De Interés

#DíadeLaDanza Taconear en Caracas como si no hubiera mañana

El baile es un arte del que no escapa ni el más rígido y austero. Mover el cuerpo al ritmo de sonidos y resonancias es algo innato en las personas. 

Publicidad
Fotos internas: Alejandro Cremades

Los pies comienzan a acelerarse por sí solos al son de una salsa, o las caderas se sacuden involuntariamente cuando un «leo leo leee, repícame los tambores», suena en los tímpanos. Hasta el filósofo alemán Friedrich Nietzsche decía que un día sin bailar era una día perdido. Cuando se habla de la danza como arte el concepto se extiende más allá  de compases contagiosos y vibraciones al aire. Zapatillas que se alzan en punta, pies descalzos que se mueven al son de una fogata o tacones de tachuelas que golpean el piso y hacen resonar los sótanos más remotos.
Hay un género que taconea como si no hubiera mañana y es el flamenco. Un baile del siglo XVIII tan antiguo como las ciudades y villas agrarias de la Baja Andalucía. En el 2010 la Unesco lo declaró  patrimonio cultural inmaterial de la humanidad, y aunque sus inicios se arraigan a la Andalucía de España ya es un baile internacional que se practica en todo el mundo. En Venezuela, flamencas como Gabriela Reyes reafirman aquello de que el mundo necesita gente que ame lo que hace. Ella podría pasar por gitana pero es caraqueña de nacimiento. La apodan canela gitana y desde los 16 años no ha hecho otra cosa que taconear, batir sus faldas y girar las manos.
Flamenco EE 3
La incursión en la gimnasia y la danza desde pequeña la guiaron hacia su pasión. Comenzó estudiando educación, una decisión pasajera que dejó cuando conoció de primera mano el baile del flamenco. Su formación como «bailaora» la recibió en la capital, de la mano de profesores locales y españoles que en los años 90 venían a impartir cursos. El siguiente paso fue España, la cuna del flamenco. Desde entonces ha pasado por academias, ha armado sus propios grupos y ha tenido su época como solista. Hoy en día se afirma agente libre, buscando propuestas e imponiendo fusiones que salen de las fronteras.
El flamenco está de moda, o por lo menos así lo afirma Gabriela, quien en la ciudad ejerce como directora académica de la Academia de Tatiana Reina en la sede del Centro Comercial Vizcaya. Su formación ya traspasó muros y tradiciones, su trabajo es conocido en España, Florida y Venezuela.
«Mi preparación más fuerte fue en Pasión Flamenca, también tuve una primera experiencia con Marissa y Esteban y con Javier Trujillo. En España estudié con Meche Esmeralda, Manuel Liñán y Candela Soto en Madrid, y en Sevilla, con La Farruca (madre de el famoso bailaor Juan Manuel Fernández Montoya, mejor conocido como Farruquito). Tuve experiencias en Aruba con la compañía de Siudy Garrido y hace tres años pude ir a Florida  a impartir cursillos».
Aunque puede ser poco notorio para quienes no se mueven en este mundo, en Venezuela los lugares nocturnos y «tablaos» o tarimas de madera especialmente dispuestas para el género, tienen su público y espacio en la ciudad. Y es que el flamenco también se aprende viendo, por eso también hay tanto aficionado. Gabriela recuerda que en Caracas hay muchas academias que se dedican a instruir en el arte de taconear. «Aunque es costoso por la indumentaria que requiere, los restaurantes o teatros con tablaos como la sala Rocío Jaleo en El Hatillo todavía reserva sus agendas para nosotros los bailaores. Aquí hay mucho talento y preparación, gente que siempre está pendiente de brindar lo mejor de sí mismo como artista para dejar una semilla en la sociedad».
El flamenco es como el vino
Lo que a esta gitana caraqueña le enamoró del baile fue su versatilidad. «El ballet tiene su forma de cuerpo, pero el flamenco lo bailan japoneses, chinos, blancos, alemanes, gente de todas las edades, eso me gustó porque me iba permitir poderme dedicar mucho más tiempo de lo que se puede dedicar una bailarina de ballet o una gimnasta a la carrera”.
El flamenco es como el vino, mientras más tiempo pasa más conoces sobre el «cante» o sobre los «palos», nombre que reciben los distintos estilos dentro del género.
Cuando en el flamenco llega el duende significa que algo estás haciendo bien. Este es un término en el género que representa un éxtasis misterioso  que todos sienten y que ningún filósofo explica, así lo explicaba el poeta andaluz Federico García Lorca.
“ Llega un momento que te quedas como en un cuarto negro, se te olvida que estás en escena, te pierdes por completo, sientes como un fuego interior y te pierdes. Se te pone la piel de gallina, no sabes donde estás y ese momento tan especial a veces llega durante el baile o es muy cortico, le llaman «el duende» que es algo casi sobrenatural,  no se puede explicar con palabras», dice La Canela.

Como en toda disciplina las exigencias no son pocas. El flamenco pide dedicación y constancia para su ejecución. Las coreografías demandan horas de preparación, acoplar todos los músculos del cuerpo al ritmo de la música, mover las faldas, llevar la cuenta del taconeo requiere una sincronización perfecta que se une a la historia de los «palos» o canciones que cuentan desde festejos hasta historias sobre guerras o exilios.
En el país europeo en ocasiones diferencian peyorativamente a los flamencos de los gitanos. Gabriela sería una «payo», es decir alguien que no es de la raza de sangre gitana y de casta, sin embargo fácilmente puede pasar por una española de etnias romaní. «A mi me  preguntaban si era gitana o si era de Córdoba, pero cuando hablaba me decían ‘ah venezolana, Caracas, la novela cristal, ya el acento te delata’ «, recuerda.
Para una flamenca en Venezuela las oportunidades no sobran pero tampoco escasean. Las nuevas generaciones de bailadores vienen «fuerte y con ganas», el camino de andar en solitario es más difícil porque implica producir eventos propios y tener una visión de un proceso en donde darse a conocer al público nunca se detiene. «En mi caso fueron muchos estudios, reunir dinero para irme a España a estudiar, hacerme una imagen, vestidos, vídeos, fotos. Si se puede hacer lo que uno ama, pero debes enfocarte», afirma con entusiasmo.
Zapatos que pisan una mensualidad
La indumentaria para bailar flamenco es costosa y no tan fácil de conseguir. Lo más importante son los zapatos, que son especializados y cuando se piden para profesionales buscarlos afuera es la mejor opción, hasta por Mercado libre se pueden conseguir las mallas y las faldas. En Venezuela todavía hay muchas tiendas especializadas en la venta de estos accesorios, fábricas y personas que se dedican a coser vestidos especiales cuyos precios pueden duplicar una mensualidad base.
El zapato de flamenco puede costar hasta Bs 40mil. Las faldas mínimo Bs 12mil  y las mallas dependiendo del material pueden llegar a costar lo mismo que los tacones. Luego están los accesorios especiales: la flor, la peineta, el mantoncillos, los faralaos.
Un jaleo de Canela Gitana
A toda flamenca profesional le colocan un apodo, este es impuesto por alguien más, nunca por la misma bailadora y es un momento especial que puede aterrizar a cualquier edad. A Gabriela la llaman la Canela Reyes o la Canela Gitana. En pleno baile de tablao con la reconocida maestra del flamenco Siudy Garrido el nombre llegó sin ser llamado. «Vamos que esos colores canelas guapos», le convidaron los presentes, cuando se bajó del escenario «Siudy mamá» la bautizó como Canela Gitana. «Hasta el sol de hoy me dicen la canela, canelita cane, ya casi no me llaman Gabriela».
Gabriela Reyes se presenta en el Festival de Tribal el  próximo 29 de mayo a las 2pm en la sala Jose Félix Rivas del Teatro Teresa Carreño. Este sábado 30 de abril estará en Carabobo en el Festival de Valencia donde se congregan todos los géneros. El mismo día bailará en Bullas, un local nocturno de jalas y tapas de Valencia.
Flamenco EE 1
«Leamos y bailemos. Estas dos diversiones no harán nunca daño al mundo», Voltaire.]]>

Publicidad
Publicidad