Escondida en una esquina de la tercera avenida de Los Palos Grandes, una boutique lleva el nombre de la marca y su diseñadora Carol Ginter. El color, los estampados floreados y los volantes de sus prendas, que permanecen allí, enaltecen la feminidad, belleza, frescura y elegancia de la mujer venezolana.
Sus primeros pasos en la industria de la moda los da sobre las pasarelas de la capital como modelo; sin embargo, fue al portar la banda del Municipio Libertador en el Miss Venezuela 1996 cuando realmente despierta su pasión por el arte de la confección. Con tan solo 18 años Carol Ginter impuso su voz en el certamen de belleza una vez que se niega a usar el vestido de noche que le correspondía.
“Fui la única miss que le dijo a su diseñador que no se iba a poner su traje. Una vez que entras no tienes voz ni voto en estas cosas. Es tu vestido, tu color y tu diseñador, yo exigí al mío que lo cambiara y me quedé sin vestido. Tuve la bendición en ese momento de que Gionnie Straccia se enteró que no tenía traje y me llamó, él no era famoso, y me dio un traje. El color era coral, aun así pedí cambiarlo a rojo”, rememora.
Una estilista apenas florecía, la polémica en el Miss Venezuela reveló su afición por el glamour. Posteriormente, sus estudios en diseño gráfico entrenaron su visión artística, mientras tanto, seguía modelando en las pasarelas del mundo.