Deportes

La venezolana que brilla en el Deportivo La Coruña

La delantera de la Vinotinto, Gabriela García, supo sortear la dificultades de infancia humilde en Tunapuy (Sucre), para zarpar rumbo a Galicia, España. En suelo Ibérico encalló en la Coruña, en donde tiene como hábito inflar las redes cada fin de semana con el Deportivo Abanca

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Por: Luis Vílchez | Foto: Prensa Real Club Deportivo de La Coruña S.A.D.

«Somos gente marinera y con eso no hay quien pueda», reza el eslogan del Deportivo de la Coruña para la temporada 2017-18, la casa de Gabriela García, delantera de la selección venezolana de fútbol. Si bien la atacante no nació marinera, sino en Tunapuy (Sucre), no hubo adversidad que hiciera naufragar su carrera como futbolista profesional.
García levantó las anclas de una embarcación rumbo a una carrera, que sin ruta definida inició en la practica de todo un poco. Por su físico destacó sobre el resto, en especial en baloncesto y balonmano, deportes en los que llegó a representar a Sucre en juegos nacionales. Pero en 2007 revelaría su talento en una torneo municipal inspirado en la Copa América, disputada en aquel tiempo en Venezuela, en el cual le tocó estar en el equipo que representaba a Argentina y alzó el título.
En ese certamen fue rival de Eliezer Labana, que jugó para el conjunto que representó a Brasil y cayó eliminado en segunda ronda. Ahí Labana vio su potencial y luego lo corroboró compartiendo cancha para la selección de Sucre rumbo a los juegos escolares, un equipo que se armó con talento de esa mini Copa América.
Pero a pesar de su talento, fue Labana quien la llevó a dejar de anotar puntos con las manos y empezar a buscar gloria con los pies. Primero su rival, luego su compañero y hoy en día gran amigo, escuchó que había chance de que la mujeres practicaran fútbol en el Centro Árabe de Carupano, lugar donde practicaba. Le comentó sobre García a su entrenador y le dijo que la trajera.
Fue el primer golpe de timón, que encausaría su carrera, pero no sería fácil. Y es que nunca nada en la vida de esta jugadora lo fue. «Tuve una infancia dura, desde lo cinco años estuve sin mamá. Ella es mi motor y mi apoyo para seguir adelante», explicó la atacante que se crió con su papá y su hermano.
El apoyo de su amigo también fue un pilar en sus inicios. «A veces no quería ir, no se dejaba ayudar, porque era más de la calle y estar jodiendo (…) Mi papá y yo la íbamos a buscar a su casa y agarramos 45 miutos de camino de ida y otros 45 de vuelta rumbo a Carupano», reveló Labana.
El viaje era justificado, en Carupano los entrenadores tenían más contactos que en Tunapuy. Todas las horas de carretera valieron la pena cuando Kenneth Zseremeta la vio y captó que tenían un diamante en bruto, que si lograba pulir brillaría en la Vinotinto. «Ella (García) me contó que Zseremeta le dijo: ‘Vas a conocer nuevas ciudades, nuevos países y vas a representar a tu país’, pero que primero tenía que ir a Guárico», comentó Labana.
En la selección cambió de una embarcación de vela a una con motor, y los premios empezaron a llegar. «La Vinotinto cambió mi vida demasiado, fue un giro grande, ya que jugando ahí se abrió la posibilidad de ayudar a mi familia y a mi». Pero no solo ayudo a los suyos, sino al elenco criollo. En 2013 fue la goleadora del Sudamericano sub-17, en donde Venezuela ganó su primer título continental. Luego en el Mundial sub-17 de Costa Rica (2014) tocó el cielo y fue Bota de Oro, junto a Deyna Castellanos, en el cuarto lugar logrado por el combinado nacional.
La Vinotinto le dio orden y disciplina a un talento no canalizado. «Ella venía de un sistema muy silvestre, no venía de una disciplina fija o de un equipo que entrenara regularmente. Kenneth (Zseremeta)vio un prospecto a desarrollar y una vez que empezó a trabajar de forma continua y no caimanear de vez en cuando, mostró ser una de la mejores», expuso Carlos Celis, jefe de prensa de la selección nacional.
La tormenta

«El momento más duro fue cuando me llamaron a la selección, porque no tenía tacos, yo jugaba descalza con los hombres. Fue mi amigo (Labana) quien me regaló los primeros zapatos», recordó García, mientras se le quebraba un poco la voz. Su mayor alegría aún es el recibimiento de sus amigos de Tunapuy en Maiquetía, luego del Mundial de Costa Rica.
Después de la gloria en suelo tico, el pronóstico del tiempo era favorable, pero una tormenta se cruzó en su camino: no tenía club. Las ofertas no faltaban, pero su adaptación nunca se dio. Pasó por Estudiantes de Guárico, Caracas y Anzoátegui, en ninguno brilló.
«No puedo decir mucho. Tuvo un paso sin pena y sin gloria, nada bueno», aseveró Omar Ramírez, entrenador de Estudiantes de Guárico. El entrenador reflexionó: «Muchas personas son culpable de esto. Una persona sin club que está en la selección, eso solo pasa en el femenino». Ramírez cerró: » Yo me quedo con la Gabriela de la primera etapa era sencilla y me sorprendía cada entrenamiento. En la segunda etapa nunca mostró ese talento de la sub-17″.
Enzo Tropiano, entrenador del Caracas, también dio su opinión y dijo: «A ella la mandaron de oriente y llegó silvestre, pero se le veían las condiciones naturales. La tuvimos muy poco tiempo». El estratega agregó:»Soy un tipo muy exigente y le corregía bastante, otros equipos le llenaron la cabeza. Aquí se trabaja con excelencia, algunas lo entienden y otras no».
Tropiano concluyó: «Creo que una jugadora que no esté en un club no debe ser llamada a la selección. El nombre se mantiene y se trabaja, no se puede vivir del pasado».
García analizó esa etapa. «Son de los mejores clubes, pero no me sentía cómoda conmigo misma. Me queria ir a mi casa y con algunas jugadoras no encajaba, fueron algunos de los motivos».

La atacabte rendondeó: «La diferencia entre la selección y un club es que en el club no tienen esa madurez de dejar los problemas fuera del campo, lo que hace que se sienta más la tensión en el juego».
Sin embargo, la ausencia de equipo no le perjudicó. «Uno pudiera decir que le pesó mucho, pero con 16 años participó en todas las selecciones y estuvo en todos los módulos para no caer en un bache físico», indicó Celis. El periodista resaltó: «Sí pesó en su cuota goleadora, pero toda competición en la que jugó, marcó. Aunque no pudo ser titular todos lo partidos».
Esto se evidenció en el proceso sub-20 donde perdió protagonismo.
«Cuando llegamos al mundial, las otras tenían un extra por lo que habían avanzado en su club», argumentó José Catoya, director técnico de la Vinotinto en el Mundial sub-20 de Papúa Nueva Guinea. Catoya afirmó que la utilizó contra Alemania por su biotipo, pero ante México y Corea del Sur prescindió de ella en el once inicial, entendiendo que no estaba para la «dinámica» de esos choques de entrada.
A principios de 2017, la selección nacional dejó de ser su «club» y fichó por el Deportivo Abanca (equipo femenino del Deportivo La Coruña) junto a Lourdes «Kika» Moreno. Un equipo donde ya militaba la criolla y mundialista sub-17 (en Trinidad y Tobago, 2010), Michelle Clemente.
Los videos de sus actuaciones en los mundiales la llevaron al Depor, donde lucha por el ascenso a la Liga Iberdrola (primera división de España). Esta temporada pudo hacer la pretemporada y comenzó con todo: 22 goles entre la etapa de preparación y la competición oficial.
«Trabaja y entrena todos los días. Ella ha aprendido a estar sentada en el banco y esforzarse para ser titular», soltó Catoya, que hoy en día dirige la selección mayor y aseveró que no tuvo dudas en ponerla de titular en el último amistoso ante México por el ritmo que traía de Europa.
El clima se calmó, las olas ya no tambalean su carrera y todo está más claro: triunfar en Europa y tratar de clasificar a la Vinotinto al Mundial absoluto de Francia 2019 -un hecho inédito para el balompié criollo. A pesar de la fama, su amigo Labana asegura que mantiene la humildad y se le pone la piel de gallina cuando ve sus fotos en París, en un viaje previo al Mundial de Papúa, y piensa cuando la vio en sus inicios. En esa muchacha que cada vez que puede se la pasa en la Plaza Bolívar de Tunapuy o por las calle de su pueblo, repartiendo autógrafos o donando balones, pantaloncillos o tacos (los que no tuvo en su primera convocatoria).
«Haciendo una anología con la película Ratatouille que dice que la buena comida puede venir de cualquier lado, eso es Gabriela García para el fútbol venezolano. Ella demuestra que el talento puede venir de cualquier lugar del país», analizó Celis sobre lo que representó, representa y puede representar esa futbolista de Tunapuy, que navega por la Coruña y no se cansa de hacer goles o repartir asistencias.]]>

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