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La Biruma: De las frutas en Altamira solo queda la banana

Tras unas cuantas décadas de vida y luego de resistir algunas propuestas de compra de esas que no se pueden rechazar, una orden judicial allanó el camino express para echar abajo el local de la Frutería La Biruma, en la urbanización Altamira. Gente que pierde su capital, su trabajo, su historia: ¿para beneficio de quién? Toto Aguerrevere se pregunta lo mismo: ¿qué pasa en el municipio Chacao?

Biruma
Foto tomada de @emiduarte - Emiliana Duarte
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Muchos años después, frente al tractor que demolía la frutería, habría de recordar aquella tarde remota donde me mandaron a comprar lechosas. Así era este Macondo llamado Altamira en el Municipio Chacao, donde uno salía de su casa con la mano levantada para darle respuesta al conductor que con el tocar de la corneta te saludaba en el camino. Lo mismo con el amolador, el vendedor de helados y el zapatero. Existió una Caracas donde la gente se conocía y donde uno sabía quien era quien.

De eso hace muchos años ya.

Si Altamira era un oasis de casas acobijadas por las sombras de los jabillos hoy es simplemente un terreno en construcción. Las paredes de las casas que otrora le dieron su identidad están pintoreteadas con símbolos de sindicatos de obreros, mientras que los negocios amurallados indican que se hizo otro tipo de negocio del cual nadie parece saber. Alguien tiene una grandísima idea para Altamira y sus urbanizaciones hermanas como Los Palos Grandes y La Castellana. Incluso, ha aprovechado la migración en masa y la decadencia de sus residentes para traer a dos nuevas vecinas: la excavadora y la bola de demolición.

Por más de 70 años, la Frutería La Biruma ocupó un puesto de honor en la 6ta. Transversal de Altamira. Sus productos eran de tal calidad que muchos la apodaban “Joyería La Biruma” por sus precios. De ahí salía todo el mundo con la más exquisita mezcla de jugos de la ciudad. Biruma sobrevivió a todo, desde el cierre de su vecina “La Quinta Leonor” durante el gobierno de Irene Sáez ante la falta de estacionamiento, a la escasez y a la nueva plétora de parqueros humanos que vienen desde lejos a cuidar carros que se cuidan solos. A lo que no sobrevivió Biruma fue al progreso de una ciudad con capital desconocido.

El último bastión de un terreno de casas en la manzana que fueron demolidas de un solo golpe una tarde en plena pandemia, la Frutería La Baruma, se había mantenido incólume ante las presiones de venta de un comprador anónimo.

Así el Alcalde Gustavo Duque hubiese declarado en mi programa de radio que las casas contiguas habían sido derribadas a petición de sus dueños para evitar invasiones y que no había permisología para levantar una conocida cadena de tiendas que, según rumores, iba a erigirse en el sitio, los vecinos no comimos cuento como tampoco lo hizo La Biruma. Sus dueños no quisieron vender, sus empleados se debían a la comunidad. Y ahí estaban, solitos en un terreno que alguna vez albergó la juguetería Lobato donde el Niño Jesús hizo su agosto, vendiendo jugos, ofreciendo vegetales y dándole vida a Altamira.

La mañana del 8 de febrero de 2022, abrieron sus puertas como todos los miércoles y la gente de toda la vida vino a comprarles. Por la tarde llegó gente nueva. Según informó el Alcalde Duque vía comunicado, a Chacao llegó una orden judicial que ordenaba su desmantelamiento. Lo que vino fue su destrucción. En menos de cinco horas, bajo un despliegue policial, La Biruma se vació de contenido y su fachada fue derrumbada. En la noche, una candela salía de los escombros de sus escalinatas. Nada quedaba de La Biruma al día siguiente salvo ruinas.

¿Explicación del suceso? Invéntesela usted. El progreso llegó a Chacao con excavadoras y obreros sin que una sola persona tenga la gallardía de montar un aviso que diga: “Aquí se construye un nuevo centro comercial para la ciudad”. O una farmacia, o una tienda, o un restaurante, o un casino. El progreso no se explica en un municipio que se queda sin su gente, sus árboles y ahora su frutería insigne.

Solo queda una concha de cambur pisoteada en el suelo como símbolo de que el nuevo progreso no da explicaciones porque es más fácil arrasar con Macondo y con su gente también.

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