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Amor en tiempos de crisis 3: Adiós, Arturo

Tengo como cinco años sin llorar. No lo digo como un logro ¡Me cuesta mucho! Lo he intentado todo para inducirme el llanto: revisar fotos viejas, ver películas de perros y escuchar a Laura Pausini, pero nada. De hecho, mientras escribo esto estoy oyendo un playlist de sus “Grande éxitos” y a duras penas se me humedecieron los párpados, y no estoy seguro si fue por una lágrima o por el sudor de tanto esfuerzo que hice.

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COMPOSICIÓN GRÁFICA: GABY ROJAS (@IGABYROJAS)

No tengo las glándulas lagrimales atrofiadas ni estoy deshidratado, soy un estítico emocional. Poder echar una buena llorada es lo que más extraño de la época en la que aún no era un zombie, como ahora. No recuerdo cuándo fue la última vez que logré botar un par de lágrimas por el ojo derecho (porque de paso, es el único ojo por el que lloro).]]>

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