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Caso Cine Cittá: ¿qué pasó un año después con los vecinos del edificio Riverside?

Ya se cumple un año del incendio del bodegón mayorista Cine Cittá que dejó damnificados a los vecinos del edificio Riverside de Colinas de Bello Monte. Una propietaria accedió a hablar sobre lo que ha pasado con el caso hasta hoy

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Hace un año, el 31 de enero de 2022, las llamas del incendio del bodegón mayorista de Cine Cittá, en Colinas de Bello Monte, dejaron a los vecinos del edificio Riverside sin hogar y sin pertenencias. En menos de cuatro horas, el fuego consumió lo que había en los apartamentos más altos y en la mañana del 1 de febrero solo quedaban cenizas y escombros.

Quien visitó la estructura en ese momento, sabe que los bomberos hicieron el mayor esfuerzo para controlar la situación, pero por la cantidad de productos inflamables existentes, poco se pudo rescatar. Desde entonces, aquella estructura quemada ha sido sinónimo de especulaciones, dudas y miedo. Durante un año, algunos propietarios hablaron, desaparecieron, volvieron a declarar a la prensa y al final solo quedó el silencio.

Hace un año, una vecina del primer piso del edificio Riverside veía su hogar quemado. Foto: Daniel Hernández.

A doce meses de aquel polémico siniestro, muchas preguntas siguen sin respuestas: ¿por qué los vecinos dejaron de declarar? ¿Hay personas habitando el edificio? ¿La limpieza es solo una fachada? ¿Qué pasó con las negociaciones? Esto es lo que conoció El Estímulo tras conversar con una de las propietarias afectadas.

El silencio volvió a reinar

Después del incendio, el equipo de El Estímulo se mantuvo en constante monitoreo del caso, pero ningún vecino quiso declarar hasta los primeros días de mayo de 2022 debido a la falta de acuerdos entre Cine Cittá y los afectados, denuncias de apropiación de la edificación y otros señalamientos.

Entonces, Jesús Romero, propietario de uno de los penthouse que se quemó, explicó que el bajo perfil era una estrategia para negociar tranquilamente. Pero todo el plan se detuvo debido a que representantes de Cine Cittá entraron sin permiso al edificio y cambiaron las cerraduras. Además, pocos días después de las declaraciones de Romero y otros vecinos, la empresa colgó una pancarta que los señalaba de extorsionadores.

Desde entonces, Romero y otros vecinos renunciaron a hablar con los medios. Solo Ingreli Arceu, propietaria del apartamento 23, el primero que los bomberos declararon en pérdida total, accedió a conversar nuevamente.

En mayo de 2022, este cartel causó indignación a los vecinos del edificio Riverside y también en redes sociales.Cine Cittá nunca dio razones públicas para colgarlo. Foto: Daniel Hernández.

«Ellos no hablan otra vez por miedo. Por temor a represalias. Ellos tienen miedo de que no les paguen, de que no les respondan nunca, tienen miedo de seguir sin casa», asegura Arceu.

Ingreli era parte del grupo de 18 propietarios del edificio Riverside que buscaba una compensación a través del abogado. Sin embargo, aclara que aquella unión se disolvió: «(…) no estamos en el mismo grupo porque la verdad es que no había forma de llegar a algún tipo de negociación. Lo que estábamos perdiendo, realmente, era tiempo. Ya cada quien está por su lado y algunos se han reunido directamente con la gente de Cine Cittá».

La fachada del edificio se ve así en enero de 2023. Al lado, lo que era el bodegón mayorista de Cine Cittá (la estructura pintada de colores), ahora sirve como estacionamiento para los empleados que trabajan en la sede del Centro Comercial Polo. Foto: Daniel Hernández.

Arceu asegura: «Eso era lo que ellos querían, que cada uno negociara individualmente. Ellos no querían sentarse con el abogado. El grupo tuvo una reunión con el abogado personalmente y yo creo que después de esa reunión cada quien se fue saliendo poco a poco».

Las palabras de Ingreli Arceu las expresó primero Felipe Shoen, un propietario que en mayo de 2022 indicó a El Estímulo que esa era el plan de la empresa para no cumplir lo acordado: pagarles el precio del metro cuadrado de la zona (alrededor de 900 dólares por metro cuadrado para la fecha); y un adicional por daños y perjuicios, daños físicos morales y psicológicos.

Por fuera hay pulcritud, pero puertas adentro, en los hogares de los vecinos, el hollín continua en las paredes. Foto: Daniel Hernández.

Para Ingreli son estos dos últimos los que pesan más. Lo dice por la realidad a la que se enfrentaron dos de sus vecinos: «Jesús [Romero] estuvo hospitalizado y también sufrió parálisis facial por ataques de pánico y nervios. Por eso tuvo que salirse del problema [legal]. Felipe también decidió irse porque tenía afectaciones psicológicas graves y a nivel económico se vio muy afectado».

El Estímulo quiso conocer la posición de Shoen y Romero un año después del incendio, pero no respondieron a la solicitud de entrevista hecha por el equipo en enero de 2023.

Un edificio con gente, pero sin propietarios

Luces prendidas, una fachada pulcra, una caseta con vigilancia perenne y un carro estacionado afuera es lo que cualquiera puede ver en la actualidad en el edificio Riverside. Podría presumirse que los propietarios regresaron a sus hogares, pero la realidad es distinta.

Antes del incendio, el edificio Riverside no contaba con vigilancia. Ahora hay seguridad las 24 horas y los propietarios deben dar razones para entrar. Foto: Daniel Hernández.

«Los que viven allí son los albañiles que están reparando, pero nunca se ven. Las personas que han podido entrar a mi casa dicen que sí hay carros estacionados abajo y ropa secándose. Pero ahí no hay vecinos», explica Ingreli Arceu, quien decidió ponerle drywall a la puerta y ventana principal de su apartamento por seguridad.

Durante sus visitas al edificio, la familia de Ingreli Arceu ha visto cómo los carros de obreros se resguardan en el estacionamiento. Ella es parte de los vecinos que no dio autorización para esto. Foto cortesía: Ingreli Arceu.

De hecho, las visitas al apartamento de Ingreli Arceu siguen sin ser fáciles de llevar: «Para pasar debes dar una explicación extensa de por qué quieres entrar a a las personas que custodian el edificio, gente de ellos. Mi familia llega sin avisar, pero suelen pasar por el estacionamiento. Apenas ellos llegan, pasa un motorizado a ver qué estamos haciendo, pero ellos no muestran nada». 

Los obreros dejan su ropa en el lugar por días. También sus herramientas y otros implementos. Foto cortesía: Ingreli Arceu.
Esta es la imagen que se encuentra cualquier propietario al entrar por el estacionamiento del edificio. Foto: cortesía : Ingreli Arceu

Como en ocasiones anteriores, El Estímulo se acercó para intentar conversar con algún encargado de la obra, pero nadie atendió la solicitud. El vigilante de guardia, que apenas tiene dos semanas trabajando ahí, explicó que si llega un propietario, ellos lo dejan pasar sin problemas: «Eso es de ellos».

Días antes del incendio, se inauguró una tienda de bicicletas en la parte baja del edificio. Este comercio perdió todo, pero el dueño acordó reacondicionarlo con Cine Cittá, según explicó el jefe de obras, Luis Martínez, en 2022. Foto: Daniel Hernández.

En mayo de 2022, durante una visita, Luis Martínez, jefe de obras contratado por Cine Cittá indicó lo mismo. En aquel momento, Martínez resaltó que su equipo estaba reacondicionando los comercios de la planta baja por solicitud de los dueños. Para enero de 2023, el trabajo sigue en marcha: se instalaron rejas modelo santa María, vidrios de exhibición y los obreros trabajan puertas adentro, sin que vecinos de la zona o la prensa puedan verlos.

En enero de 2023, así se ven las fachadas de lo que antes era el comercio de bicicletas y la tienda de tecnología Canguro. Foto: Daniel Hernández.

Mientras esos cambios ocurren, Ingreli Arceu sigue viendo fotos de sus recuerdos calcinados.

¿Qué pasó con el informe y qué dijo la alcaldía de Baruta?

El 1 de febrero de 2022, el cuerpo de bomberos indicó que el incendio se generó por «incumplimiento de normas de seguridad por acumulación de productos combustibles derivados de hidrocarburos». Sin embargo, jamás presentó el informe a las partes involucradas. Al menos eso es lo que le dijeron las autoridades de la Alcaldía de Baruta al abogado que representaba a los vecinos del edificio Riverside.

«La alcaldía [de Baruta] nunca dijo nada. El contacto [con la alcaldía] lo tenía nuestro abogado y él siempre nos informó que ellos no daban respuesta. Decían que la gente de Cine Cittá estaban interesados en resolver y reparando el edificio, que estaban respondiendo con algo y así. Poco a poco fueron extendiendo su tranquilidad. No hubo nunca informe del siniestro. Nunca entregaron nada», dice el Ingreli Arceu sobre el esperado informe.

Lado izquierdo del edificio en enero de 2023. Foto: Daniel Hernández.

A raíz del seguimiento en mayo de 2022, El Estímulo intentó conversar varias veces con Claudio Ripa, director de despacho y quien llevaba el caso, para conocer si realmente había un informe o postura del departamento de ingeniería urbana que indicara si la estructura era habitable o no, especialmente porque pronto empezarían a reconstruir los comercios en la parte inferior del edificio Riverside. Sin embargo, Ripa declinó las llamadas y no respondió ningún mensaje.

¿Qué ha dicho Cine Cittá?

El hermetismo de la empresa ha sido constante desde el incendio. Para conocer su postura, El Estímulo contactó a los abogados de Cine Cittá, José Zakia y Nerenst Walter, en varias oportunidades y solo contestaron la primera vez. Durante esa conversación, compartieron que harían una rueda de prensa con los medios de comunicación para anunciar los avances del caso.

La misma información la recibieron otros medios de comunicación que hicieron seguimiento del caso, pero ninguno recibió la invitación.

Lo crítico es que en el mismo limbo de desinformación se encuentra la familia de Ingreli Arceu:«No hemos tenido respuesta. Mi esposo ha hecho varios intentos de conversar directamente con ellos, (…) les escribe y llama y lo que contesta el abogado es que no tiene la respuesta definitiva para poder llegar a un acuerdo».

«Nosotros en lo que quedamos con ellos es que si no tienen la disposición de hacer una negociación con nosotros a nivel de pagarnos nuestra casa o resarcir el daño realizado, que nos la reparen. Al final les dijimos eso: déjenla como estaba, nosotros en algún momento tendremos la necesidad de estar allí, pero ni de una ni de la otra forma responden», asegura la propietaria.

«Mi hija es mi protagonista»

Ingreli Arceu se mantiene en busca de justicia porque el recuerdo de ver su casa quemándose por videollamada sigue presente. El 31 de enero de 2022, ella, su esposo y su hija Mía, llevaban un año fuera de Venezuela y se enteraron por fotos del incendio. Desde entonces, sus vidas cambiaron porque el hogar que dejaron dejó de existir.

Antes y después del apartamento de Ingreli Arceu. Foto cortesía de Ingreli Arceu.

«Yo creo que mi hija es la verdadera protagonista de esta historia. En su deseo de Navidad, en la carta de Niño Jesús, ella solo pidió ir a Venezuela. Ella quiere ver su casa a pesar de las condiciones en las que está. Es su necesidad y ella, esté como esté, quiere ver su casa», expresa Arceu.

«Ella todavía no está convencida de por qué la gente no da respuesta de un daño que hicieron. Yo creo que también es la educación que tú les des a tus hijos, de que si haces daño tienes que resarcir, responder, ser responsable y al ver todo lo sucedido y que la gente [de Cine Cittá] no responde, pues no entiende», rescata la propietaria del apartamento 23.

Del incendio, la familia de Arceu pudo rescatar una foto de ella y su hija cuando estaba pequeña. Foto cortesía: Ingreli Arceu.

Para Arceu, cumplir un año sin el hogar en el que su niña creció y ella acondicionó para ser feliz y sentirse segura, se traduce en nostalgia: «Este 31 [de enero] cumplimos un aniversario. Todas las personas con las que hablo de Venezuela me repiten que todo está como si nada hubiese pasado. La gente sabe que pasó algo, pero no sabe qué pasó después. No conocen el fondo. Pareciera poco lo que hemos sufrido, pero ha sido muy fuerte e intenso. Yo sigo con la esperanza de tener una respuesta, sea cual sea. Sea que me van a regalar mi casa y la van a reparar, yo no tengo problema. Esa quizás sea una respuesta, pero (…) siempre ha sido: «Después los llamamos. Luego les respondemos». Yo lo que espero de este año es que haya cercanía, una respuesta definitiva».

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