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Álvaro Pereira y la inconformidad perenne

En esta columna, Carlos Domingues analiza el impacto de la contratación del mundialista uruguayo en un grupo de fanáticos que nunca parece estar satisfecho con los movimientos que suceden en el fútbol venezolano

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Álvarao Pereira
Diseño: Yiseld Yemiñany

El arribo a Estudiantes de Mérida del uruguayo Álvaro Pereira ha destapado cualquier clase de demonios en los seguidores (¿?) del fútbol venezolano. Jamás vi, desde que existen las redes sociales, que se creara una polvareda tal por la llegada de un futbolista a nuestro tan vilipendiado campeonato.

Y coloco los signos de interrogación después de la palabra “seguidores” porque realmente dudo que muchos que se ufanan de hablar del fútbol venezolano tengan algún sentimiento de apego por él. Es sencillo: a muchos nos apasiona por encima de cualquier circunstancia pero otros viven de él o de dispararle a mansalva. ¡Qué contradictorio!

No vengo aquí a decir que yo quiero más al fútbol venezolano que otros. No, sería tamaña estupidez. Sí vengo a expresar que me duele profundamente cada vez que el FutVe, como le llaman desde que existe Twitter, solo sea comidilla de buitres y desde muchos sectores que pudieran ayudar, brindar apoyo, únicamente se destruye. Y no con eso pretendo tapar el sol con un dedo: aquí hay que cambiar todo radicalmente, para bien.

Respiro: Estudiantes de Mérida cumple en 2021 su cincuentenario. Sus dueños han planificado hacer una serie de acciones para celebrar la fecha. Y me parece bien, porque una institución tan querida no solo en su estado, sino en todo el país como el Académico, merece que se haga todo lo que se pueda para, con orgullo, festejar tan importante edad de existencia. Entre ese plan está contratar una figura de cartel y llega Álvaro “Palito” Pereira, un bicampeón de América con Uruguay, mundialista y con paso notable en importantes clubes de Europa y Suramérica.

Y a mí me agradó la noticia. Sé que la directiva debe hacer un esfuerzo económico importante para que un jugador con el currículo de Pereira venga al país. Hace rato no se veía un futbolista de su palmarés en nuestro campeonato. Es notorio que ya está pegando la vuelta de su carrera, pero qué honor será para nuestro fútbol que una figura de su talla haya vestido la rojiblanca y juegue en los distintos campos del país.

No pretendo que todos piensen como yo, pero, ¿de verdad vamos a hacer un análisis minucioso de la rentabilidad de su fichaje? ¿De cuándo acá en el fútbol venezolano se habla de rentabilidad? Aquí no se ha fichado nunca con ese criterio porque es un fútbol de gente que pone plata, no de clubes ni sociedades anónimas deportivas. ¿Que esto debería ser de otra manera? Sí, y por eso trabajamos.

Si es porque viene un futbolista de la B Metropolitana de Argentina, es porque no son mejores que los de aquí, si viene un futbolista como Pereira, está viejo, casi no ha jugado en los últimos tiempos. Si se hace un fichaje relevante, “activaron la lavadora”. Y así vamos. Nada nos gusta. Lanzamos dardos sin tener pruebas en la mano.

¡Pasa con todo! No es que si son enchufados y lo hacen con plata mal habida, o si es el resultado de cualquier negocio, venta o inversión. ¡No! Todo se discute, todo se reprocha, todo está mal. Es un estado perenne de inconformidad que no me hace dudar, me convence que es mentira que esos de verdad tengan un poco de cariño por este fútbol. Se nota la intención, acusadora, de paso: si no disparas a mansalva, eres cómplice de lo malo. ¿Llamaste a los Toni y le preguntaste, como periodista o comunicador que eres, de dónde salieron los recursos para fichar a Pereira? ¿Les preguntaste cuál es la intención de ficharlo? ¿Hasta cuándo todo tiene que estar mal?

Hace poco veía la serie “The Last Dance” y no veía que nadie reprochara la llegada de Michael Jordan al equipo Doble A de Alabama. Un atleta de su cartel solo generaba atracción en los aficionados al béisbol, siendo él un basquetbolista. Por eso, que solo se vea la llegada de Álvaro Pereira como algo negativo es ya demasiada animadversión por nuestro fútbol, nuestro modestísimo fútbol. Nunca olvidaré cuando un compañero de transmisión televisiva se levantó de su silla a los tres pitazos finales y me dijo “Éste fútbol es una mierda”. ¿Y por qué trabaja para él? ¿Dónde está ése aporte para que cambie? ¡Cuánta hipocresía!

Reitero lo que ya he escrito varias veces por acá: Los venezolanos nos hemos convertido, al menos en redes sociales, en criticadores de oficio. Nada nos gusta, todo tiene un error, nada es completamente bueno. Además, somos incrédulos, escépticos. Nos cuesta en sobremanera creer algo y todo nos parece que está mal. Si alabamos a un futbolista, lo estamos agrandando, si damos una información que proyecte a nuestro fútbol, somos vendedores de humo.

Ojalá a Pereira le vaya bien. Que pueda recuperar su fútbol y Estudiantes alcance sus objetivos en su 50 aniversario con el uruguayo como protagonista y le brinde muchas alegrías a la afición. Eso se debe respetar. Además, siempre creeré en el profesional, nunca tendré dudas de que dará lo mejor de sí. Yo disfrutaré de su presencia en el país como alguna vez hice con Juan Ramón Carrasco, Juan Carlos Letelier o Maximiliano Estévez.

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