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Lo que dejó el incendio en Cine Cittá: robos y promesas

Un día después del incendio del mercado mayorista en Colinas de Bello Monte sobran tantas preguntas como cenizas hay en el piso: ¿Quién robó los apartamentos que no se quemaron? ¿Cuál fue la causa del fuego? ¿A dónde irán los vecinos que no tienen familia cerca? ¿Qué acciones tomará Cine Cittá? Aquí las respuestas

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cine cittá bello monte

La escena era desgarradora. Un día después del incendio del Cine Cittá de Colinas de Bello Monte, en la zona se reunían residentes del edificio Riverside que lloraban por lo perdido; empleados de locales cercanos que intentaban rescatar lo que quedó en sus oficinas y vecinos de la zona que acompañaban a sus conocidos. Todos se preguntaban qué ocasionó un fuego de tal magnitud.

A pesar de que habían pasado más de 12 horas desde que las llamas consumieron todo lo que ellos tenían, los que escaparon miraban fijamente a los pisos donde antes estaba un espacio que llamaban casa. Querían respuestas, pero las autoridades se apegaban a la lógica: el incendio debía controlarse por completo y luego sacar las conclusiones de lo sucedido. Sin embargo, cerca de las 8:00 am de este 1 de febrero, los bomberos continuaban descargando una cisterna de agua para aplacar el calor de la estructura del Cine Cittá.

Ha sido una labor compleja: el aceite automotriz intensificó el fuego varias veces y creó una capa resbaladiza para mover los camiones y patrullas. Los bomberos no tenían las herramientas ni la cantidad de agua suficiente durante los primeros minutos. Tres de los cuatro locales vecinos del Cine Citta tenían productos altamente inflamables que avivaron y propagaron el fuego en poco tiempo.

Empleos en pausa

La encargada del concesionario vecino del Cine Citta, que prefirió no dar su nombre, relata que antes de ver y oler el humo se escuchó una fuerte explosión sobre las cuatro de la tarde del lunes. No se alarmó hasta que subió al almacén de repuestos y vio que el fuego se acercaba.

Cuenta que horas antes había sacado aceites para vehículos porque les quedaban pocos y llegarían dos paletas entre el jueves y el viernes: «Yo lo hice como por si acaso porque yo nunca pensé que esto iba a pasar. Sacamos como 15 cajas, eso no es nada para lo que normalmente tenemos, pero igual pudo haber afectado».

Debido a sus gritos, los empleados comenzaron a sacar seis carros que estaban en exhibición y los llevaron a un taller cercano. Quisieron hacer más, pero en una hora las llamas se extendieron y quemaron todo lo quedaba: parachoques, cauchos y otros productos.

Se acercaron desde temprano al concesionario con bolsas en mano para recuperar algunos documentos que el fuego no alcanzó. Sin embargo, de algo está segura: su empleo y el de sus compañeros quedaron en pausa.

«Esta mañana me paré con ganas de llorar. Solo pensaba en qué íbamos a hacer ahora. Ese era mi trabajo. No es mi local, pero es mi segunda casa. Mi sustento. Doy gracias a Dios que yo abrí espacio para un pedido de aceites que me llega el jueves, sino perdemos más. Acabo de ver mi oficina y está derretida porque estaba pegada a la pared del otro local. Mi almacén era de dos pisos y no quedó nada. Eso da tristeza. Yo digo ahora dónde voy a ir a trabajar», expresó.

Bomberos sin equipos

La trabajadora indicó: «Yo pensé que se iba a apagar rápido, pero no. Ellos (bomberos) no tenían los equipos ni el personal totalmente preparado para apagar un incendio así», dice la encarga de almacén.

«Cuando ellos llegaron, vino un solo camión y no tenían agua. Cine Cittá y el concesionario contrataron cuatro cisternas porque ellos no tenían, los bomberos no tenían. También vinieron con una bomba para generar presión, pero no tenían gasolina para hacerla funcionar. Eso tuvo que comprarse aparte. Lo que pasa es que no se pensó nunca que iba a pasar eso», expresa.

La encargada del almacén, que tenía siete años en el lugar, aclaró sobre la venta de productos inflamables: «Nosotros tenemos permiso para todo. Somos un concesionario autorizado. El concesionario tiene 39 años y toda la vida ha vendido esos productos. Ahorita tú lo ves bien, por fuera se ve bien, pero por dentro no está bien. Todo está quemado. Todo se quemó».

¿Qué se sabe de los heridos?

Ninguno de los trabajadores de los locales sufrió quemaduras. A los centros de salud trasladaron solo a aquellos vecinos del edificio Riverside que se asfixiaron y a un niño del piso seis que estaba solo en su casa y se quemó con el aceite por resbalarse en el piso junto con el bombero que lo llevaba en brazos.

Su padre, Carlos Pérez, declaró que estaba en una clínica privada y sufrió quemaduras en el brazo, un pie, la espalda y el pecho, siendo esta última la más grave.

«No le consiguieron una habitación debido a los casos de covid, pero está estable y recibió antibióticos. Solo estará dos días allí. Él está preocupado por su casa, por sus cosas, por sus pececitos. Tiene miedo de perder todo», comentó.

Fuego y robos en simultaneo

Los vecinos cuentan que durante la madrugada, el Riverside no dejó de arder. A las 3:00 am el fuego se volvió a desatar y los bomberos tuvieron que acercarse nuevamente para intentar apagarlo. En todo momento estuvieron allí, los policías también, pero en paralelo ocurrió otra cosa inesperada: robaron sus pertenencias.

«Se metieron en los apartamentos. No sabemos si fueron los bomberos, policías o ladrones, pero dejaron esa escalera y ahora es de nadie. Se metieron por la ventana y la dejaron abierta. Las autoridades comentan que vinieron personas de una construcción, pero no sabemos. Nos quitaron la plata. Todo quedó revuelto», denunció una de las afectadas.

Los que entraron al edificio aseguran que la mayoría de robos ocurrieron en los apartamentos que no sufrieron tantos daños. Unos encontraron su chequera en el estacionamiento y también un pasaporte que estaba guardado en una gaveta. Una coleccionista de relojes aseguró que se llevaron el más caro que guardaba. Osbely Rosati, otra residente, denunció que de su habitación, una zona que no se quemó del todo, se llevaron las laptops, relojes y las portachequeras.

Los bomberos atendieron sus cuestionamientos y les respondieron: «Esos fueron los rateros de la zona. Nosotros no somos malandros».

«Ellos hacían los que les daba la gana»

Marisol Mendoza, que tenía tres años habitando el Riverside y estaba en su apartamento cuando el fuego se extendió, señaló: «Ellos tienen aquí año y medio más o menos. Yo no sé si es bueno decir esto, pero si tú ves que todas las noches llegan gandolas de aceite y comida escoltadas qué va a decir uno. Nosotros reclamamos, pero nos hicieron caso omiso. Ellos ahí ni siquiera tenían un extintor».

«Unos técnicos tenían una semana viniendo seguido. Se montaban en el techo a reparar, pero no sabemos qué era eso y ahí, casualmente, fue donde comenzó el incendio. Eso lo tienen que averiguar los entes competentes», afirmó.

«Ellos tienen que responder por nosotros. Ellos son tan caraduras que postearon que el único centro afectado fue el de ellos, pero el otro. Omitieron los comentarios porque ellos saben lo que pasa. La gente no es tonta», declaró.

¿Qué dijo la alcaldía de Baruta?

El alcalde de Baruta, Darwin González, aseguró que Colinas de Bello Monte es una zona CC2 o zona de comercio vecinal. Esto significa que está permitido que exista alta presencia de talleres o ventas de artículos para vehículos. Igualmente aseguró: «(Cine Cittá) sí tiene sus permisos de bomberos al día. Nosotros lo verificamos».

No obstante, una vecina aseguró: «Los bomberos debían ver que ellos tenían lubricantes, aceite y bidones de gasolina».

Esta información la denunció también a El Estímulo un vecino del centro comercial Polo, donde se ubica la sede principal. «Cine Cittá instaló una serie de plantas eléctricas que entran en funcionamiento cada vez que hay algún apagón. Eso no es problema. El riesgo es que cada tanto tiempo viene una gandola de gasolina, se mete por el frente del edificio, en PB, y cargan de forma directa -con manguera- las plantas de electricidad o los tanques de almacenamiento que tienen ahí de gasolina», dijo la persona que declaró en condición de anonimato.

Continúa: «No se sabe cuánta gasolina hay almacenada ahí, pero la cantidad debe ser importante si tiene que venir una gandola a hacer el suministro».

¿Qué dice Cine Cittá?

Este martes, cerca de las 11:00 am, el representante legal del local, Neres Walter, se reunió con los vecinos del edificio Riverside y aseguró que buscarían una solución para cada uno de ellos.

«Tenemos que esperar la experticia de los bomberos para tomar la decisión. Quiero que sepan que estamos aquí, que por favor se queden un poco más tranquilos. Podemos hacer un grupo donde estemos todos o ustedes designan un vocero para mantener la comunicación. «, dijo.

Aunque no es una solución a largo plazo, Walter prometió que Cine Cittá continuará pagando por el alojamiento de aquellos que no tienen familia ni amigos en Caracas. Tras los señalamientos de tener escoltas para las gandolas y la situación de los robos, el representante indicó que negociaría la posibilidad de que escoltas resguarden el edificio mientras ellos no están allí.

El acuerdo lo respalda la alcaldía de Baruta, que publicó un comunicado en el que resalta lo siguiente: «La directiva de Cine Cittá se comprometió a reparar los daños ocasionados en la infraestructura por el incendio, en vista de las pérdidas patrimoniales de aquellos que viven en el edificio. Para proceder a resarcir los daños, los bomberos de Distrito Capital deben hacer la evaluación e informe de la infraestructura».

Reubicación de vecinos y más denuncias

El edificio Riverside tenía 24 apartamentos y todos fueron desalojados. Allí vivían adultos mayores, estudiantes del interior, familias enteras y cuidadores de casas. Algunos tienen esperanzas de que en algún volverán a sus apartamentos, pero otros asumen ya su realidad: son damnificados.

Ese grupo sacó de la estructura quemada lo poco que les quedó no solo a modo de resignación, sino para asegurarse de que otros no se los quiten.

A las 6:00 pm del martes, un día después de vivir su peor pesadilla, el cuerpo de bomberos les aclaró a los residentes del Riverside la que era su mayor duda, la razón del incendio: acumulación de productos combustibles derivados de hidrocarburos.

Pero aún queda más por hacer. El miércoles 2 de febrero las víctimas deben reunirse con el Cuerpo de Investigaciones Científicas Penales y Criminalísticas (CICPC) en la sede de San Agustín para denunciar no solo el robo colectivo que ocurrió mientras veían cómo caían las cenizas, sino también asegurar el respaldo legal por los daños patrimoniales. Además aún buscan un defensor adecuado para su caso.

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