía 16 años, y fue el momento más especial. Me tembló todo el cuerpo cuando Antonio llamó a mis padres y les dijo que si ellos aceptaban que yo me fuese a Madrid a su compañía. Ese fue el momento en el que mi vida cambió. Por ese momento me dedico al flamenco y puedo vivir de esto.

Otro de los episodios muy importantes fue cuando ingresé al Ballet Nacional de España. Porque todo niño que comienza carrera, y lo hace en un conservatorio, como yo comencé también, la máxima aspiración es poder formar parte del Ballet Nacional de España, ya que después de esa institución, a nivel estatal, no hay otra más importante. Pude ingresar allí a mis 18 años.

Comenzó a estudiar danza a los 10 años. Foto cortesía Beatrix Mexi Molnar

Luego hubo tantos otros, como cuando el guitarrista Vicente Amigo me llamó para su show y estuve un año de gira. En 27 años de carrera me han pasado episodios maravillosos. Sería muy difícil etiquetar todos y seleccionar los más relevantes. Pero yo creo que estos son los más importantes: mis comienzos con Antonio Canales y mi ingreso al Ballet Nacional de España.

Bailar con intuición y técnica

—¿Cuándo surge su inclinación como maestro de la danza flamenca? ¿Qué lo llevó a ello?

—Bueno, eso va surgiendo poco a poco. Comienzo muy joven y solo quería bailar, bailar y bailar. Entonces me proponen dar clases y así comienza todo. Fue algo progresivo, no hay un momento concreto que yo recuerde. Pero sí ya fue un poquito más avanzado, a los 23, 24 años, cuando comienzan a pedirme que imparta clases a alumnos y a compañeros.

—¿Cómo canalizar un arte como el suyo cuando de transmitir sus experiencias se trata? ¿Cómo conjugar lo intuitivo con lo técnico?

—Se consigue a base de mucho estudio, de mucho trabajo. Cuando ya tienes una técnica, puedes soltar el pensamiento y que todo se una, los sentimientos con la técnica. La única manera que hay de transmitir eso al público es trabajando mucho, pasando largas horas de ensayo, de estudio y aún así nunca terminas de conseguir llegar a ese culmen, de poder disfrutar y a la vez no pensar. Eso es lo más complicado y para ello se necesitan muchísimas horas de trabajo, porque esto no es un hobby, esto es una carrera, una profesión. Y hay que tomársela muy en serio, estudiar mucho: seis, siete, ocho horas diarias y aún así se queda corto.

—¿Similitudes y diferencias entre el público de Latinoamérica y el de España?

—La similitud es la pasión. Somos gente de sangre caliente, que nos gusta disfrutar, conversar; gente muy hogareña, que tendemos la mano a todo el mundo. La diferencia es que acá no tienen tanto flamenco como en España, creo que ese sería un poquito el déficit que pudiera ver: el no tener tantas posibilidades de estudiar con tantos maestros como tenemos en España.

“El éxtasis es ser feliz en el escenario”

—¿Algún proyecto artístico previsto para el futuro inmediato?

—Soy una persona que no se impone metas. Mi vida siempre es una meta y estoy dispuesto a lo que venga, a lo que surja. Como te comenté antes, de cualquier situación puede salir un espectáculo. No soy de los que me pongo a escribir y creo sobre algo. A mí me gusta captar cosas y llenarme de algo para poder hacer un espectáculo, porque si no el espectáculo sería una mentira, un corta y pega; como hoy en día se hace todo, por computador. No soy una persona que me ponga a idear y a inventar, prefiero que las situaciones me influyan y a raíz de ahí crear algo, porque creo que eso sí tiene una base sólida y coherente.

—¿Cuál es su compromiso como artista?

—Mi compromiso como artista es entregar el corazón, dar todo lo que pueda dar de mí y ser feliz en el escenario. Eso es lo más importante. Cuando llegas a conseguir ser feliz encima del escenario, creo que no hay nada más bonito. Eso es llegar al éxtasis.

‘Mi compromiso como artista es entregar el corazón y dar todo lo que pueda’.  Foto cortesía Beatrix Mexi Molnar

—¿Se considera un hombre afortunado?

—Muy afortunado, porque para mí la fortuna está en el corazón y en los sentimientos. No es más feliz el que más tiene, sino el que menos necesita. Partiendo de esa base, soy multimillonario. Me siento muy afortunado de poder trabajar de lo que me gusta y que la gente valore mi trabajo. Creo que no hay nada más bonito y más afortunado que eso.

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