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“La huérfana: Primer asesinato”, la precuela inesperada

La precuela del éxito del 2009 es una historia que muestra, con una inteligencia poco común, los orígenes de su personaje. De nuevo, la mujer capaz de hacerse pasar por una niña es un enigma, pero más incómodo y repugnante

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la huérfana

En el 2009, el director Jaume Collet-Serra creó con “La huérfana” una fábula de terror inquietante que, de inmediato, se convirtió en un clásico discreto. La historia de Esther (Isabelle Fuhrman), una niña abandonada en apariencia frágil que resultaba ser una mujer adulta y además, una asesina despiadada, aterrorizó y sorprendió a la audiencia. No solo por su insólita premisa, también por el hecho de que enlazó la noción sobre el mal a algo mucho más urgente que la mera idea de un engaño. ¿Lo terrorífico puede pasar inadvertido?

La pregunta no se respondió del todo en la película. De hecho, buena parte del argumento basa su éxito en permitir al espectador analizar la posibilidad desde varios puntos de vista. ¿Podría ocurrir algo semejante? La interrogante se repitió en foros de fanáticos y después, en la inevitable sombra de una narración retorcida que cobró valor con la década. ¿Qué provocó que una criatura infame y perversa pudiera manipular a una familia entera?

No obstante, las capas de repugnante incomodidad del film iban mucho más allá. ¿Podría ocurrirle a cualquiera un juego de violencia y tensión sexual tan abrumador como deshumanizante? Uno de los puntos altos del guion es no brindar explicación sencilla -quizás, ninguna- a la posibilidad. De modo que Esther, con su rostro pálido y su expresión furiosa, se convirtió en epítome de un nuevo tipo de terror.

Un escenario inexplicable

“La huérfana: Primer asesinato”, de William Brent Bell, deja claras dos cosas desde el comienzo. Una es que lo que hace a Esther (de nuevo interpretada por Fuhrman) una asesina implacable y cruel, no es la historia que lleva a cuestas. Al otro extremo, que el origen del comportamiento del personaje es perturbador en su sencillez: quiere matar. Lo hace porque alberga un impulso adulto de gratificación violenta. Nada más.

Se trata de algo que descubrirán muy pronto los Albright, la familia que ahora tendrá que lidiar con el horror que el film sugiere. La infelicidad que atormenta a sus miembros será la forma en la  que Esther podrá atacarles. Una trama de celos sexuales, violencia y miedo que terminará en un escenario sangriento. 

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Podría parecer que se trata de otra versión de la primera y exitosa producción, pero en realidad es algo más profundo. “La huérfana: Primer asesinato” explora a Esther como una psicópata que aprendió que su poder era una temeridad colérica. Sin sentimientos, sin otra perspectiva que convertirse en un depredador con el rostro de una niña, el personaje es más temible que nunca.

Mucho más cuando Isabelle Fuhrman repite el papel que interpretó a los once años y la puesta en escena brinda un tono cuidadoso de continuidad. Por curioso que parezca, la película no utiliza efectos digitales, sino juegos de cámaras bien pensados para crear su atmósfera. De nuevo Esther tiene once años y es una criatura terrorífica bajo la capa de su inocencia.

Bajo una máscara de ingenuidad

A diferencia de otros tantos argumentos que narran las historias centrales de personajes violentos, el film evita la tentación de justificar o humanizar. Al contrario, se concentra en la posibilidad de que el mal en Esther sea un hecho natural. Podría parecer una premisa trillada si el guion de David Coggeshall fuera menos hábil en mostrar lo que sostiene la psicología de la historia. Una, basada en la posibilidad de que todo lo que se narró en el primer film sea solo la consecuencia directa del primero. Un asesino con método necesita un lugar para ensayar sus errores y es, precisamente, en lo que la precuela profundiza.

“La huérfana: Primer asesinato” atraviesa todos los puntos que insinuó su predecesora. Lo cual deja claro que el comportamiento de su personaje es el resultado de algo más que un incidente casual con consecuencias sangrientas. Un elemento esencial para comprender por qué la producción se diferencia de otras tantas en su tipo. Esta no es la exploración de los sufrimientos de Esther, aunque se les menciona, ni de las circunstancias que la rodearon, de los padres que le abandonaron o del punto crítico que la transformó en una criatura desalmada.

En lugar de eso, la historia toma decisiones inteligentes sobre el contexto que rodea a un criminal. ¿Cómo ideó Esther un truco macabro que engañó a una familia entera? La respuesta es obvia: ya lo había hecho antes. Pero la asesina que muestra el film del 2022 es mucho más torpe en la manipulación de lo que será en el futuro. El argumento aprovecha la idea de una personalidad maligna en formación para sostener la densa complejidad que lo define.

Una búsqueda del centro delhorror

El director toma la inquietante idea de la primera película y retrocede para comprender, a la distancia, la evolución de Esther. Eso implica que el film da algunas explicaciones de contexto sobre ella. Pero su efectividad no se basa en eso. Al contrario, el conflicto está más enfocado en ilustrar la circunstancia de que se construyó a sí misma, que la asesina temible y capaz de destrozar a una familia de una forma sigilosa y pérfida, es el resultado de su determinación para sobrevivir.

¿Eso quiere decir que el poder maligno de Esther surge del abandono o el dolor? “La huérfana: Primer asesinato”no cae en la lástima para explorar en su personaje. En realidad es una astuta reflexión sobre la crueldad convertida en un arma bien medida. Al igual que utiliza su hipopituitarismo para valerse de la inocencia de otros, el personaje manipula la debilidad de otros a su favor. 

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Es un intercambio siniestro que convierte al personaje en una figura poderosa que se oculta bajo una identidad falsa. Pero el film también hace un recorrido bien construido acerca del miedo, la dominación y al final, la oscuridad interior como una forma de poder.

Esther regresará

A medida que la narración avanza es evidente que el director no desea que el misterio se diluya. De modo que evita reiterar lo obvio -lo peligrosa que es Esther- y se enfoca en la posibilidad de una crueldad espontánea. En las decisiones que tomará, los errores que cometerá y al final, en su improbable triunfo. El hecho de que la actriz vuelva a interpretar a su personaje permite al argumento tomar salvedades y decisiones conscientes. La historia retrocedió en el tiempo, pero en esencia, es el mismo dilema: ¿qué convirtió a Esther en lo que es?

Desde el escape del centro psiquiátrico en Estonia que menciona en la primera película, hasta una nueva familia que debe enfrentar un horror inesperado, “La huérfana: Primer asesinato”corre un riesgo considerable al duplicar la fórmula que hizo famosa a la producción original. Pero la premisa, que demostró en la película del 2009 una dualidad grotesca, en su nueva versión es mucho más compleja. La asesina se muestra como un misterio que se desgrana de a poco en dimensiones de lo perverso que sorprenden al completarse entre sí.

Sin embargo, el guion la muestra cuando aún podía sentir miedo, punto que la diferencia de su versión futura. Una capa de interés para comprender que su comportamiento –maldad- es una de sus tantas facetas. Grietas en una máscara que la hacen cada vez más temible y brutal. Por último, una puerta abierta a lo que vendrá después, cuando sepa todo lo que es capaz de lograr. Esther regresará y el resultado de ese retorno ya es parte de la historia del cine.

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