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Por qué quiero que Cristiano Ronaldo gane la Eurocopa

Portugal y Francia se enfrentan este domingo y al final uno de ellos levantará el trofeo. Sin embargo, como suele suceder en estos tiempos, la victoria o la derrota se centrará en un nombre. Se olvida que incluso Maradona, en 1986, necesitó a sus otros compañeros.Y por eso me gustaría que fuera Cristiano quien levante el trofeo, porque después de tantos años se ha convertido en un jugador de equipo. Al portugués le ha tocado cargar con la imagen de malcriado. Quien le detesta, coloca en la otra esquina a Messi, como si se necesitara un antónimo para valorar el talento. La verdad es que hasta al más humilde la plata le duele y si no que lo digan los impuestos. Que tire la primera piedra el que lleva una vida de ayuno en el fútbol actual.

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Fotografía EFE / Miguel A. Lopes

De todas maneras, sin Messi, Cristiano seguiría siendo odiado. Por las razones que sean, escogió una manera de ser que no comulga con los valores heredados del cristianismo, el mismo que exhibe la riqueza en el Vaticano. Sin embargo, nos estamos desviando del tema. La verdad es que me gustaría que el jugador del Real Madrid trunfara por varias razones. La primera, porque según el credo actual, si un deportista no gana «algo» con la selección, se convierte en sospechoso. El retiro anunciado por Messi es un ejemplo y una consecuencia. La segunda, por la aguda inteligencia del goleador.

Hay jugadores que evolucionan, otros que involucionan y están los inteligentes,  que sacrifican cuotas de estrellato por el funcionamiento colectivo. En ese sentido, la carrera de CR7 es un fenómeno de estudio para las generaciones que apenas se acercan al fútbol y para las que vendrán, esas que utilizarán un nanosegundo para buscar un video y renuciarán si tarda 3 en cargar.

De la Eurocopa 2004 se recuerda el llanto de Cristiano Ronaldo por la derrota ante Grecia. Tenía 19 años y le acompañaban Carvalho, Figo, Maniche,  Deco, Pauleta… Equipazo. 12 años después tiene una nueva oportunidad, esta vez con un equipo más discreto en lo individual aunque más sacrificado en lo colectivo. Portugal se defiende muy bien con la pelota y ha crecido en la dificultad, al punto que Bruno Alves, de 34 años, puede suplir con eficacia a Pepe, la figura del equipo luso en este campeonato.

Pero volvamos a Cristiano. ¿Cómo ha sido su carrera en esos 12 años? Títulos de liga y Champions aparte, Balones de Oro y Botas de Oro aparte, pues de sacrificio puro y adaptación. Es un atleta que a los 31 años, cuando la curva futbolística empieza a descender, continúa entrenando para vencer al tiempo. Uno se pregunta cómo hubiera sido la carrera de Ronaldinho y tantos otros talentos -sobre todo brasileños- si hubieran seguido ese camino. Y todo esto en medio de una jauría mediática que insiste en coronar a un rey en lugar de disfrutar. Messi es tan único como el portugués, verlos a los dos en un mismo espacio y tiempo, es más, en una misma Liga, es un regalo de Navidad.

CR7 tuvo que renunciar a su deseo de jugar lejos del área, de pegarse a la banda para intentar las esprintadas que quedaron en el recuerdo. Hoy lo suyo es el área y el gol. La elevación en el primer tanto contra Gales es un buen ejemplo de ello, es el Pavarotti del salto. Nadie llega a ese tono. A pesar de ello, el fanatismo burdo se burla de sus músculos y colores de traje de baño. En pleno siglo de apertura, se le dice gay, como si fuese un insulto. Todo es válido si el fin es no reconocer su aporte al fútbol.

A los sudamericanos nos encanta valorar al «amigo», al «pana», pero nos cuesta reconocer el sacrificio, el éxito que se pule desde la preparación. Tal vez por eso congeniamos mejor con Messi, porque sentimos que es un DON y como todo DON, mantenemos la esperanza de que también nos toque. El Kino de la calidad. La suerte nos latinoamericaniza. Dijo Lutero: «La humildad de los hipócritas es el más grande y el más altanero de los orgullos». Cristiano al menos no ha engañado a nadie y con el paso del tiempo, parece conocerse más.

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