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Las lecciones que dejó el crowdfunding de Efecto Cocuyo

Planificar la campaña desde el primer día, invertir en un equipo que la maneje y no enfocarse en la meta del dinero son algunas de las recomendaciones de las líderes. La experiencia de financiamiento colectivo del proyecto periodístico logró recaudar 35% de la meta en dólares, pero dos meses después vale el doble en bolívares.

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La periodista Laura Weffer cuenta que entendió el concepto del crowdfunding en un viaje a un seminario de periodismo sobre emprendimiento e investigación a Praga: «Una de las organizadoras del evento me dijo que en vez de regalar unas franelas que había llevado para unos amigos con el estampado de Efecto Cocuyo, las íbamos a subastar en el encuentro». Allí comenzó su aprendizaje y la campaña de Efecto Cocuyo que hizo resonar en Venezuela y en el exterior el mensaje sobre cómo se come esto del financiamiento colaborativo.

En Venezuela, se conocía poco el concepto del crowdfunding: un modelo de financiación colectiva que consiste en convencer a una gran cantidad de personas para que contribuyan con pequeños aportes de dinero el pago de un proyecto particular (un libro, un disco, un viaje para participar en una competencia deportiva) o de un bien común ( la remodelación de una escuela o una campaña para defender la matanza de perros callejeros).

Hay decenas de plataformas de crowdfunding en el mundo. Entre las más conocidas y exitosas están Kickstarter e Indiegogo. También existe Catarse (brasileña), Idea.me (latinoamericana) y para proyectos periodísticos, Contributoria, Beacon y Patreon, entre otras.

En los últimos dos años, hubo tres campañas europeas relacionadas con el periodismo que consiguieron más de un millón de euros cada una: De Correspondent, en Holanda; Krutreporter, en Alemania y El Español, en España, según reporta la Red Global de Periodistas de Investigación.

Y en Colombia, por ejemplo, el portal periodístico La Silla Vacía usa el modelo para financiar algunos de sus reportajes o proyectos de mejora y llama a su comunidad de donantes «Súperamigos».

Una historia corta en Venezuela

Desde hace siete meses, existe en Venezuela la página de financiamiento colaborativo en bolívares Patrocinarte. Pero antes de esto, en el mundo del cine y los videos ya se habían hecho campañas de este tipo, sobre plataformas de crowdfunding en dólares. La más conocida hasta ahora era la de La Casa del Ritmo, la película del director ecuatoriano José Miguel Marín, quien recibió poco más de los 30.000 dólares que necesitaba para terminar el filme acerca de Los Amigos Invisibles.

La de Efecto Cocuyo no es la primera campaña de crowdfunding que se ha hecho en el ámbito periodístico venezolano. Ese hito es para Armando.Info, una página de periodismo de investigación. Pero la resonancia la ha hecho trascender.

Dos días después de cerrar esta campaña, tanto Laura Weffer como Luz Mely Reyes, líderes de este proyecto, se sienten satisfechas, menos por el dinero recaudado y más por el conocimiento que les dejó la experiencia y la comunidad que lograron crear alrededor del periodismo independiente.

Así resumieron lo aprendido:

Se habían planteado recaudar en dos meses 75.000 dólares, pero consiguieron 26.428. Mucho dinero, pero menos de la mitad de la meta. ¿Sobre la base de qué hicieron el cálculo y para qué les alcanzará?

LW: La meta equivalía a lo que necesitábamos para sustentar dos años el proyecto, con el equipo pequeño que tenemos. Pero hace dos meses, cuando arrancamos, el dólar estaba en 150 bolívares. Hoy vale 274 bolívares. Es casi el doble. Ese es uno de los escasos beneficios de este régimen monetario que tenemos.

¿Pero les alcanzará para sobrevivir?

LW: Esta es una de las vías de financiamiento que exploramos. Vamos a hacer otra campaña de crowdfunding en bolívares, porque mucha gente quería colaborar y no pudo o no quiso gastar sus dólares.

¿De qué países donaron más?

LW: De Estados Unidos, específicamente Miami, y de Venezuela. Nos impresionó que aunque la campaña fue en dólares, muchos venezolanos residentes en el paí usaron su cupo en dólares o sus tarjetas internacionales para dar dinero a la campaña. Eso nos compromete muchísimo con lo que tenemos por delante.

¿Qué fue lo más difícil?

LW: Generar confianza para que la gente aportara su dinero al proyecto. En Venezuela, la gente no está acostumbrada a donar. Tampoco confían en las plataformas de crowdfunding (de las cuales hay muchas en el mundo). Por eso nos convertimos en unas evangelizadoras. A donde llegábamos, le explicábamos a la gente, mandamos cartas personalizadas e hicimos toda la campaña en digital y redes sociales.

LR: Usar las redes sociales conjuntamente con el contacto directo con las personas dio un resultado interesante y fue efectivo.

¿Cómo fue ese contacto directo?

LW: Lo primero que hicimos fue identificar las ciudades donde había más venezolanos y planificamos viajar o pasar por esas ciudades: Madrid y Miami. Aprovechamos la oportunidad de que recibimos una invitación al seminario de periodismo en Praga, pasamos por Madrid, nos quedamos en casa de amigos y conversamos con medios latinos pequeños. En Miami, sí contratamos a alguien que nos hizo el contacto para tener 15 entrevistas en medios. Pasamos pocos días yendo de un medio a otro.

¿Qué recomendaciones darían a quienes piensan explorar la vía del financiamiento colectivo?

LR: El crowdfunding requiere de una especialización y por eso es necesario hacer la inversión necesaria en un equipo mínimo que se encargue de hacer seguimiento de los donantes, para generar confianza. Que diseñe y presente los mensajes que sirvan de inspiración y motivación. En nuestro caso, Víctor Hugo Febres, esposo de Laura, se encargó de producir el video, llevar las redes sociales, conseguir entrevistas y redactar las cartas que hicimos para pedir la colaboración.

LW: También recomendamos planificar lo que se va a hacer desde el primer día de la campaña hasta el último, y que hay que ser flexible para reaccionar a tiempo para cambiar ese plan en lo que sea necesario.

Hubo 294 personas que confiaron en ustedes. Que esperan que cumplan con unas recompensas.¿Qué viene ahora?

LW: Estamos en proceso de organizarnos, porque esta campaña fue agotadora: un 25 x7. El reto más grande que tenemos es hacer la revista a fin de año, pero ya nos estamos preparando. También diseñamos un newsletter con las noticias más importantes de la semana.

LR: Vamos a crear un consejo de lectores virtuales en el que participarían los donantes de manera rotativa. A ellos les vamos a consultar nuestra agenda informativa.

¿Qué aprendieron?

LR: Que hay que tener conciencia de las redes de solidaridad que se crean con una campaña como esta. Nada se puede hacer en solitario. Gran parte del capital es social. Por lo menos, en lo que se refiere a un medio que busca ser permanente.

LW: La otra recomendación fundamental que daría es no enfocarse en el dinero. Nosotras teníamos claro que nuestra meta era darle visibilidad al proyecto y que la gente se sintiera comprometida con lo que queremos de Efecto Cocuyo. Lo más bonito fue recibir los mensajes de personas que nos dijeron que éramos una esperanza para el país, porque demostrábamos que se podían hacer cosas de una manera diferente, rompiendo el molde.

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