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Sin Cate Blanchett no existe Lydia Tár

Tocó el piano, aprendió alemán, estudió dirección de orquesta y -lo más importante- desentrañó la esencia del personaje Lydia Tár para hacerlo real. En cines desde el 9 de febrero

oscar 2023
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“Este guion fue escrito para una artista: Cate Blanchett. Si ella hubiera dicho que no, la película nunca habría visto la luz”, dice el guionista, productor y director Todd Field sobre «Tár» y su protagonista: “Esto no sorprenderá a los cinéfilos, aficionados o no. Después de todo, ella es una maestra suprema. Aun así, mientras hacíamos la película, la habilidad sobrehumana y la verosimilitud de Cate era algo realmente asombroso de contemplar. Ella superó todas las expectativas. El privilegio de colaborar con una artista de este calibre es algo imposible de describir adecuadamente. En todos los sentidos posibles, esta es la película de Cate”.

Lydia Tár es la directora de la Orquesta Filarmónica de Berlín. En la película, conocemos al personaje en la cúspide de su carrera, mientras prepara el lanzamiento de un libro y la muy esperada dirección en vivo de la Quinta Sinfonía de Mahler. A lo largo de las semanas siguientes, su vida comienza a desmoronarse de un modo singularmente moderno. El resultado es un examen mordaz del poder, y de su impacto y durabilidad en la sociedad actual.

“Aunque alguna vez Tár vivió una vida dedicada al arte, ahora se encuentra dirigiendo una institución que deja al descubierto sus propias debilidades y devociones, convenciendo a los demás de seguir sus reglas solo para violarlas ella misma, con una aparente falta de conciencia en sí misma. Pero, como diría Janet Malcolm, ‘ser consciente de tu falta, no te libera de la responsabilidad’”, explica el director Todd Field.

“Al igual que muchas de las personas que tienen posiciones de autoridad, que respiran el aire enrarecido de las orquestas titulares como las de Alemania, Tár es enigmática”, dice Cate Blanchett: “Para mí eso fue un reto a la hora de dar vida al personaje y encontrar los momentos que permitieran al público conectarse con su experiencia, porque ella es una mujer que realmente no se conoce a sí misma”. 

Fuera del podio, la vida de Tár consiste en una relación duradera con la concertino de la Orquesta Sinfónica de Berlín Sharon Goodnow (Nina Hoss); ambas crían a su hija siria adoptiva Petra (Mila Bogojevic), en un moderno hogar berlinés. Tár mantiene una estrecha relación con su mentor y predecesor Andris Davis (Julian Glover), quien la ayuda a desenvolverse en las intrincadas complejidades de su puesto. Y ella misma es mentora de Francesca Lentini (Noémie Merlant), su joven asistente que espera convertirse algún día en la directora de propia orquesta.

Tár

Ella todo lo puede

«Cate y yo empezamos a trabajar juntos en septiembre de 2020», relata Field. «Ella hizo otras dos películas mientras se preparaba para hacer ‘Tár'». Trabajaba durante el día y me llamaba por la noche, añadiendo varias horas de trabajo a su día. Aprendió alemán, a tocar el piano —sí, Cate es quien toca el piano, cada una de las notas de las obras— y realizó una impresionante cantidad de investigación. Es una absoluta autodidacta, y consiguió hacer más cosas durante un año —recordemos que mientras eso pasaba hizo otras dos películas —que las que Lydia Tár habría realizado en 25 años».

El ritmo y la capacidad de trabajo de Blanchett lo deslumbró: “Durante la producción ella no dormía. Después de un día de rodaje se sentaba en el piano, aprendía alemán, practicaba el acento estadounidense, o tomaba una lección de técnica de la batuta y patrón de ritmo. Pasó su ‘día libre’ en una pista de carreras trazada con las dimensiones exactas de la rotonda de Alexanderplatz para ensayar una escena con Nina Hoss, mientras daba volantazos y frenaba a 100 kilómetros por hora entre ocho autos conducidos por dobles. No había absolutamente nada que pudiéramos pedirle, que ella no pudiera hacer. Ella puso muy alto el estándar para todos y tuvimos que hacer todo lo posible para tratar de seguirle el ritmo”.

Blanchett disfrutó de la carga intelectual del guion de Field, pero conectó con la historia, ante todo, a un nivel instintivo y humano. “Me di cuenta de que había muchas, muchas capas que quitar cuando yo, junto con el público, descubría quién era este fascinante enigma de Lydia Tár. Todd ha creado una criatura absolutamente única”.

A Blanchett también le fascinaron las cualidades musicales rítmicas del libreto y el enfoque único de Todd para representar al personaje.

“Yo me centro mucho en el lenguaje y cuando leí el guion, había muchos puntos de referencia con los que simplemente no estaba familiarizada. Sabía que tenía que entenderlos por dentro y por fuera para que el público confiara en que el personaje sabía exactamente de qué estaba hablando en todo momento. Curiosamente, el público no necesita conocer estas referencias en absoluto: solo necesita saber que Lydia es una genio”.

A fondo

“Me fascinó este retrato de una mujer que se desmorona, pero también respondí al guion a nivel rítmico a través de la música”, explica Blanchett: “Para mí, como actriz, la música suele ser la clave para desbloquear un personaje o la atmósfera para encontrar una conexión con la historia. La película de Todd estaba turbocargada de energía en este sentido”.

Para Field y Blanchett, trabajar juntos antes de que iniciara la producción se volvió un ejercicio para generar la atmósfera y para trabajar en la construcción del mundo y el desarrollo del personaje. “Fuimos encontrando cosas juntos y recorrimos el material, llegando más allá de lo que contenía”, explica Blanchett. “Todd es el colaborador más intrépido y abierto con el que alguna vez podrías esperar trabajar. Yo tenía una idea loca y él la tomaba en cuenta; y me enviaba un mensaje de texto a las 2 de la mañana que decía: ‘Creo que sé cómo hacer que esto funcione’. Era asombrosamente inventivo. Llevamos a los personajes más allá cuando empezamos a plantearnos grandes preguntas, como: ‘¿Qué ES un proceso?; ¿Hasta qué punto son transaccionales las relaciones en el guion?; ¿Todos los personajes son cómplices para que estas estructuras de poder sigan funcionando?; ¿Es posible sentirse cómodo cuando se intenta llevar a un grupo de personas a un lugar nuevo?; Nos encanta admirar a los grandes, pero ¿nos gusta igualmente verlos caer?’. Estas conversaciones también ayudaron a dar forma a Lydia. Muchos de nuestros grandes relatos se han derrumbado, y me fascinaron esas personas cuyas preocupaciones son grandiosas y exageradas, pero que históricamente no han tenido acceso a tal grandeza. ¿Qué pasa con las grandes personas que quieren llegar a la grandeza del pasado en la minucia del presente?”.

“Cate ingirió el guion, lo memorizó de cabo a rabo y luego profundizó en él”, dice Field. “Ella quería averiguar de dónde procedía todo lo que había en la órbita de Tár, así que cuando empezamos a filmar, sabía lo mismo que yo —de hecho, había ido más allá de lo que yo sabía. Me corregía durante los ensayos y expresaba que se decía MTT, y no Michael Tilson Thomas”.

“Dirigir una orquesta no es tarea fácil, y me quedé boquiabierta del enorme esfuerzo que Cate puso en su interpretación a través de todas las influencias que había llevado al personaje, y cómo se las arregló para crear a alguien completamente nuevo y original que también se sintiera totalmente auténtico y fiel a la vida real”, dice la ahora actriz Sophie Kauer, que en la vida real es una violonchelista que interpreta a la joven rusa Olga Metkina.

“Mi punto de partida fue la clase magistral de Ilya Musin y el desgarrador documental sobre Antonia Brico”, explica Blanchett. “Observé a Claudio Abbado, Carlos Kleiber, Emmanuelle Haim y Bernard Haitink para averiguar quién no era Tár, pero también para saber quién aspiraba a ser. La dirección de orquesta es un lenguaje, un acto colosal de comunicación creativa. Es tan plenamente idiosincrásico y personal. El lenguaje gestual fue un gran portal para mí hacia la mentalidad de un maestro de la música, pero también para mostrarme cómo se movía por el mundo”.

Blanchett se formó a fondo con la directora de orquesta Natalie Murray Beale, pero se apresura a señalar que “la formación para este papel requirió lecciones de piano, acentos e idiomas. Todas las cosas mecánicas prácticas dentro del conjunto de habilidades de este personaje que sin embargo, no son el personaje. Esta no es una película que se limita a la dirección de orquesta. Eso es algo esencial que hace el personaje, como respirar. El verdadero reto para mí como intérprete fue meterme en la cabeza de alguien ajeno a sí mismo. Ella ha olvidado, se ha alejado del ‘¿Por qué?’ y al tratar de establecer un legado, ha roto la conexión con la música. Tár es alguien con un poderoso crítico interior que inconscientemente se adhiere a la idea de que si eres perfecto, nadie puede hacerte daño. Pero, por supuesto, la perfección es imposible en el arte. El arte está lleno de imperfecciones y zonas grises, y ahí está el problema”.

Tár
Fotos: Cortesía de Universal Pictures

“Yo entendí, a mi manera, cómo era dirigir una importante institución cultural”, dice Blanchett, quien fue codirectora artística y codirectora general de la Compañía de Teatro de Sídney con su esposo, Andrew Upton, durante casi una década. “Tener ese nivel de responsabilidad cultural y física puede ser inmensamente solitario e ingrato a veces, tanto como puede ser el mayor reto de tu carrera. El 70% de nuestro tiempo como artistas lo pasamos dirigiendo la propia organización. El edificio, el cronograma, los patrocinadores, la interfaz con el público y, por supuesto, el manejo de la política de la empresa, los recursos humanos y la financiación gubernamental”.

Esa experiencia ayudó a la actriz ganadora del Premio de la Academia a comprender el funcionamiento interno de un conjunto artístico y el de un personaje exigente y a menudo volátil que usa ambos sombreros en una orquesta alemana.

“La responsabilidad creativa y física recae absolutamente en nosotros, y cuando asumimos el cargo, sacamos el escritorio de nuestra oficina y consultamos a profundidad con nuestro personal sobre las decisiones artísticas. Estoy segura de que al principio, muchos de los que estaban acostumbrados a un enfoque más jerárquico pensaron: ‘No saben lo que hacen’. No estaban acostumbrados a trabajar de forma más democrática. Tradicionalmente, el mundo de la música clásica, como muchas instituciones, no tiene un acuerdo como éste. De Tár, por ejemplo, se espera que ella forje sola su camino. Como directora de orquesta, la música fluye a través de ella, pero no hay referencias de personas en su posición. Los únicos ejemplos han sido los grandes tiranos del canon clásico, como Wilhelm Furtwangler y Herbert von Karajan”.

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