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¿Cuánto vale un Mosquera?

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Cuando se trata de aceptar las ideas que expresan las vertientes filosóficas del fútbol que apartan el resultado de la realidad del juego y su esencia, pasa lo que esta noche ocurrió en Pueblo Nuevo. Un Táchira voluntarioso, colectivo, trabajador, con un notorio buen estado de ánimo individual, con carácter firme de salir a jugar y ganar, se encuentra con la realidad que determina esto: ganar es bueno, pero el resultado más. Que a nadie le quede duda que Táchira hoy pareció un peso pesado del continente. El criticado (pero muy justo) sistema de clasificación del certamen determinó que el aurinegro se topara por tercera vez en el mismo torneo con Pumas. La advertencia del 4-1 en Ciudad de México imponía la posibilidad de lo que podía ocurrir, distinto al 2-0 sobre los suplentes del equipo universitario en San Cristóbal. Incluso hoy, contra un rival sin bajas ni descansos, los de Carlos Maldonado terminaron siendo más superiores por juego que aquel victorioso día. Maldonado ha hecho de San Cristóbal un verdadero fortín. Las cuatro veces que ha jugado en esta Copa en casa, las ha ganado, un mérito tremendo para un equipo venezolano. Y hoy volvió a ser protagonista la idea que tiene el estratega en mente de cómo enfrentar a cada contendiente. Rara vez se ve a un equipo de Carlitos salir con hambre a liquidar temprano al contrario, pero en esta serie de 180 minutos era necesario y Táchira, controlando la posesión de la pelota (la obsesión eterna del estratega), salió con toda su artillería a buscar los goles temprano. Lastimosamente, José Miguel Reyes, el mejor delantero de Táchira en los últimos partidos, hoy quedó en deuda. Tres strikes que lo dejaron out. Lo suyo ni siquiera fue problema de puntería, lo de hoy fue precisión. El riesgo fue alto. Francisco Flores en todo el primer tiempo fue el único recuperador en la mitad de la cancha. Yúber Mosquera se lanzó como wing y Carlos Cermeño escudaba su avance cubriendo el flanco izquierdo. Con Edgar Pérez Greco formaron entre los cuatro una conexión perfecta para generar muchísimo daño al despistado lateral diestro Marcelo Alatorre. El esfuerzo y el desgaste por la presión en campo rival eran gigantescos. Solo la mejor pareja de centrales de esta Libertadores, Darío Verón y Gerardo Alcoba, fueron imponentes para meter la última pierna que impidiera el gol (aparte de la del propio José Miguel Reyes, claro). Antes de irse al descanso Táchira parecía entorpecido por tanto buscar la forma de marcar y no poder lograrlo. Pumas hacía un trabajo sencillo, donde simplemente el orden (y los swings completos de Reyes) le era suficiente para mantener un cero valiosísimo para la vuelta en el Universitario de la capital mexicana. Al regreso del descanso, apareció la cuarta pata de la mesa del plantel tachirense. Menos agresivo por su banda pero manteniendo su habitual precisión en el marcaje y en la cobertura del espacio, Yúber Mosquera fue arriba y hizo un gol que terminó siendo hasta insuficiente, pero que a esta hora le da la clasificación al equipo andino para los Cuartos de Final. Un defensor que raya en lo infalible, una vez más se convierte en protagonista con sus decisivos tantos. Un mexicano cercano a mí en la tribuna principal del estadio preguntó: “¿Cuánto vale ese Mosquera?”. Yo no supe qué responderle, pero me aseguré de decirle que es, quizá, el mejor defensor del campeonato y uno de los más destacados en los 42 años de la historia atigrada. De ahí en adelante, otro fallo de Reyes y jugar contra diez por la expulsión del acontecido Alatorre. La superioridad numérica no se demostró ni en el marcador ni en el juego, porque a pesar de tener en cancha a los velocistas Juan Carlos Azócar y Daniel Febles, el cansancio de haber jugado hacía 50 horas un clásico era notorio. De supuestos no vive nadie, pero ¿qué habría pasado si Táchira no hubiese jugado ese partido contra Caracas? Maldonado puede estar satisfecho con lo que sus jugadores hicieron en la cancha, pero el resultado es muy riesgoso. Un equipo visiblemente agotado por los interminables y duros viajes vía Cúcuta, subirá a los 2.250 metros de Ciudad de México a buscar la gloria. Si se mantiene el carácter mostrado, otro resultado favorable pudiera darse. ]]>

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