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Táchira aprueba el examen pero la ventaja es corta

El equipo aurinegro venció 1-0 a Pumas y dio el primer paso para soñar con avanzar a la siguiente ronda de la Copa Libertadores. Sin embargo, por los antecedentes del rival y sobre todo por las oportunidades erradas, la diferencia de goles podrían conspirar contra el representante venezolano.

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Fue un buen partido. Táchira funcionó como equipo y si no fuera por los problemas que tuvo para ampliar la ventaja, o, específicamente, los yerros de José Miguel Reyes, estaríamos hablando de una victoria para celebrar. Porque Edgar Pérez Greco, con un disparo al ángulo, Wilker Ángel, con un cabezazo sin marca y el propio Reyes, abanicando el primero de tres balones que tuvo para definir, congelaron rápidamente al visitante.
Comenzó a todo tren el aurinegro. Superaba a un rival que en el cartel lucía mucho más peligroso. Pero el equipo mexicano apenas inquietó. Sus oportunidades se contaban con los dedos. Al contrario, cada recuperación de pelota de Francisco Flores o Carlos Cermeño terminaba rápidamente en una acción en el área enemiga. Lamentablemente, Jorge Rojas no estuvo en su partido más lúcido. Faltó ese toque de calidad para colocar a sus compañeros en situación de ventaja.
No lo puso fácil tampoco Pumas. Si bien no fue una máquina ofensiva, sí se las ingenió para enredar al rival. Como el boxeador que se ve sobrepasado por el contrario y se abraza para recuperar aire, los mexicanos buscaron en cada falta, en cada perdida de tiempo, oxígeno para frenar a un Táchira que pareciera haber dormido en una cámara hiperbárica. Es imposible no preguntarse si el rendimiento hubiera sido mayor si la FVF colaboraba aplazando el clásico nacional.
Pero no nos desviemos. Decíamos que Pumas pegaba, incluso con cierta permisividad del árbitro boliviano, Óscar Maldonado, que dejaba hacer, sobre todo a Alejandro Castro Flores, quien escenificó una extraña jugada con el defensa Yúber Mosquera en el minuto 20. El tachirense levantó mucho la pierna para llegar al balón, pero al bajarla tatuó con sus tacos el pecho del mediocampista. Al mismo tiempo, el mexicano golpeó las partes nobles del espigado moreno. La situación se solventó con una amarilla para Mosquera, cuando ambos debían ser expulsados. Curiosamente, habría que agradecerle al principal que no tomara esa decisión y ya les contaremos por qué. En el siguiente párrafo.
A pesar de que Táchira llegó mejor, tampoco volvió a tener las oportunidades de los primeros cinco minutos. Sí las repitió apenas comenzó la segunda parte. De nuevo, el equipo de Carlos Maldonado acorraló a los visitantes y tal era su dominio que en el minuto 50, Mosquera, en la posición que le tocaba a Sergio Herrera, definió como un delantero. Sin dejar caer la pelota, la recibió en el primer poste y la dirigió hacia el otro, con total impunidad de la defensa contraria. ¿Ven por qué debemos agradecerle al boliviano?

Lo que pasó después fue un trámite para Táchira, que sufría poco pero le costaba generar situaciones en superioridad numérica o en segunda jugada. Dominaba, sí, llegaba al último cuarto, también, pero entre la cantidad de hombres que acumulaba Pumas y la falta de claridad para filtrar algún pase, todo terminaba de una manera aparatosa. Hasta que el balón le volvió a llegar a Reyes, quien recibió una asistencia limpia. Nadie le marcaba, al frente solo estaba el portero contrario y otra vez erró el golpe. Tenía la maldición de Macarapana, diría Nicolás Maduro. La pelota se fue saltando caprichosa y la patada fue un swing fallido. Allí estaba el 2-0 que podría haber cambiado muchas cosas.
Pocos minutos después, ese hombre que no estuvo fino, pero que semanas atrás aseguraría la presencia de Táchira en el octagonal del Apertura con un doblete ante Llaneros, saldría de la cancha. Recibiría un gesto de cariño y reproche de su técnico. El joven Juan Carlos Azócar ingresó con muchas ganas y un fenomenal autopase suyo no pudo ser aprovechado por sus compañeros.
Pumas se quedaría con 10 tras la expulsión de Marcelo Alatorre, sin embargo la diferencia numérica no fue aprovechada cuando aún quedaban 20 minutos de encuentro. Esa fue la peor noticia para Táchira, que deberá realizar un extenso viaje para enfrentar a un rival que ya le venció en el principio del torneo y con superioridad marcada (4-1). Pumas ganó cada uno de sus partidos como local anotando cuatro tantos para sumar 12. Es por eso que el 1-0 no da para tirar cohetes.
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