De Interés

La gallera de El Silencio: entre el pico y la espuela

Incursionamos en uno de los centros de las más peculiares y criollas costumbres: las galleras. La gallera de El Silencio en definitiva es el ejemplo de los lugares en donde el frenesí criollo cobra vida. Tradición y crudeza son motivo de conmoción y alboroto

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FOTOGRAFÍAS: HÉCTOR TREJO

Quizá resulta intimidante el hecho de que nuestro lente fotográfico y la neófita observación de quien suscribe puedan molestar a cualquiera de los concurrentes al lugar. Pero no. La atención sobre el juego no puede ser descuidada. Más bien. Luce correcto, según el estándar autóctono, posar con un gallo fino delante del que no conoce. Genera orgullo para el dueño. Hay prestigio en toda la movida. Una sociedad secreta que alega cultura a gritos ante todo, que la exige en términos propios, se salta un descarnado motivo de dolor con cierto olor a sangre, vida y muerte pululando entre picos, espuelas, plumas que vuelan y varían entre las coberturas de un zarpazo forrado de oro, de metal pulido, de convicciones enredadas en pleno ruedo en torno al triunfo y la pérdida. La vida misma reflejada en picotazos obligatorios. Y en un negocio avícola de alta factura.

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