No se puede quitar el placer de que este triunfo es uno de los más grandes en la historia futbolística venezolana y que debe servirse con las mieles de lo épico. Lo es, pero no debe ser algo sorpresivo lo que termina siendo el resultado del trabajo, del tiempo, de las ideas. Alemania hoy mostró debilidades, no metió miedo en su juego como la pura bandera lo advertía desde el sorteo de grupos, pero el gran mérito está en la capacidad que tuvo Dudamel y los muchachos en resolver el trámite en unos pocos minutos. La capacidad de ajustar en el entretiempo luego de que los alemanes terminaran mejor el primer capítulo y luego de los goles, el manejo del partido, es la explicación sencilla de que hay material de sobra para poder competir con opciones de algo importante.
Los criollos no mostraron su mejor cara en el primer tiempo. La rigidez táctica mostrada en el pasado Sudamericano Sub 20 afloró nuevamente. Con Peñaranda y Soteldo recién recuperados de largas lesiones, los principales creativos afectaron la generación de juego ofensivo. Ante esto, la contraprestación era en la zona defensiva: incólumes e infranqueables los cuatro del fondo. Ferraresi quizá como novedad ante la esperada titularidad de Mejías, se juntó cómodamente con Velázquez y los laterales para armar un cerco eléctrico en los momentos más álgidos que pudieron elevar a los teutones.
Presionar la salida del contrario, ajustar la precisión en el pase y en el juego del dúo Herrera – Lucena y explotar la velocidad y potencia de los hombres de ataque, fue la receta para que en un pequeño ratito, Venezuela machacara por dos veces a una rocosa y poco dúctil defensa alemana. La jugada del desmarque de Peña en el primer gol es la expresión de la importancia que Dudamel ha dado al tema físico en la conformación de su plantilla. No es casual que hombres como Makoun y Hurtado sean incorporaciones recientes: su biotipo, más allá del gran momento que viven, es fundamental para enfrentar este tipo de competencias.
En este primer partido del Mundial, Venezuela mostró sus mejores galas. Fue muy superior al nivel mostrado en el pasado sudamericano de la categoría. En este tiempo de preparación supo pulir (al menos quedó demostrado en este sólido estreno) los aspectos que no andaban bien, como la eficacia de cara al arco rival. Los de Dudamel mantienen su solidez en el manejo, en impedir que el contrario merodee la zona de peligro. Peñaranda, aunque muchos no quieran verlo así, terminó siendo protagonista no solo por la pelota de gol a Córdova en la que apiñó contrarios, sino en la importancia de que tenga total libertad de movimientos, lo que permite que Soteldo quede más suelto y menos referenciado. El del Málaga y Ferraresi fueron las únicas novedades en un once que no cambia su idea y que vive bajo un mismo concepto desde que el cuerpo técnico los reunió por primera vez allá por agosto de 2015.
Hay que darle un crédito de confianza a Dudamel y el cuerpo técnico en sus decisiones. Conoce bien a su grupo, sabe mejor que nadie cuáles son los estados de forma y hasta emotivos de cada uno de sus dirigidos. El desahogo de Ronaldo Peña de cara al gol es una nota altísima que llega en el momento más necesario.
Hoy las cosas rayaron en lo mejor posible. Es necesario que eso se mantenga a lo largo de todo el torneo. De ser así, no crea que el soñar viene en un pote de humo. ]]>