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El exorcismo de Gerald Espinoza no es permanente

El artista caraqueño presenta hasta el 3 de abril su última exposición en el Centro Cultural Chacao que reúne pinturas, dibujos y videos inéditos, reflejando un cambio de estética en su trabajo.

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FOTOGRAFÍAS: ANDREA HERNÁNDEZ

Gerald Espinoza asegura vivir desde 2015 una especie de exorcismo. Desde que presentó varias obras plásticas en una galería caraqueña, el artista cuenta que se está replanteando su trabajo artístico, muy conocido por las ilustraciones para libros infantiles, que lo lleva a experimentar con piezas para «todo público».

De esos cambios creativos nació «Nada es permanente», la exposición que toma hasta abril las dos salas de La Caja en el Centro Cultural Chacao, donde se congregan más de 30 obras abstractas que exploran la transformación de la pintura en el campo digital.

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La muestra reúne 17 pinturas, 14 collage y dos video-instalaciones que nacieron en seis meses, a partir de los retazos de imágenes que Espinoza encontró en su computadora.

Luego de hacer decenas de intervenciones con la herramienta del Photoshop, el artista logró las imágenes que son exhibidas como una especie de diario personal. Un catálogo personalizado en la que se interpretan espacios cotidianos, piezas publicitarias o hasta un ansiado paquete de la Harina PAN.

«Esto no es una exposición de cosas tecnológicas, sino una exhibición que interpreta la actualidad», asegura el artista, cuyos trabajos como ilustrador infantil estuvieron en la lista de los «libros más bellos del mundo» por The White Ravens en 2005.

Para lograr su exposición, Espinoza trabajó en el campo virtual. Sentado en su computadora, seleccionó trazos de imágenes y las intervino digitalmente. Luego dio texturas a las imágenes al aplicar acrílicos. «Quería darles otra visión, una nueva interpretación. Lo que quería era mostrar collages; formas que dijeran algo», recuerda.

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Bajo la curación de Alberto Asprino, la muestra «Nada Permanente» le ha permitido a Espinoza explorar nuevos caminos en su propuesta artística. Dice que la exposición le ha permitido volver a investigar sobre las artes plásticas.

«Creo que esto es el inicio de algo. Me permitió un cambio de estética y me abrió un camino para investigar».

A pesar de los cambios que experimenta en su proceso creativo, Espinoza asegura que no abandonará la ilustración. Un proyecto de «cómic abstracto» con temas para adultos y un trabajo junto Reyva Franco -su esposa y con quien realizó el libro «Perro picado»- se encuentran en sus trabajos inmediatos.

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«A pesar de lo exigente que es el mundo de las artes plásticas y las galerías, el público infantil es de lo más exigente que hay. Ello siempre piden más y eso me gusta», agrega el artista, quien no esconde estar disfrutando de su «exorcismo» creativo.

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