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Así fue como un forfeit terminó en 4 años de suspensión al voleibol

El Embraer Lineage 1000 habilitado a última hora por el gobierno nacional para tratar de evitar la debacle en el Grand Prix Mundial no cumplió su misión. Luego de día y medio de espera en Sao Paulo por el permiso para continuar ruta hacia Australia, las chicas de la selección nacional emprendieron el retorno, sabiendo que la historia de esta generación ya terminó

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Texto: Eumar Esaá (@eumaresaa)

Mes y medio de imprevisión y mala gestión dieron al traste con 25 años de crecimiento y desarrollo. Las chicas de la selección femenina no lograron su misión imposible: con todo y avión presidencial se quedaron varadas día y medio en Sao Paulo, a la espera de un permiso que nunca llegó para proseguir su ruta desesperada hacia Australia. Un forfeit en la Liga Mundial y ahora dos en el Grand Prix abren un abismo aterrador frente al voleibol venezolano: al menos cuatro años de suspensión.
Las incomparecencias en los dos torneos de selecciones más importantes de la net alta, después de los mundiales y los Juegos Olímpicos, acarrean además una costosa multa que ronda los 20 mil francos suizos por cada compromiso no honrado. En el caso del Gran Prix podría ser incluso más grave, pues la inasistencia se produjo en el Final Four, equivalente a la final del grupo 3, una especie de tercera división.
Fue el colofón natural de un camino empedrado de errores. En la primera serie, disputada en Yaounde, Camerún, las chicas debieron comprar uniformes de sus propios recursos a última hora, porque el juego con la camiseta de la nueva levantadora titular, Soriana Pacheco, nunca llegó. En la segunda, jugada en el Domo José María Vargas de La Guaira, las selecciones visitantes de Argelia, México y Hungría ya tenían dos días instaladas en Venezuela, cuando las dueñas de casa llegaron luego de cumplir un largo itinerario vía Turquía.
Durante más de un año desde la clasificación del equipo y la asignación de las sedes, el Ministerio de Juventud y Deporte, que acapara todos los trámites de reserva de vuelos y manejo de divisas desde los tiempos de Héctor Rodríguez en 2010, no fue capaz de bloquear los asientos ante el previsible avance al Final Four. El vuelo chárter que surgió como alternativa cuando ya todo estaba perdido, no consiguió permisos de aterrizaje ni en Panamá ni en Santiago de Chile. La falta de visa estadounidense de parte de la selección obligaba a descartar Atlanta o Los Ángeles como escalas. La de Estambul que se usó para ir a Camerún era una ruta descabellada. Finalmente, un itinerario que paraba en Sao Paulo y Ciudad del Cabo antes de aterrizar en Canberra, fue la apuesta desesperada para tratar de llegar al segundo partido contra Francia el domingo.
El vuelo trasladaba solo a 12 jugadoras y al entrenador Ihosvanny Chambers, y no a las 14 que formaron parte del equipo en la serie de Vargas, que definió la clasificación. Las otras dos y el resto del cuerpo técnico debían cumplir una ruta todavía más cuesta arriba: viajaron a Perú en un chárter que trasladaba al equipo de pesas que iba al Panamericano adulto en Miami, al voleibol masculino que el martes debuta en la Copa Panamericana en Canadá, al atletismo adulto que debía volar a España para participar en el Campeonato Nacional, en busca de los cupos al Mundial de Londres, y al atletismo juvenil que compite en el Panamericano de la categoría en Trujillo.

Ese vuelo tampoco tuvo un final feliz. Los juveniles debieron cumplir 11 horas de viaje en carretera para llegar a competir el viernes. Los adultos del atletismo regresaron a Caracas, porque Mindeporte no logró coordinar un itinerario que les permitiera llegar a tiempo a Barcelona. Los pesistas pasaron 24 horas encerrados en un hotel en Lima, sin viáticos ni siquiera para comer, antes de ser trasladados a Miami sin sus entrenadores, y los integrantes del equipo masculino de voleibol seguían allí este sábado. El grueso del grupo viaja a Chile para conectar desde allí con Canadá, mientras que José «Chema» Carrasco, Ronald Fayola, Fernando González y Luis Arias, que sí tienen visa estadounidense, podrán viajar con escala en ese país. Para colmo, ni siquiera tienen la certeza de poder jugar, pues no saben si la suspensión comenzará a correr inmediatamente.
«Ahí los tengo, motivándolos en lo que se puede, pero no es nada fácil», confesaba desde Perú el técnico Ronald Sarti, que ha aprovechado los días muertos para disputar ante la selección inca el único amistoso de Venezuela.
La misma incertidumbre tienen las duplas de playa que la próxima semana participan en el Mundial de Viena: Jonathan Golindano y Carlos Rangel y la llave de Gabriela Brito y la olímpica Norisbeth Agudo.
«Hasta el momento nosotros seguimos preparándonos para el Mundial, no sabemos nada de la suspensión», comentaba Agudo, que tiene tres semanas en Europa junto al resto de los mundialistas.
Ya la FIVB y Sports Event, poseedor de los derechos de transmisión, sufrieron pérdidas con el incumplimiento del masculino en la Liga Mundial. La hora de proceder contra Venezuela llegó: a la presidente Judith Rodríguez ya le fue revocado su cargo internacional, como vicepresidente de la Confederación Sudamericana.
La inminente suspensión afectará no solo al femenino, sino al masculino y la modalidad de playa en todas las categorías, e incluso a los transfers, las transferencias de jugadores a clubes profesionales, que deben ser aprobadas por la FVV. Sin la intermediación de ésta, los atletas que militan en el exterior deberán pagar la comisión completa de 5000 dólares a la FIVB, sin los descuentos que suelen negociar con la federación local cuando los contratos no son tan jugosos.
“Ni se imaginan la magnitud del problema que están ocasionando”, advertía la mañana del jueves la jugadora de la selección de cancha Aleoscar Blanco.
Lo que debía ser motivo de orgullo, el hecho de que por primera vez en la historia Venezuela esté incluida en la Liga Mundial masculina y el Grand Prix femenino en la misma temporada, terminó siendo un quebradero de cabeza, y, literalmente, el fin de una era.
El equipo emprendió a mediodía del sábado el regreso desde Brasil y tenía previsto reunirse a las 7 pm con el ministro Pedro Infante, que desde la partida les ofreció sus excusas y asumió la total responsabilidad por lo ocurrido. El domingo deben ofrecer una rueda de prensa para revelar todo lo que pasaron en este difícil trance, incluyendo 18 horas de espera dentro del avión, mientras se tramitaban los permisos que nunca llegaron.
¿Qué pasó?

¿Cómo llegó el voleibol a esto? Yeivic Jiménez, venezolano miembro de la Comisión de Estadística de la FIVB, relata que hace dos semanas, luego de ver el rendimiento del equipo en la serie disputada en Camerún, sugirió al planificador del voleibol en el IND hacer un booking lock o bloqueo de reserva para Australia, un procedimiento mediante el cual se cancela un monto inferior a 10 dólares por cada pasajero, para mantener un número específico de asientos apartados, que se puede hacer a través de cualquier agencia de viajes. Si la clasificación no se daba, las pérdidas serían inferiores a 200 dólares. La recomendación cayó en saco roto.
¿Pero hasta dónde llega la supuesta asunción de responsabilidad de Infante? Hasta el momento no se tiene información sobre renuncias, remociones, reestructuración, cambio de política o alguna acción concreta que dé alguna señal más allá de la retórica. De hecho, ni en sus redes sociales ni en las del Ministerio o el IND hay la más mínima alusión a lo sucedido con el voleibol.
Otras preguntas quedan en el aire. ¿Acaso la FVV no tenía ningún margen de maniobra para la autogestión en este caso? Los resultados del masculino en la Liga Mundial arrojaron premios por el orden de los 32 mil dólares (16.600 por el segundo lugar de cada serie). El Grand Prix dejó 25 mil, 12.500 por semana. Además, la temporada pasada 36 jugadores pagaron transfers por sus contratos en el exterior, aunque no todos cancelaron la tarifa de 5000 dólares. ¿Se pudo haber cubierto el traslado con un compromiso de pago posterior por parte de Mindeporte? ¿Se pudo haber tramitado el visado estadounidense de toda la preselección, previendo que en algún momento se necesitara esa ruta? ¿No hizo la federación un cálculo técnico que permitiera prever, como confiaba todo el equipo, que la clasificación era posible?
De cumplirse la suspensión de cuatro años, Venezuela perdería toda una generación de jugadores que intentaban recuperar el brillo de un pasado glorioso. El proceso que el técnico cubano José David Suárez inició en 1992 derivó en ocho Ligas Mundiales, un Grand Prix, un título sudamericano juvenil, la plata del Mundial Menor de 1999, el bronce del Mundial Junior de 2001, el oro de los Panamericanos de Santo Domingo 2003, la clasificación olímpica de los dos equipos en Beijing 2008 y dos apariciones en Copa del Mundo. De la mano del técnico Mauro Hernández, el voleibol de playa había comenzado a transitar el mismo camino de éxito, y ya sumaba el bronce de un Mundial Juvenil y la plata de los Juegos Olímpicos de la Juventud de 2014, con la extraordinaria dupla de José Gregorio Gómez y Rolando Hernández.
La historia pudo haber llegado hasta aquí. Todo dependerá de la argumentación que Judith Rodríguez pueda presentar ante el presidente de la FIVB, el brasileño Ary De Graça, y de la disposición de este a ser clemente con Venezuela.]]>

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