Deportes

La Guaira campeón: el título que se celebra por los que ya no están

Los Tiburones alzaron su octava corona de la mano de Ozzie Guillén y acabaron con la sequía más grande en la historia del beisbol venezolano. ¿Cómo lo vivieron sus fanáticos y exjugadores? Luis Salazar, Alfredo Pedrique, Luis Dorante, Emilio Lovera, Marco Vinicio de Lacavalerie y Delsa Solórzano lo cuentan en esta nota

Publicidad

La franela con la que Ozzie Guillén saltó al terreno del estadio Antonio Herrera Gutiérrez a celebrar el octavo campeonato en la historia de los Tiburones de La Guaira, recoge mucho de la identidad de una de las franquicias de más arraigo dentro de la afición venezolana. Campeones: Pedro Padrón Panza, Musiú Lacavalerie, Carlos “Café”, Martínez, Gustavo Polidor, Pompeyo Davalillo y Graciano Ravelo, rezaba la pieza en su parte posterior y en el pecho la frase: “Por ustedes” y las seis respectivas fotos. Lo había logrado, había conseguido algo que la afición guairista anheló por casi cuatro decenios, el tan ansiado título.

El estratega venezolano, el mismo que había roto una cadena de 88 años sin una copa para los Medias Blancas de Chicago, llevó a sus Tiburones a la gloria al vencer a Cardenales de Lara en apenas su tercera final en las últimas cuatro décadas.

Esto es algo muy grande para mí. A pesar de haber ganado la Serie Mundial, porque este es el equipo que me dio la primera oportunidad. Doy gracias a Dios de que pudimos lograrlo”, le declaró el estratega al periodista de Venevisión, Gregorio Rojas.

La última vez que los Tiburones habían sido campeones, el mundo era un lugar muy diferente. Aun se usaba el Betamax y el VHS, existía la Unión Soviética, el correo electrónico parecía algo de un futuro muy remoto, al tiempo que Madonna tenía tres éxitos en la lista Billboard y en las carteleras locales Franco de Vita, Melissa, Ricardo Montaner y Yordano eran de los más sonados, Bad Bunny y Karol G no habían nacido. Treinta y ochjo años después, los teléfonos inteligentes y el uso masivo de internet han cambiado nuestra manera de relacionarnos. Lo que sí no cambió, fue el sentimiento guairista, que se mantenía poblando la tribuna de la derecha del estadio Universitario, a pesar de no haber ganado nada en muchos años.

Padrón Panza y su hijo, Peruchito

La Guerrilla presente

El equipo campeón de la 85-86 tenía en Ozzie Guillén, Luis Salazar y Alfredo Pedrique algunos de sus máximos referentes, formaban parte de un grupo que pasaría a la memoria histórica de la fanaticada como: “La Guerrilla”.  Salazar y Pedrique, aun recuerdan esa final y la revivieron, ahora como aficionados.

Al fin campeones. Oswaldo lo hizo. Fue clave en acabar la sequía”, confesó Salazar minutos después del out 27 que le diera el octavo campeonato a los litoralenses.

No sabes cuánto he ligado este título. El año pasado quedamos cerca y estaba convencido que este año sería tras la llegada de Oswaldo al equipo. Ya quiero verlos acá en Miami. Claro que voy a ir al estadio a verlos jugar y a felicitarlos. He estado en contacto con Ozzie a través de Tortuga Fuentes, con Dorante (Luis) y Pedrique (Alfredo) durante estos días y sabíamos que lo íbamos a lograr», agregó Salazar desde su hogar en Florida.

«No sabes cuánto he ligado este título. El año pasado quedamos cerca y estaba convencido que este año sería tras la llegada de Oswaldo al equipo. Ya quiero verlos acá en Miami»

Luis Salazar, exjugador y mánager de Tiburones

Pedrique, quien recibió de manos de Argenis Salazar el último out del campeonato 85-86, también estuvo ligando a sus tiburones. “Nos reunimos en un restaurante en Doral, de un venezolano, de Carúpano, fanático de los Tiburones de La Guaira y eso fue una fiesta. En lo personal, mi corazón está con ellos, yo me hice ahí y estoy muy contento”, dijo Pedrique.

Luis Dorante no estuvo en ese campeonato, pero sí al año siguiente y fue parte de “La Guerrilla”, como también lo fueron Gustavo Polidor, Carlos “Café” Martínez y Raúl Pérez Tovar. El hoy técnico recuerda la época y exalta la figura de Pedro Padrón Panza.

Padrón fue como un padre para mí, podríamos durar hablando horas de la confianza y la amistad que me unía a Padrón y a peruchito, que en paz descansen”, aseguró Dorante con un aire de nostalgia.

“Padrón fue como un padre para mí, podríamos durar hablando horas de la confianza y la amistad que me unía a Padrón y a peruchito»

Luis Dorante, exjugador de Tiburones

El estratega venezolano no puede negar su corazón guairista pese haber vestido varias camisetas de la LVBP como jugador y como manager. “No te puedo negar estoy ligando a los Tiburones, fue el primer equipo que me dio la oportunidad de jugar. Además mi esposa es de La Guaira. Mis hijos nacieron en La Guaira. Mi suegra es guairista. Cómo no los voy a ligar”, expresó Dorante desde Estados Unidos. “Sería bonito que la directiva nos juntara a los de mi época con los actuales campeones y poder compartir esa alegría. Quiero volver a ver a Luis Lunar, a Pedrique, Argenis Salazar, Norman Carrasco y a los chamos de ahora”, agregó el estratega que va a su cuarta temporada con las sucursales de los Marlins de Miami.

Ha sido más fácil ligarlos por televisión que desde el terreno. Como manager y como jugador es más complicado por toda la presión que amerita” confesó Dorante quien sueña con volver a dirigir en  Venezuela.

“Las puertas están abiertas y quiero volver a Venezuela. No hay nada como esa pelota y que me perdonen las otras ligas de Caribe”.

Vengan pa’ que lo vean

La noche del domingo, Marco Vinicio de Lacavalerie estuvo pegado a la televisión desde su casa en West Palm Beach, sintonizando el juego que le daría el campeonato a los Tiburones. Para él tiene un significado especial, después de todo, no se puede contar la historia del equipo sin hablar del apellido Lacavalerie.

Marco Antonio “Musiú”, su padre no sólo fue una de las figuras más representativas de la cultura de la radiodifusión venezolana en el siglo XX, sino un emblema inconfudible de los litoralenses, La Guaira era Musiú y Musiú era La Guaira.

“En ese entonces, cuando el campeonato de la 85-86, yo daba mis primeros pasos como narrador del circuito y por supuesto que recuerdo muchas cosas bonitas, como mi admiración por Francisco Monasterio y mi amistad con Carlos “Café” Martínez, pero lo que más recuerdo era la alegría de mi papá, para él Tiburones representaba mucho”, dijo Marco, quien siguió los pasos de su padre y narró los juegos del equipo por más de tres décadas. “A eso le siguieron años muy duros, donde pasaron muchas cosas y no pudimos quedar campeones. No voy a negar que me hubiese gustado estar ahí”, agregó Marco Vinicio, quien de niño fue Batboy de los litoralenses.

«Lo que más recuerdo era la alegría de mi papá, para él Tiburones representaba mucho”

Marco Vinicio de Lacavalerie

Musiú, con el poder de la palabra y su alegría característica, predicó el credo guairista hasta permear en los corazones de jóvenes que en la década de los 80 comenzaban a ligar a los Tiburones. Uno de esos jóvenes era Emilio Lovera, humorista, actor y locutor venezolano, quien se confiesa como un gran seguidor de La Guaira, en gran medida gracias a Musiú.

Yo me hice fanático de los Tiburones por Musiú, me gustaba mucho escucharlo. Cuando yo era niño buscaba el díal en la radio de los Tiburones de La Guaira y cuando conseguía las risas y la alegría, sabía que ahí era”, dijo Lovera, quien desarrolló también una amistad con Ozzie Guillén.

“Yo me hice fanático de los Tiburones por Musiú, me gustaba mucho escucharlo. Cuando yo era niño buscaba el díal en la radio de los Tiburones de La Guaira y cuando conseguía las risas y la alegría, sabía que ahí era»

Emilio Lovera

“Vi muchos jugadores a quienes admiré como Enzo Hernández, Paul Casanova y José Herrera, con los años me hice muy amigo de Ozzie Guillén. Recuerdo que en esa época, principios de los años 80, tenía un convenio con la aerolínea Panam y por intercambio les pedí un boleto a Tampa para ir al lugar donde entrenaba Oswaldo”.

Lovera admite que estuvo un poco alejado del beisbol pero no dejó de ser de los Tiburones. “Fue muy duro que el equipo perdiera tantos años y yo estuve un poco alejado del estadio. Jamás iba a cometer esa barbaridad de cambiarme de equipo, pero sí me alejé un poco. La actitud ganadora del equipo este año y mi amistad con Oswaldo me volvieron a llevar al estadio” señaló Emilio, quien celebró el campeonato por dos razones especiales, sus Tiburones y su amistad con Guillén. “¡Ganamoooooooooos! ¡Al fin ganamooooos!”, dijo en una conversación de Whatsapp, poco después del campeonato.

Pa’encima

Después de celebrar el título en 1986, comenzó el largo peregrinaje por el desierto de los Tiburones de La Guaira. El equipo iría nuevamente a la final al año siguiente, donde fueron barridos, incluyendo el histórico no hit no run de Urbano Lugo en el último juego. Desde entonces, la ausencia de triunfos fue la constante y la afición aunque decepcionada no dejó de apoyar al equipo.

Quizá uno de los ejemplos paradigmáticos sea el del intelectual venezolano, José Ignacio Cabrujas, quien en una carta dirigida a Pedro Padrón Panza, publicada en el diario El Nacional, el sábado 21 de enero de 1995, abdicaba a su militancia guairista. Posteriormente escribiría otra misiva renunciando a esa renuncia y que sería publicada en el libro: “Memorias de un feligrés” de Ignacio Avalos.

Los Tiburones, especialmente de principios de los años 90 perdían constantemente y estaban llenos de figuras jovenes que no lograban hacerse un lugar en la memoria de la afición. El propio Oswaldo Guillén bautizó a ese grupo como: “Los salserines”, en alusión a la banda musical infantil que para entonces sonaba en la radio venezolana. Las derrotas y cruel condescendencia de los demás aficionados no mermaron en el retumbar de la samba y en la población que iba a la tribuna de la derecha del estadio Universitario, después de todo como reza la emblemática frase del escritor uruguayo Eduardo Galeano: “En su vida, un hombre puede cambiar de mujer, de partido político o de religión, pero no puede cambiar de equipo de fútbol”, de beisbol en este caso.

Un sentimiento de La Guerrilla a La Sabana

La primera vez que Delsa Solorzano pisó el estadio Universitario y escuchó tocar a la samba sintió una emoción tan grande que hizo click inmediatamente y desde ese día abrazó una pasión que nunca más soltaría y haría suyo un lugar que la hace feliz, la tribuna de la derecha del estadio Universitario.

Yo empecé a ir al estadio a los 18 años, con un novio que tuve, mi único novio que estaba vinculado en ese entonces a los Tiburones, que también era el equipo de mi papá. La primera vez que fui y escuché la samba, pensé que el corazón se me iba a salir por la boca, fue una emoción muy fuerte. Después de eso, no dejé de ir al estadio. A mi me gusta sentarme en la tribuna de la derecha, en las sillas azules sin malla, con la gente”, dijo la hoy dirigente política del partido político Encuentro Ciudadano. “Los Tiburones para mí y para mi hijo, así como para mucha gente, es un sentimiento. En la hora loca de mi boda, los zanqueros tenían la camisa de los Tiburones. Tengo guardada la entrada firmada del día en el que “El Samurai”, Alex Cabrera rompió el récord de Baudilio, apuntó Delsa, quien acompañó al equipo todo el año. “Se habla de la guerrilla, del salserín, pero hay que hablar de este grupo de muchachos, empezando por los jovenes de La Sabana que crecieron soñando con ser ellos quienes llevaran al equipo al título”.

Delsa confiesa haber llorado mucho tras el título y define a sus Tiburones en una palabra. “El equipo es un sentimiento, independientemente de quien circunstancialmente esté al frente, las instituciones quedan”.

Por los nuevos y los que ya no están

La última vez que los Tiburones fueron campeones, el hoy conocido como Estado La Guaira, era un departamento perteneciente al distrito Capital. Hoy es uno de los estados más pequeños en cuanto a extensión con una superficie de 1497 kilómetros cuadrados y una población, según el censo de 2016, de 410.589 habitantes. Las emblemáticas localidades de Naiguatá, Macuto, Catia La Mar, Maiquetía, Chuspa, La Sabana y Todasana, por decir algunas fueron una fiesta el domingo, decenas de videos de júbilo están en las redes sociales, del momento en el que Danry Vázquez en el jardín derecho atrapó la bola para el out 27.

Sin embargo la afición guairista que comenzó como una alternativa a los tradicionales Caracas y Magallanes, se extendió por toda la geografía venezolana. El equipo mantuvo su afición y a fuerza de samba atrajo nuevos fanáticos que gritaban el tradicional : “Ehhhh La Guaira”.

El mensaje de la franela de Oswaldo va para Padrón, Musiú, Café, Polidor, Pompeyo y Graciano, pero seguramente también para Cabrujas, Teodoro Petkoff y para Julio, Pedro, Francisco, fanáticos comunes que no alcanzaron a verlos ganar de nuevo. Ellos también son campeones.

Este campeonato va para ustedes, los fanáticos y los peloteros que tienen más de 30 años escuchando la palabra más fea: ‘Eliminados’, va para ustedes también”, dijo Guillén al periodista Efraín Zavarce de IVC Networks tras alzar el campeonato.

Hoy la Guaira inicia una nueva etapa en su historia y la samba retumbará en poco menos de una semana en El Caribe.

Por César Augusto Márquez / Manuel Lira, periodistas deportivos.

Publicidad
Publicidad