De Interés

Defender la verdad y la libertad en los tiempos de la censura y la «bulimia informativa»

El diario digital español The Objective y la Cátedra Vargas Llosa han celebrado dos mesas redondas para analizar los principales problemas del periodismo en pleno siglo XXI. Por Andrés Pelayo

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«Madrid debe sonar a libertad, a ciudad de puertas abiertas e integradora», ha zanjado la concejala de Cultura del Ayuntamiento de la capital, Andrea Levy, tras la apertura este martes de las sesiones organizadas por la Cátedra Mario Vargas Llosa y THE OBJECTIVE en colaboración con el Gobierno de la región con motivo del Día Mundial de la Libertad de Prensa, que se celebra este 3 de mayo.

Por esta razón que estas instituciones han apostado por Madrid para abrir un ciclo de conferencias que ha puesto como foco la necesidad de no ceder a las presiones que buscan coartar la libertad y que llegan desde las redacciones (y en muchas ocasiones de uno mismo) para atreverse a contar y buscar la verdad en una era en la que «se hace el mejor periodismo» y sin embargo este «está más criticado que nunca».

En esta primera sesión, que ha servido de aperitivo al encuentro entre Vargas Llosa y el filósofo y profesor Fernando Savater en la Casa América a las 19:30, varios periodistas de renombre han celebrado la necesidad de dar paso a la libertad en la palabra en dos mesas redondas que han ahondado en una misma conclusión: la falta de libertad es la principal amenaza contra la verdad.

En este sentido se ha pronunciado la periodista de El Confidencial Marta García Aller, que bajo la batuta de la secretaria general de la Asociación de la Prensa de Madrid (APM), Mónica Tourón, y acompañada de los periodistas David Mejía (THE OBJECTIVE) y Pilar Bernal (Reporteros sin Fronteras), ha señalado que la era de la tecnología ha sido muy beneficiosa para los profesionales de la comunicación. Sin embargo, esto tiene otra consecuencia: la esclavitud de la inmediatez.

Esta crisis que ha bautizado como una «bulimia informativa» ha llevado a la imposibilidad de desbrozar en todos los casos la diferencia entre lo verdadero y lo inventado; entre lo limpio y lo intoxicado por el poder político, dando paso a la primacía del bulo dentro de los medios.

La inmediatez como rival de la información

En esta era en la que, como explicaba Pilar, uno puede tener lo que desea en menos de un día en casa, la necesidad de vivir encadenado a la ‘última hora’ ha cortado la capacidad de los periodistas de investigar a fondo lo que sucede y de contar las historias que se dan cada día. Para Mejía, esta necesidad de acelerar las historias para estar al filo de la actualidad responde a la crisis institucional que viven los medios de comunicación y el vértigo que han experimentado en estos años por poder perder su poder el monopolio de la información y su estatus de imprescindible.

Mónica Tourón ha intervenido para añadir un nuevo punto a este debate: el periodista espectáculo, aquel que necesita de la repercusión para su relevancia. Según ha valorado la moderadora, el riesgo actual no se encuentra solo en la selva informativa en la que se vive, sino también en la abundancia de tertulianos en los espacios de información que, como infiltrados, han llenado los platós y las redacciones de hinchas y no de analistas o informadores.

García Aller se ha mostrado de acuerdo y ha lanzado a discusión el principal problema de los medios en este campo, y es que una tertulia es más barata que varios periodistas dedicados a buscar historias. «Hacen falta más periodistas que salgan en busca de información, no opinadores. Una parte del desprestigio viene de que los partidos han metido la mano en las tertulias. Se nos paga por opinar con criterio, no por llenar el tiempo», ha valorado, a lo que David Mejía ha querido responder indicando que la receta por resolverlo pasa por señalar y apartar a aquellos que se dicen profesionales y dedican su espacio en los medios a servir a los intereses de un determinado partido.

Mónica Tourón, Pilar Bernal y Marta García Aller. | Fotos: Carmen Suárez y Carlota Salvador

Cualquier periodismo pasado no fue mejor

La nostalgia ha sido otro de los puntos a analizar en la crisis que sufre la libertad de prensa. Ante la mitificación del Periodismo pasado, Marta García ha pedido apartar esa realidad y ha señalado que España no ha sido nunca un país que ha vivido atento al mítico programa político de Las Claves, sino que siempre «ha sido más del 1, 2, 3».

Los tres ponentes han coincidido en que la información en profundidad no es para cualquiera y se debe aceptar que está destinada a una élite cultural que no debe tener las puertas cerradas a todo aquel que quiera formar parte de ella.

Pilar Bernal y Mónica Tourón han valorado la importancia de alfabetizar al lector para que así cualquiera tenga la posibilidad de digerir los contenidos sin necesidad de apelar a las emociones y a la radicalidad, que, como ha explicado, Mejía «vende» y atrae por nuestra propia condición humana.

El poder político contra la libertad de prensa en pandemia

En esta necesidad de contar sin sentimentalismos ni algodones lo que sucede ha arrancado la segunda mesa redonda, moderada por la periodista de ABC Karina Sainz Borgo y en la que han participado los periodistas Luis Prados de la Escosura (THE OBJECTIVE), Pilar Requena (TVE) y Martin Dahms (Frankfurter Rundschau).

El inicio de esta mesa ha apostado por retroceder hasta uno de los momentos más complejos para la libertad informativa: la pandemia y los meses de confinamiento, en los que el Gobierno de España abusó de la libertad de prensa y denegó a los profesionales la posibilidad de hacer su trabajo sin cadenas ni imposiciones por parte del poder.

Al ser preguntados por Sainz Borgo acerca de si en este periodo sintieron el peso de la censura en los medios que leían o en los que trabajaban, los tres invitados han coincidido en que en ese periodo se impidió un verdadero ejercicio del periodismo ante la imposibilidad de acceder a ciertos espacios como los hospitales.

Dahms, alemán de nacimiento pero corresponsal en España desde los años 90, ha valorado que la existencia de la foto de los ataúdes del Palacio de Hielo es uno de los hitos de la pandemia, ya que sirve para explicar qué sucedió de verdad durante los meses de marzo, abril y mayo de 2020. Por su parte, Prados de la Escosura se ha cuestionado si realmente era un hecho noticioso esa imagen, a lo que ha contestado afirmativamente. «Eso era noticia como una casa, en especial en un momento en el que se ocultaba lo que pasaba por parte del poder político», ha afirmado.

Por ello, Requena ha considerado que esta censura de las imágenes fue lo que provocó el deseo de obtener más y más, llevando a algunas situaciones en las que pudo caerse en el morbo. Lo mismo ha señalado sobre las ruedas de prensa ‘a medida’ del Ejecutivo, en las que los medios que podían preguntar eran seleccionados según lo incómodos que podían resultar para el Gobierno: «Nos hemos acomodado y hemos caído en haber asumido como normal estas cosas. Deberíamos haberlo cortado a tiempo».

Para Luis Prados el principal problema que atraviesa la relación entre el poder y la información se encuentra en que los periodistas han asumido como necesario el periodismo construido solo a través de las declaraciones de los mandatarios, lo que ha llevado a cierta permisividad con los abusos de los políticos, a lo que Dahms ha pedido una reacción. «No podemos quejarnos, sino reaccionar», ha zanjado.

Esta situación de agachar la cabeza se debe en parte al «ego de los periodistas». El corresponsal alemán ha señalado que los periodistas «siempre buscamos la ola más grande sin preguntarnos quien la había montado antes», algo auspiciado por las redes sociales. Sin embargo, este choque entre esta «arrogancia intelectual» y la realidad viene acompañada de cierta censura por el entorno, por ejemplo el silencio que ha habido en España con las informaciones de la Casa Real hasta las causas abiertas contra Iñaki Urdangarín.

Karina Sainz Borgo, Pilar Requena, Luis Prados y Martin Dahms. | Fotos: Carmen Suárez y Carlota Salvador

El periodista de THE OBJECTIVE ha resuelto que la cura para esta crisis pasa por regresar al lugar donde suceden las cosas, no por esperar a que se nos cuenten a través de comunicados. «El periodismo de investigación no siempre es esperar, sino se ha de buscar. Los medios tradicionales ya no cuentan con exclusivas, solo los nuevos medios han apostado por ellas», ha señalado en referencia a diarios digitales como El Confidencial y este mismo periódico.

Para cerrar la sesión, los profesionales han coincidido en que en la actualidad se hace el mejor periodismo a pesar de las críticas, en especial gracias a los medios que, bien utilizados, son una herramienta esencial para saber informar. «Somos malos, pero no peores que otros que nos han precedido. El periodismo no siempre ha sido tan bueno como ahora y siempre hemos tenido la misma falta de medios. Lo mejor que puede hacerse es hacer el mejor periodismo posible, aunque suene vacío», ha zanjado Dahms.

Artículo originalmente publicado en The Objective

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