Deportes

¿Qué salió mal en Río y cuál es el plan de Venezuela para Tokio 2020?

Venezuela consiguió una medalla de plata, dos de bronce y 12 diplomas, reeditando el palmarés de Los Ángeles 1984. No obstante, las condiciones no son las mismas. El crecimiento de la delegación, más no de los resultados, evidencia la falta de planificación de los entes reguladores del deporte venezolano, que no va a la par del desarrollo de sus similares en Latinoamérica. Toca una revisión profunda.

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Fotografías:

Los Ángeles 1984 fue, antes de Río, la edición que vio la mejor actuación de Venezuela en los Juegos Olímpicos. La delegación nativa asistió a la justa con 26 atletas, en una edición marcada por el boicot de 16 países.

Diez deportes brindaron a los criollos la oportunidad de demostrar sus habilidades. Fueron Rafael Vidal, en natación; y Omar Catarí y Marcelino Bolívar, en boxeo, quienes enaltecieron el tricolor en tierras estadounidenses. Tras esta hazaña, transcurrieron siete ediciones para que Venezuela sumara, nuevamente, tres preseas en su palmarés.

Tres atletas: Yulimar Rojas, Yoel Finol y Stefany Hernández consiguieron subirse al podio y brindar al país la alegría de ver ondear la bandera en Río. Ocho representantes más escribieron su nombre entre los mejores ocho del mundo, para totalizar 12 diplomas, superando por uno los pronósticos del Comité Olímpico Venezolano, pero no los de Mindeporte, que vaticinaba 26 pergaminos.

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La actuación le mereció a Venezuela el puesto 65 del medallero; 25 peldaños por debajo de su ubicación en Los Ángeles, donde culminó 40.

Esta vez, los resultados llegaron con 334% más atletas, cifra que –aunque no resta mérito a los logros de los jóvenes medallistas criollos- deja claro el retroceso del desempeño de Venezuela en la magna justa deportiva.

¿Cuáles podrían ser las causas? Enumeramos algunas:

– Deterioro de la infraestructura: Venezuela no cuenta con recintos deportivos aptos para el entrenamiento de los atletas criollos. No hay que ir muy lejos para comprobarlo.

Tan sólo en la capital del país, en las adyacencias de Mindeporte, instalaciones como la pista del Brígido Iriarte, el complejo Parque Naciones Unidas e, incluso, gimnasios del Instituto Nacional de Deportes, no cumplen con los requisitos mínimos para entrenamientos a tope. Su precario estado perjudica el plan de trabajo de las delegaciones distritales y, por ende, el de las nacionales.

La situación se replica en el interior del país, y la discrepancia con respecto a otras naciones es abismal.

– Falta de fogueo internacional: esgrimistas, corredores, arqueros y clavadistas sufrieron las consecuencias de la desorganización en la repartición de recursos.

Mientras la mayoría de los atletas cumplían su plan de trabajo en suelo foráneo, un pequeño grupo de deportistas debió entrenar en casa con más deficiencias que ventajas.

Pese a la alta suma invertida por Venezuela en la preparación de la delegación nativa, que alcanzó los 150 millones de dólares, varios representantes criollos manifestaron no haber contado con fogueo en el exterior, ni con condiciones adecuadas en el país.

Competir así, por ejemplo, contra Colombia –el rival más cercano de la nación- estaba cuesta arriba, considerando los avances en materia deportiva de su similar latinoamericano, que abarca desde programas especiales de financiamiento a las carreras de sus deportistas más representativos hasta la construcción de recintos avalados, incluso, por las federaciones internacionales.

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– Escaso seguimiento de la evolución de los atletas: «Yo tenía nueve meses sin verlo (a su entrenador), y obviamente es una desventaja tener que hacer en 20 días cambios técnicos que normalmente toman tres meses, y si no te adaptas, entonces volver a lo que hacías antes», declaraba Leidys Brito, representante criolla de tiro con arco, en el marco de la celebración de los Juegos Olímpicos, donde no avanzó a las rondas decisivas.

Su testimonio no es el único que revela la falta de interés de los entes deportivos con respecto a la búsqueda de resultados, basándose en el desarrollo de los atletas durante sus prácticas.

Erwin Maldonado, atleta de aguas abiertas, debió vender su vehículo para costear su participación en eventos internacionales. Como era de esperar, sus recursos sólo alcanzaron para tres meses de fogueo. Luego, solo tuvo la oportunidad de entrenar tres meses más para la prueba. ¿El resultado? Penúltimo lugar en la primera ronda.

“Me entrené en Ecuador, recibí ayuda del COV y del Ministerio de Deporte, pero tarde. No tuve paz y tranquilidad”, afirmó.

Queda en evidencia que verificar la evolución del atleta durante el ciclo, no es un aspecto relevante para las entidades reguladoras del ámbito deportivo nacional.

¿Hay relevo?

De los 147 atletas que conformaron la delegación colombiana en Río, al menos 100 asistían por primera vez a la magna cita, según el Comité Olímpico Colombiano. El país cafetero ha mostrado un interés importante en fomentar el deporte y la actividad física en cada departamento del país, con el objetivo de captar talentos emergentes y desarrollarlos para suplir el espacio de los veteranos.

La fórmula parece haber funcionado.

En Venezuela, las tres medallas conseguidas en Río fueron concretadas por jóvenes. Yulimar, de 20 años; Yoel, de 19 y Stefany, de 25. Otros merecedores de diplomas cumplen la misma condición. Betzabeth Argüello y Edgar Contreras, que se quedaron a sólo un punto del bronce, cuentan con 25 y 23 años, respectivamente.

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El proio Contreras apoyaba dicha premisa, días antes de partir a Río, a sus primeros JJOO. “Creo que trabajar con las nuevas generaciones del taekwondo fue fundamental, y pienso que deberían seguir haciéndolo. Ciertos pesos deberían dar paso a la generación de relevo”.

Los cinco atletas tienen aún muchos años de carrera por delante, y podrían ser la esperanza para Tokio 2020. Tal vez es hora de enfocarse en el desarrollo de generaciones de relevo, que repliquen su actuación en futuras ediciones.

Diplomas: reconocimiento y gloria

Venezuela superó en Río el número de diplomas obtenido en Londres 2012. Tras traer nueve pergaminos a casa en la pasada edición, los nativos concretaron 12 reconocimientos en Río.

Los diplomas olímpicos son lauros otorgados a los competidores ubicados entre el tercer y octavo peldaño de la clasificación final de cada disciplina, y a los merecedores de medalla, cuyo título cuenta con condiciones especiales.

De acuerdo con los organizadores de Río 2016, se produjeron alrededor de 37.347 diplomas de premiación, hechos en papel afiligranado de la Casa de la Moneda de Brasil con el sello FSC (Consejo de Administración Forestal), que garantiza que el papel proviene de madera legal.

El pergamino es de tamaño A3,  tiene el sello dorado para el primer lugar, plateado para el segundo lugar, color bronce para el tercer lugar y verde para los deportistas que se ubicaron en las posiciones restantes.

Lleva impresos los cinco anillos olímpicos y el logotipo de Río 2016, además del nombre del deportista y el lugar que ocupó en su disciplina, las firmas del presidente del Comité Olímpico Internacional y del presidente del comité organizador de las Olimpiadas.

En Latinoamérica, el balance fue positivo. Colombia concretó 22 diplomas, superando las expectativas de su comité. Argentina, se alzó con 15; México con 21, Cuba con 20 y Ecuador con 4.

En cuanto al medallero, la región también brilló, consiguiendo la mayor cantidad de preseas doradas de la historia, con las participaciones de Brasil (7-6-6), Cuba (5-2-4), Colombia (3-2-3), Argentina (3-1-0) y Puerto Rico, que concretó su primera medalla de oro de por vida.

A planificar para Tokio 2020

Río 2016 ya es historia. No obstante, es importante revisar la actuación de los venezolanos para determinar un plan de trabajo eficiente que potencie los deportes que protagonizaron actuaciones discretas, y que mantenga a aquellos que brindaron oportunidades a los nativos.

La esgrima fue, sin duda, de las actuaciones menos gratas, tomando en cuenta las expectativas generadas por la defensa del título olímpico de Rubén Limardo, quien además portó el estandarte en el desfile inaugural.

Tras una exigente preparación en Polonia, y un ciclo de ensueño, donde alcanzó cima del podio en el Campeonato Mundial de Buenos Aires, en 2013; la presea de plata del Mundial de Budapest, Hungría; y el oro en la categoría individual de los Juegos Panamericanos de Toronto, el guayanés se proyectaba como una de las grandes esperanzas de la delegación.

Sin embargo, cayó por 15-5 frente a un rival conocido, Ayman Fayez, a quien había derrotado en la primera ronda en Londres 2012. El egipcio lo sacó de competencia temprano, en la ronda de 32, acabando con las ansias de Limardo de reeditar su triunfo.

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“Discúlpame Venezuela. Les di un triunfo hace cuatro años, pero hoy no fue así. Así es el deporte, unas veces se gana y otras se pierde”, expresó el espadista, evidentemente afectado.

En la modalidad por equipos se ubicaron octavos para asegurar el diploma en la disciplina. El combinado conformado por Rubén y Francisco Limardo, Silvio Fernández y Kevin Cañas, fueron monarcas de los Juegos Panamericanos de Toronto 2015, y dueños del podio en el reciente Campeonato Panamericano de la disciplina, celebrado en Panamá.

Pese a la popularidad que adquirió la esgrima tras la presea de oro de Limardo, aún es complicado hablar de una generación de relevo para los criollos, pues la falta de espacios óptimos para su práctica –que el mismo Limardo advirtió durante su estadía en Venezuela para el abanderamiento- y los altos costos de los implementos, dificultan su masificación en el territorio nacional.

¿Decepción o mucho optimismo?

El baloncesto también sorprendió negativamente a los fanáticos, mas no a los conocedores de la disciplina. Con un grupo repleto de potencias: Francia, USA, Serbia, China y Australia, el combinado dirigido por Néstor “Ché” García, no generó grandes expectativas en los entes deportivos del país.

Pese a su triunfo en el Preolímpico de México, y su más reciente conquista, en el Campeonato Suramericano, disputado en el Poliedro de Caracas, los nativos afrontarían en Río un reto mayor.

La federación lo sabía, y de la mano de Mindeporte, costeó un exhaustivo plan de trabajo, que incluyó encuentros de fogueo en España, contra equipos conformados por profesionales con experiencia en la ACB y LEB, principales ligas del territorio ibérico, donde culminaron con cuatro triunfos y un empate.

Asimismo, la delegación disputó en Lituania, choques amistosos contra los anfitriones, Bielorrusia y Holanda, dejando saldo de una victoria y dos derrotas.

El último choque de preparación para Río fue la muestra de los que le esperaba a los criollos en su segunda participación en los JJOO. Los locales cedieron por 85-40 ante la selección de Estados Unidos.

En Río, sin embargo, Venezuela se despidió de la contienda con registro de cuatro derrotas en cinco choques, que los ubicó en el décimo peldaño. Más que las caídas, lo que sí dejó una interrogante sobre el verdadero potencial del quinteto fueron las abultadas derrotas ante la conocida Estados Unidos (113-69), Francia (96 -56) y Australia (81-56),

BASKETBOLE

Deportes acuáticos, por su parte, se ubicó, en la mayoría de las pruebas, entre los peldaños 19 y 35 de la clasificación general, a excepción del octavo puesto de Carlos Claverie en la semifinal de los 200 m pecho, otra muestra del desempeño de las generaciones más jóvenes.

La lucha, por el contrario, tras clasificar a una histórica delegación de nueve atletas, aportó dos diplomas, de la mano de Betzabeth Argüello y Pedro Ceballos, protagonizando la mejor actuación de la disciplina criolla en los JJOO, pese la abultada derrota de varios de sus integrantes.

Atletismo ofreció también un balance positivo. La medalla de Yulimar Rojas en salto triple, el acceso de Nercely Soto a la semifinal de los 200 m planos y el décimo lugar de Rosa Rodríguez en lanzamiento de martillo dejaron buen sabor de boca.

No obstante, casos como el de Alberth Bravo, quien finalizó en el 35° peldaño de los 400 m planos, pese a haber conseguido un diploma en Londres 2012 o el de José Peña, que bajó del puesto 16 (Londres) al 22 (Río) en los 3000 m con obstáculos, dejan claro que hay aspectos por revisar y problemas por solucionar.

No es casualidad que Bravo, precisamente, haya denunciado en reiteradas oportunidades falta de recursos, implementos y un óptimo entrenamiento durante el ciclo olímpico.

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El boxeo, donde cinco de ocho púgiles fueron debutantes, dio la sorpresa con la presea broncínea de Yoel Finol, quien no figuraba en los pronósticos, a diferencia de Gabriel Maestre, que se despidió con diploma. Cuatro de ocho peleadores se ubicaron en los primeros 10 puestos.

Jessica López fue de las más representativas de la delegación, al traer dos diplomas a casa. Sin embargo, y pese a la expansión de la gimnasia artística en Venezuela, no existe para ella una generación de relevo.

¿Qué hará el ministerio para mejorar el panorama?

Desde agosto de 2015, el presidente del Instituto Nacional de Deportes, Pedro Infante –quien aún figuraba como ministro para la fecha- aseguró que su despacho ya trabajaba en la planificación de los dos siguientes ciclos olímpicos.

Una suma global de 2.473 millones de bolívares, provenientes del Fondo Nacional del Deporte, fueron asignados para la justa en Río, Tokio y la edición del 2024.

Asimismo, el Plan de Masificación Deportiva, que lidera el directivo, fue oficializado en noviembre del año pasado. Con el objetivo de fomentar el deporte en el país, este plan se desarrollará en 1.135 parroquias, de los 335 municipios.

Contará con el respaldo de 11 mil profesores de educación física y 4 mil 600 colaboradores de Barrio Adentro Deportivo, y se enfocará, principalmente en disciplinas como el ajedrez, atletismo y gimnasia, banderas del programa, junto a la realización de evaluaciones antropométricas en escuelas y liceos, que permitirán tener una mejor valoración del talento emergente venezolano, afirma Infante.

“Estamos iniciando la aplicación de las pruebas, que vamos a hacer dos veces todos los años”, aseguraba el directivo en noviembre. “Nuestra intención es medir en los niños y estudiantes quiénes son los más rápidos, fuertes, flexibles y los más altos, para identificar los posibles talentos e incorporarlos a escuelas deportivas de manera sistemática, lo que permitirá tener una buena cantera”.

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El presidente Nicolás Maduro, por su parte, al recibir a los atetas, aseguró: «Ustedes llevarán en sus hombros una responsabilidad cuando salen a competir, pero también deben convertirse en creadores de una escuela venezolana de cara a su disciplina deportiva para empezar a formar a los más pequeños. Cuenten con todo el apoyo del Gobierno para abrir escuelas de preparación con vistas Tokio 2020 y más allá».

Acotó el mandatario que había aprobado «todo el esfuerzo para que comiencen la preparación para los próximos Juegos» y convocó a entrenadores y deportistas a una reunión el próximo 30 de agosto para discutir el plan de preparación de los próximos cuatros años.

El ciclo, sin embargo, es empinado. Cada día que pasa sin una ruta, es una ventaja para los rivales y un día menos de entrenamiento para los atletas.

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