Si uno atiende a la inquietud del escritor francés Michel Houellebeq («Nos preocupan las circunstancias de nuestra muerte, sin duda; pero no está tan claro que nos preocupen las circunstancias de nuestro nacimiento»), las eliminatorias al mundial las iniciamos de la peor manera posible: subestimando el contexto y los rivales. Cuando todo pase e intentemos exlicar el recorrido de la selección criolla, este punto debe ser tomado en cuenta para comprender quienes fueron los primeros conspiradores en contra del objetivo de los futbolistas y el cuerpo técnico.
El camino a Rusia 2018 comenzará en el mes de Octubre, pero antes, hay una doble fecha FIFA en la que la selección criolla ya tiene un partido amistoso confirmado ante Jamaica y estaría por anunciarse otro versus Haití. Al que posea una mejor memoria, los rivales elegidos seguramente le recordarán a épocas no tan lejanas en las que a la selección nacional se le trataba con los mínimos necesarios, algo que cambió con la llegada de José Omar Pastoriza (+) y se magnificó en la etapa de César Farías, en la que se pudo probar ante sparrings como México, España y Argentina.
Durante su gestión, Esquivel anuló a todos sus posibles sucesores; cada proyecto de heredero fue apartado diplomáticamente para evitar que le hicieran sombra, y quienes permanecieron a su lado hacían más de jarrones chinos que de otra cosa. Por ello, ante la contingencia que significa el arresto e inhabilitación del presidente, en la FVF hay una sensación de orfandad poco habitual que se manifiesta en las acciones del organismo. Nadie en las oficinas de Sabana Grande posee las habilidades necesarias para encargarse de manejar este fútbol. El retorno de la Vinotinto a Venezuela tras la Copa América confirma el argumento tanto como la ausencia de partidos preparatorios para esa misma competencia. Lo dicho, se vive en el desamparo porque los hijos no imaginaron nunca este escenario.
La elección de los partenaires para esa fecha FIFA nos remite a tiempos en los que éramos la cenicienta y a la FVF le convenía ese papel. No importaban las calidades de los futbolistas ni la voluntad de los entrenadores, el fracaso estaba garantizado gracias al desprecio de quienes aún mandan en este futbol. Seguramente escucharemos excusas como que ante la ausencia de Esquivel hay que cambiar firmas en cuentas bancarias o que los rivales son de mayor trayectoria de lo que los amargados de siempre sugerimos, pero lo que no podrán tapar, por más que los colaboracionistas lo intenten, es su incapacidad de estar a la altura del reto, que no es otro que dotar a la Vinotinto de los minutos competitivos que le permitan mantener vivo el sueño mundialista o de tratar a estos atletas con la seriedad del caso.
De nada vale quejarse después que pase el temblor. Por ello es más que pertinente lanzar esta alerta, cuando aún hay tiempo para la recapacitación, y recordarle a quienes hoy se pelean por la silla de Esquivel que al mundial no se llega con el mínimo esfuerzo sino con largas noches de trabajo sin descanso. Sí, ya sé, todos están ocupados guardando su acostumbrado y generoso silencio, o quizá estén mareados de tanto creerse que la televisación de nuestro torneo en cadenas internacionales traerá las mejoras que estos mismos protagonistas no han logrado, razón por la cual, desde esta tribuna, cobra vigencia la frase que titula a estas líneas: el que avisa no traiciona…