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"Cuando acecha la maldad": final explicado de la joya de terror disponible en Netflix

Esta película argentina llega a Netflix con excelentes comentarios y varios premios internacionales ganados. Sin embargo, la trama tiene muchos giros, algunos difíciles de comprender. Aquí los explicamos

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Precedida por los los premios de la crítica y del público en festival de cine fantástico, en Francia, «Cuando acecha la maldad» llega a Netflix. La película de 2023 destaca por la manera gráfica en la que representa una posesión demoníaca que inicia en un pueblo de Argentina y corre el peligro de extenderse por todo el país, y por ende, por la humanidad.

Dirigida por el argentino Demián Rugna, reconocido por «Aterrados» (2017) otra gran obra de terror, «Cuando acecha la maldad» empieza como un duelo psicológico. ¿Es verdad que alguien fue poseído o es solo una enfermedad poco comprendida en un contexto rural? El espectador no tardará en encontrar respuesta a esa interrogante.

Sin embargo, hay muchas cosas que suceden en este filme y que no son fáciles de consumir, sobre todo porque pasan en medio de esa violencia gráfica que desconcierta a las personas de estómagos sensibles. En las próximas líneas vamos a aclarar todas esas preguntas que la cinta de Rugna genera. Advertimos, obviamente, que vienen spoilers.

¿Una maldición, un contagio o un exorcismo?

Una de las preguntas que más se hacen los espectadores es por qué la llamada «maldad» se extiende del pueblo a la ciudad. Todo inicia en la zona rural en la que conviven los hermanos, Jimi (Demián Salomón) y Pedro (Ezequiel Rodríguez). La película comienza cuando ellos escuchan unos disparos. Al principio creen que se trata de un cazador, pero luego advierten que fueron demasiados. El cazador suele usar solo uno o dos cartuchos para derribar a cualquier animal, por grande que sea.

Los hermanos deciden entonces salir a la mañana siguiente, para averiguar qué pasó. Al hacerlo, encuentran el cadáver de un hombre, cortado en dos partes, desde la cintura. También hallan unas herramientas peculiares. Como expertos en explorar la maleza, y por una foto encontrada, siguen el rastro del posible destino de la víctima, eso les lleva a una casa de una conocida, María Elena.

María Elena aclara lo sucedido, relatando una historia realmente difícil de creer: que su hijo mayor, Uriel, había sido poseído «por el mal» y se estaba pudriendo. A ese estado le llaman «embichado». Esto porque en teoría podría salir de su estómago «un bicho». Para solventar esta situación, ella contactó a un «limpiador», que para nuestro consumo podría ser un chamán o exorcista local. No obstante, esa persona fue la que los hermanos encontraron partida en dos mitades en la carretera.

Superados por la situación, Pedro y Jimi acuden a una persona más inteligente que ellos y con mayor poder: el vecino, Ruiz. El terrateniente enfrenta una situación compleja: tiene a la esposa embarazada. Deciden entre los tres una solución temporal: llevar lo más lejos posible el cuerpo «embichado» Uriel. Sin embargo, tras evitar un accidente, el cuerpo del poseído se cae de la camioneta.

Como el cuerpo es muy pesado y está en muy mal estado, deciden dejar a Uriel tirado. En ese punto, están a unas millas de la casa de María Elena. Esta decisión significará el inicio de una serie de muertes, empezando por el propio Ruiz y su esposa embarazada. Los decesos empiezan con la posesión de una cabra, del rebaño que cuida Ruiz. El hacendado mata al animal al notar un comportamiento extraño y el rostro deformado.

El espectador luego sabrá que no se puede ejecutar a una entidad poseída usando balas (por eso hay un rito que se intenta al final de la cinta). Y además, que el uso de pólvora «contagiará» al que ejecute el arma. Es por eso que la cabra no tiene miedo frente a la escopeta y se acerca al cañón. De esta acción, el terrateniente y su esposa son poseídos. Y mueren de manera trágica. Él a manos de ella -hacha mediante- y ella hiriéndose hasta la muerte con el mismo instrumento.

Un detalle clave: cuando Ruiz conoce a Uriel, el «infectado» le profetiza que tanto él como su esposa embarazada morirán. ¿Cómo podía saberlo? Es probable que el demonio que habita en el cuerpo del poseído sabía que los habitantes de este pueblo no tenían idea de a qué se estaban enfrentando o cómo detenerlo. Mucho menos cómo se propaga lo que llaman «el mal». Pero esto resulta paradójico, porque una y otra vez en la historia se repite que no se debe matar a un «embichado» de manera inapropiada.

En conclusión, «Cuando acecha la maldad» no explica exactamente la naturaleza de las cosas. Solo sabemos que con Uriel comienza una ola de muertes, motivadas primero porque no se deshacen del cuerpo de manera apropiada (después se nos informa que debían hacer un ritual). Además, los habitantes del pueblo propagan esa «maldad» de diferentes formas: usando pólvora y llevando consigo cosas o escuchando voces de los propios poseídos. Por lo tanto, es una combinación de elementos de terror que el director, Rugna, combina. Eso sí, muchas veces a capricho y sin mucho sentido.

Pedro y Sabrina: elementos clave

En determinado momento, debido a la repetición de situaciones que llevan a las muertes, se entiende que no se puede acabar con los «embichados» con balas y la pólvora solo sirve de unión entre el infectado y el ejecutor. También en la cinta son muy específicos sobre una regla: al salir de un lugar infectado por «la maldad», se debe dejar atrás todas las posesiones, incluida la ropa. Por esa razón, Pedro, al ir a la casa de su exesposa, Sabrina, para intentar salvarla y a los hijos, termina condenándolos.

Explicamos lo anterior: cuando Pedro llega a la casa de Sabrina, pide ropa nueva para cambiarse. Pero ya lleva encima «la maldad». Tras cambiarse, el perro empieza a olfatear las prendas, contagiándose de la violencia que muestran los poseídos. De allí que el animal ataque primero a la niña más pequeña, fruto del segundo matrimonio de Sabrina. El padre de esa niña le dispara al can, extendiendo la posesión. Luego, este mismo personaje atropella a Sabrina y su hija y se suicida.

En este ambiente de locura, Pedro aparentemente logra evitar que Santino y Jair, sus dos hijos con Sabrina, sean poseídos o atacados. Se reencuentra de nuevo con Jimi, quien ha recogido a la madre de ambos. La progenitora no entiende nada de lo que está pasando y duda de todo. Incluso recibe una llamada de Sabrina, pero es Pedro quien escucha. Y la poseída le advierte que ella buscará a sus hijos, estén donde estén.

En este contexto, tenemos información sobre lo que ha pasado con el matrimonio de Pedro y Sabrina en el pasado. Todo se remonta a la crisis que tuvieron durante el nacimiento del primogénito, Jair, que es autista. Una versión es que Pedro no aceptaba la condición de su hijo y no solo lo abandonó, sino que había decidido matarlo. La familia lo impidió. Por otra parte, se cuela que Sabrina tuvo amoríos con otros hombres y se insinúa que incluso estuvo físicamente con su cuñado, Jimi.

¿Por qué el director lanza toda esta información? Es probable que quiera dejar por sentado que «el mal» ya rondaba en esta familia, en el comportamiento de cada individuo. Otra razón podría ser que para «el mal» es más fácil instalarse en medio de la corrupción moral o en círculos problemáticos. Una última opción es que simplemente sea una referencia para decir que no hay salvación para un grupo ya corrompido, una metáfora del mundo.

¿Cómo se detiene el mal? Mirta sabe

Como venimos diciendo, esta producción tiene muchos giros y sorpresas. Una de ellas es que Jimi conoce a una persona que supuestamente sabe de este tipo de casos, pues ya se había enfrentado a varios «embichados». Se llama Mirta y fue amante de Jimi. Resulta que ella era una embaucadora religiosa y con su esposo, un supuesto pastor, crearon una iglesia para aprovecharse de la gente.

Los embaucadores enfrentaron un caso de posesión en Buenos Aires. Sin embargo, no le dieron la importancia que debía, y la situación se salió fuera de control. Ella creía que era un castigo por haberse aprovechado de la fe de los feligreses (de nuevo, el director hace una referencia a la moral para mostrar lo corrupto de este mundo). En todo caso, Mirta cuenta que unos monjes les enseñaron cómo detener al «mal». Debían asesinar al «embichado» antes de que diera a luz a un niño, que encarnaría la maldad absoluta. Para matar al poseído se debían usar ciertos instrumentos que fueron los que los hermanos encontraron al inicio de la película, cuando hallaron el cadáver mutilado.

Al mismo tiempo, mientras los espectadores consumimos toda esta información, suceden más asesinatos macabros y situaciones espeluznantes. Por ejemplo, aparece Sabrina en la casa de Mirta y se lleva a Santino, niño al que mata y luego ingiere partes de ese cuerpo (sumando el canibalismo a este caótico escenario). Además, Jair sale milagrosamente de su condición de autista. Mirta dice que la explicación es sencilla: ya fue poseído. Naturalmente, ni Pedro ni Jimi quieren enfrentarlo y no le hacen caso.

En este punto queda claro que los hermanos no tienen otra opción: deben encontrar el cuerpo de Uriel y realizar el ritual como los monjes le habían enseñado a Mirta. El tema es: ¿dónde buscar el cuerpo? Mirta da un nuevo giro a la historia: resulta que «el mal» y los niños se atraen, según ella. Entonces habría que buscarlo en una escuela. Y demuestra tiene razón.

En efecto, en la escuela del pueblo sí está Uriel, a punto de dar a luz a la criatura más temible del mundo. Los niños parecen dispuestos a ayudar a Pedro y Mirta, en un principio, sin embargo, cualquier espectador avezado se dará cuenta de que algo huele mal. Y así es como engañan al protagonista, al que lleven a buscar un hacha, mientras «la maldad» asesina a la exreligiosa. Los niños se confabulan con la maldad y así el «embichado» pare al niño que será pura maldad.

¿Triunfa el mal al final?

Una vez que Pedro sabe que perdió la batalla para realizar el rito, regresa a casa con el único hijo que le queda vivo: Jair, quien parece retomar su condición de autista. Por eso, su padre le saca un mechón de pelo y una cadena de la boca. Esto solo quiere decir que Jair había matado a su abuela y se la había comido. Al mismo tiempo, Jimi va al granero y allí encuentra al hermano menor de Uriel. Resulta que este joven se había estado escondiendo en la casa de Pedro. Y la razón termina de aclarar y definir la película.

El hermanito de Uriel confiesa que mató al exorcista. Como justificación, dice que «una voz» dentro de su cabeza se lo había exigido. Inferimos que «el mal» ya había sido transmitido entre la familia. Y no solo eso, también ingirió partes del cuerpo del asesinado (otras se las dio a los cerdos) y de la madre, María Elena. Finalmente, se recuerda que una de las maneras de enfrentar a estas posesiones es impedir que «la maldad» te llene de miedo e invada tu mente. Aparentemente eso es lo que les ha permitido a Pedro y Jaime llegar hasta este cierre sin mostrar síntomas. Sin embargo, todo su alrededor ha sido contaminado, de manera que terminan llorando de la impotencia. Saben que el mal ha triunfado y tarde o temprano, de cualquier forma, les alcanzará.

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