Paola Villamizar, la mejor estudiante de la Superliga
La delantera fue la MVP del torneo profesional femenino con 42 goles y 27 asistencias. La maracayera coronó el mejor año de su carrera con una Estrella para Guárico
La delantera fue la MVP del torneo profesional femenino con 42 goles y 27 asistencias. La maracayera coronó el mejor año de su carrera con una Estrella para Guárico
Aragua le ha brindado a Venezuela dos futbolistas altamente reconocidos por su pegada como Juan Arango y Deyna Castellanos, capaces de hacer goles desde largas distancias y con una precisión envidiable. Sin embargo, la Ciudad Jardín cuenta con otra hija ilustre por su forma de rematar el balón: Paola Villamizar. La jugadora de Estudiantes de Guárico, apodada «El Rifle 30,30», fue la sensación de la primera edición de la Superliga (torneo profesional femenino) y con sus riflazos apunta a jugar en el exterior y colaborar en la Copa América de Chile 2019.
Villamizar formó parte de esa primera generación mundialista que asistió a la cita sub-17 en Trinidad y Tobago (2017). Luego, estuvo en diversas instituciones como Casa D’Italia, Caracas y Estudiantes de Guárico, en donde se ha convertido en ídolo del cuarto estado más extenso del país y donde el balompié femenino es una bandera, en cuanto a disciplinas deportivas profesionales.
«Este año fue el mejor de Paola (Villamizar). No hizo sentir la ausencia de Ysaura (Viso) y supo resolver la papeleta», explicó Omar Ramírez, quien fuese entrenador de Guárico desde 2012 hasta finales de octubre de este año. Mientras que, Carlos Celis, encargado del departamento de video de la Vinotinto femenina comentó: «Marcó mucha distancia con el resto, fue la que más goles y más asistencias tuvo, además participó en más jugadas que culminaron en gol; sin duda alguna la MVP del torneo».
A pesar de las lesiones, Villamizar fue el motor de un equipo que ganó tanto el Apertura como el Clausura de forma invicta. «Ha sido un año muy bonito, pero aún hay ganas de superación», aseveró «El Rifle», que en su diccionario no existe la palabra conformismo y siempre tiene la mira en un objetivo superior.
La pasión de Villamizar por patear balones en un país machista, en donde hasta hace no mucho se veía con recelo que una mujer practicara fútbol, vino de su padre y su hermano. Con una cancha al frente de su casa en Maracay, inició su andar en esta disciplina, junto a sus hermanas, Phierina y Pamela, quienes también jugaron la Superliga pero con Zamora.
«Mi papá me inspiró, me enseñó y estuvo ahí conmigo en el aprendizaje (…) él jugó fútbol y luego se dedicó a entrenador», indicó la «10» de Guárico. Villamizar aclaró que sus inicios fuero en el fútbol sala, pero con el tiempo cambió el concreto por la grama.
En la esculita de fútbol menor de su padre hizo sus primeros remates, pero aún no habían llegado los riflazos que la tienen valorada como una de las mejores volantes de Venezuela. Los entrenamientos en Guárico pulieron ese diamante en bruto, que hoy quema redes y le dobla la mano a las porteras.
«Tuve la dicha de entrenar muchas jugadoras importantes del país y Paola no es la excepción. Hicimos trabajos individualizados para mejorarle la pegada y la precisión, porque tenía una velocidad y una potencia increíble; le pegaba duro a la pelota, pero sin dirección», relató Ramírez, que con ejercicios de «colocación y cambio de ritmo en un mes el cambio fue increíble».
El estratega, que jugó profesional en Segunda División, confesó: «Me ponía a patear con ella y pateaba mejor que yo, ella la ponía el balón ángulo o donde quisiera, era algo exquisito (…) Cuando Paola esta alegre no hay quien la pare». Por su parte, Saimar Aviles, jefa de prensa de Guárico, acotó: «Creo que Paola siempre te va a sorprender, puede salvar al equipo de un mal momento con uno de sus riflazos».
Todo esto inspiró a Junior Rebolledo, patrocinante y parte de la logística de Guárico a ponerle el mote de «El Rifle». Y es que para este amigo de Villamizar, su piernas son «un arma letal».
El nombre de Estudiantes de Guárico no es de gratis, sino que fue concebido para ligar a sus futbolistas con lo académico. «Paola define el significado del club, que fue creado con la intención de que la jugadoras estudiaran en la Univerisdad Rómulo Gallegos», comentó Ramírez.
Los estudios fueron la gran motivación de Villamizar para no unirse a ese gran éxodo futbolistas rumbo a Colombia y a Europa. «Tiene objetivos claros no solo dentro de su carrera como futbolista, sino en su vida profesional académica. Ella opta a un título académico que le garantice un futuro más allá de fútbol», comentó Celis.
Los allegados a Villamizar la definen como una persona muy «centrada», ese es el termino con que la mayoría la cataloga. La delantera entiende que la carrera de fútbolista es efímera y que una lesión la puede terminar en un abrir y cerrar de ojos, por eso busca en los libros un futuro para su familia.«El fútbol no dura nada, siempre tengo la convicción de superar. Quiero ayudar a mi familia y que disfruten de la vida», argumentó la atacante.
Si bien tuvo una etapa que estudio Administración, su segunda pasión luego de inflar redes es la Nutrición. «Si no fuese futbolista, sería nutricionista, es algo que me gusta mucho», confesó. «Ella se cuida mucho al comer, por ahí puede venir su afición por la nutrición», agregó Aviles.
También está muy enfocada en aprender un segundo idioma. «Está muy enfocada en el inglés y le gusta estudiar (…)Es muy abierta a las correcciones», aseveró la periodista del conjunto llanero, que la ayuda con la tareas de lenguaje anglosajón.
Todo esto con el fin último de jugar en el extranjero y cumplir su gran meta: «Quiero jugar una Champions con las mejores del mundo, no me importa que sean cinco minutos, pero quiero sentir esa adrenalina», afirmó.
Villamizar en la cancha es explosiva y protagonista, fuera de ella es tímida y afable. En esta dualidad hay un sentimiento que no varía en ningún lugar: su amor por la casaca Vinotinto. «Cada vez que escucho el himno fuera de mi país me erizo», soltó la atacante que forma parte de la selección mayor de Venezuela.
Celis aseguró que fue «la que mejor se vio» en la doble tanda contra Colombia, en la última fecha FIFA, a finales de noviembre. Para el encargado de video de todas las categorias femeninas de la selecciones de Venezuela, esta generación mayor quiere «demostrar» que pueden superar lo hecho por la sub-17 en el último lustro: dos cuarto lugares en Mundiales.
La selección no es algo ajeno para Villamizar, pero «es una espinita, una revancha extra», en sus palabras. Su convocatoria al Mundial sub-17 2010, al ser una de las últimas llamadas, le generó un la emoción inmensa en la que «lloró, pataleó y llamó a su papá», quien le encomendó a trabajar más fuerte.
En ese campeonato no pudieron pasar de la fase de grupos. «El Rifle» reconoce que hubo «fallas», pero que ese torneo le dejó «grandes enseñanzas y fue un paso fundamental para su carrera».
Luego en 2014 no fue convocada a la Copa América y en el Sudamericano sub-20 de Uruguay no tuvo su mejor rendimiento. «Paola ha tenido dos bajones futbolisticos, uno cuando perdió su abuelo, a quien era muy allegado y otro tras el sub-20 de Uruguay, donde no le fue muy bien. Le pegó mucho psicológicamente y estuvo casi seis meses de bache», relató Ramírez.
Esto y las tres finales de Copa Libertadores (una de fútbol sala con Estudiantes y otras dos de campo, una con Caracas y otra con Guárico)
han sido de sus momentos más difíciles. «Tres finales que me dolieron mucho, a pesar que entregamos todo, pero me las tomo como un aprendizaje», comentó con su madurez y optimismo.
Y es Villamizar promulga lo que se trabaja en el seno de la Vinotinto femenina: se gana, se empata o se aprende; esas tres opciones. Con un futuro promisorio en el exterior, donde puede terminar su carrera de nutrición vía online, y una Copa América en abril, en Chile. El año entrante augura buenas cosas para la delantera, ya que sus riflazos serán producto de exportación, en un país que importa todo, y pueden marcar la ruta al primer Mundial de mayores de la historia de Venezuela, ya que en la cita continental se disputarán dos cupos y medio para Francia 2019.
La cosas de la vida, Venezuela tan maltrecha por la armas de un revolución revanchitas, puede tener una gran alegría de la mano un «Rifle» con una deuda pendiente, teñida de Vinotinto.