Deportes

Volvió el orden y el triunfo

A las selecciones se les analiza por el camino que recorren y no por las esperanzas que producen. Así, el camino trazado desde que Noel Sanvicente tomó la selección impedía vislumbrar un debut tan positivo ante la revelación del Mundial: Colombia. La victoria, 1-0, sin embargo, pone sobre el tapete lo inútil que es pronosticar un resultado en el fútbol.

Publicidad

¿Por qué ganó la Vinotinto? Esa es la pregunta que debe rondar en la cabeza del cuerpo técnico de Colombia y en la de los fanáticos que se acercan a la disciplina solo cuando hay competencias importantes, como el Mundial y la Copa América. La respuesta inmediata es sencilla: porque  fue ordenada. Sin embargo, detrás de tal aseveración hay una enorme complejidad.

Empecemos por el reordenamiento defensivo de la selección nacional. «Cichero es mi lateral izquierdo», dijo «Chita» apenas comenzó su ciclo. Y lo fue durante varios partidos amistosos en los que nunca evidenció una mejora en su labor natural: defender. El espacio que dejaba libre cuando se proyectaba era el principal boquete por donde los rivales encontraban la victoria. Tampoco tenía reacción en el uno contra uno. El costado izquierdo, pues, era el talón de Aquiles del proceso. ¿Cuál era la solución?

La opción lógica era colocar a Fernando Amorebieta, entendiendo que se ganaba en seguridad y potencia. Un central de lateral siempre cumple con la meta principal: destruir. Atacar, o posicionarse en fase de ataque es otra cosa. Solventada la situación, se presentaban otros detalles. El principal era trabajar con los dos centrales que enfrentarían a una selección muy vertical, como la colombiana; que acostumbra a buscar las espaldas de la última línea. Vizcarrondo era un fijo, así que el otro nombre era la incógnita. Túñez fue el escogido.

Con el lateral izquierdo y el segundo central encomendados a dos jugadores que han disminuido en competitividad (Amorebieta ahora está en la segunda división en Inglaterra, con pocos minutos vistos y Túñez en la exótica Tailandia) se abría otro debate: ¿quién acompañaría a Tomás Rincón en el mediocampo? Durante mucho tiempo se especuló sobre la posibilidad de colocar a Juan Arango allí, por su experiencia en México. Afortunadamente, «Chita» optó por lo natural: echar mano de Luis Manuel Seijas, quien tiene la juventud necesaria para apoyar a cualquier 5. Tal vez fue el que menos lució ante Colombia. Y es un punto a mejorar para lo que resta de Copa América.

Lista la línea de 4 y los dos volantes de corte, llegaba el problema agradable para el estratega: los mediocampistas que alimentarían a Salomón Rondón. Los nombres para esta zona abundan y de nuevo, «Chita» usó a los que conoce a la perfección. La presencia de Arango estabilizaba el costado de Amorebieta, que no debía preocuparse por subir por un carril que ya tenía a dos jugadores de perfil zurdo como opción (Seijas y el propio Arango). Ronald Vargas es, hoy por hoy, el volante más talentoso de la selección. Superada la ansiedad del debut, su curva de crecimiento debe incidir en el rendimiento de todo el grupo. Dicho de otro modo, si Vargas está bien, Venezuela será un dolor de cabeza para cualquier rival. Por el contrario, si su trabajo decae, se multiplicarán los problemas. ¿Por qué? Porque ni Arango ni Alejandro Guerra tienen actualmente esa capacidad para mover ofensivamente al resto del equipo. Pueden, sí, generar opciones. Con un pase, por ejemplo. Luego, se sacrifican. Sin embargo, la creatividad, la sorpresa, la inteligencia sobre el músculo es de Ronald.

Y en ataque no había mucho que explicar. Salomón es un delantero que si no hubiera nacido en Venezuela, ya estaría en los principales equipos del mundo. Su capacidad física viene acompañada de un enorme talento para resolver lo que se le presente. Si le tiran un bloque, crea un apartamento. Si le sirven una buena pelota, fabrica un castillo. Un ejemplo es la preciosa asistencia que recibe de Guerra. Es fácil dirigir una pelota cuando viene de un tiro de esquina o un centro, basta con colocar la cabeza para que la pelota aumente en velocidad. En esta ocasión, Rondón tuvo que estilizar toda su figura para convertir su cuerpo en un cañón y así teledirgir un balón blando. El cabezazo es tan perfecto que pareciera que la esférica tuviese un imán adentro y que el poste izquierdo de Ospina lo atrajera.

La renuncia a la presión alta

Días antes del encuentro ante Colombia, pudimos conocer la alineación y la comentamos en el programa de radio @Loscronistas. Sabíamos, de primera mano, que visto lo visto, Sanvicente renunciaría a la idea de buscar al rival en su propio campo. Si bien Venezuela recuperó dos o tres balones en el último cuarto (por errores en salida del rival), el equipo se concentró en dos cosas: impedir que Falcao pivoteara (siempre recibió incómodo) y en el trabajo escalonado de marca sobre James Rodríguez.

A este equipo le cuesta correr. Fue la primera conclusión de Sanvicente en la concentración en Margarita y Argentina. El desgaste físico que hubiera mostrado Venezuela si optaba por ahogar a Colombia en su propio feudo le hubiera pasado factura en esos minutos finales en los que el rival buscó el empate de cualquier manera.

La frustración que causó Venezuela en el mediocampo llevó a que varias figuras colombianas se encogieran de brazos ante la ausencia de espacios. Una imagen fue poderosamente llamativa: James levantaba sus manos rogándole a sus compañeros que se mostraran. Debemos colocar el video para darnos cuenta de que Bacca – sí, el campeón de Europa con el Sevilla- estuvo en el juego. Y otra postal que ilustró el duelo fue la de los despejes de Vizcarrondo, cuando Colombia buscaba a Falcao. Otro trabajo monumental fue el de Rincón, que tuvo que doblarse en marca ante la temprana tarjeta Amarilla a Seijas. Se reconoce también el apoyo de Arango y Guerra para arremangarse la camisa cuando tocaba hacer trabajo de albañilería.

Venezuela fue martillando a cada figura neogranadina hasta dejarla sin esperanzas.

Un héroe anónimo: Alain Baroja

Es normal que se hablen de los jugadores ofensivos. Sin lugar a dudas que la victoria de Venezuela se teje bajo esa capacidad de Rondón para sacar agua de la arena. Pero para quien escribe, la línea defensiva fue la protagonista, que mejora cuando cuenta con un portero solvente. Ese fue el caso de Baroja. Será muy difícil que Dani Hernández vuelva a la portería tras lo mostrado por el arquero del Caracas FC. No solo se ubica bien, sino que tiene una lectura perfecta de los centros. Cuando ni Túñez ni Vizcarrondo llegaban, él estaba allí. También apareció en los amagues del uno contra uno.

Siempre queda espacio para mejorar. Venezuela creó poco. Y lo hizo en contragolpe. Es un arma válida, pero no la única, porque los partidos no se calcan ni los rivales son iguales. Cuesta entender por qué este 11 disparó tan poco al arco de Colombia, teniendo piernas muy educadas, como las de Arango, Seijas, Guerra y el propio Rondón. Es la única duda que deja un partido que fue redondo para Sanvicente; un técnico que tiene muchas cartas por mostrar.

Publicidad
Publicidad