Economía

Barclays: Sin reducción del gasto ninguna devaluación será suficiente

Alejandro Grisanti indicó que existe un falso dilema sobre pagar a los tenedores de bonos o satisfacer el mercado interno. 

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Foto: NIcolle Yapur

Para el economista y analista de Barclays, Alejandro Grisanti, el país está en medio de un ajuste muy doloroso e ineficiente, que afecta mucho a ciertos sectores de la economía y, a pesar de los anuncios del gobierno, no atacan las grandes distorsiones: la fiscal y la cambiaria.

Grisanti indicó que existe un falso dilema sobre pagar a los tenedores de bonos o satisfacer el mercado interno. «Yo lo que sí creo que hay un modelo que fracasó mucho antes de la caída del petróleo», dijo. Recordó que con los precios cercanos a $100, la economía venía cayendo 5% y la inflación se ubicaba entre 60%-65% en el primer trimestre del año pasado.

Indicó que el modelo de importación requiere no solo de altos precios del petróleo, sino de precios que vayan creciendo. El PIB per capita caerá a finales de 2015 a niveles de 1998, lo que implica que la bonanza petrolera no generó beneficios duraderos. La implosión del modelo económico se ha venido acelerando debido a la caída de 51% de los precios del petróleo a marzo y el fortalecimiento del dólar.

Aunque en este contexto se habla de medidas como el aumento de la gasolina para cerrar el déficit fiscal, Grisanti opina que la primera medida debe venir por el recorte del gasto.

«La caída del precio del petróleo se dio un ambiente donde se seguía incrementando el gasto», señaló. De acuerdo con la data mostrada por el economista, desde 2011 ha venido creciendo sostenidamente hasta llegar a niveles de 45%-50% del PIB. Esto se debe a los excesos cometidos en las campañas electorales.

«Esto solía ser revertido pero no se está haciendo», dijo. Considera que en Venezuela tiene que haber mucho gasto ineficiente que puede ser cortado sin afectar a la población de más bajos recursos. «El ajuste es doloroso porque no se está haciendo así», expresó.

Un ejercicio de Barclays muestra que si no se reduce el gasto no hay devaluación que sea suficiente. «Si se volviese al gasto de 35% del PIB que se tuvo hace 4-5 años, el tipo de cambio para equilibrar las cuentas sería de Bs 50 por dólar», señaló.

Divergencia cambiaria

Grisanti considera que el Sistema Marginal de Divisas es el más ineficiente de todos los esquemas. «Nos iba mucho mejor con el Sicad II», expresó.

Indicó que Muchas de las empresas nacionales y multinacionales se atrevieron a mover sus balances a Bs 50 por dólar, pero el gobierno lo elimino. Ahora las empresas deben decidir si moverse a la tasa Simadi teniendo así probablemente el peor año contable de su historia.

El Simadi implica una apreciación del tipo de cambio que no beneficia las cuentas fiscales y obliga al Banco Central de Venezuela a seguir imprimiendo divisas. El tipo de cambio cercano a Bs 200 por dólar no tiene sentido.

«No sé a dónde va a llegar este sistema si el principal oferente de divisas (Pdvsa) del país no vende divisas», expresó. El tipo promedio para el sector privado en 2014 fue de Bs 38 por dólar; en 2015 será de Bs 102,7 por dólar.

El tipo de cambio fiscal en 2015 será de Bs 12, lo que implica que el gobierno solo venderá 2% de las divisas en Sicad y Simadi. Mientras las economías de Latinoamérica han devaluado el tipo de cambio fiscal, en Venezuela se ha hecho lo contrario. «En los dos trimestres ha pasado de Bs 14 por dolar a Bs 9», indicó. Mientras, el tipo de cambio del sector privado se ha multiplicado por tres.

Ajuste doloroso

Ante los desequilibrios, Venezuela ha buscado reducir los suministros de crudo por convenios energéticos e intentar cobrar esa deuda; realizar operaciones con el oro y reducir las importaciones privadas.

«Se ha detectado una fuerte reducción de un poco mas de la mitad del subsidio petrolero a Cuba, de acuerdo con las cifras de tanqueros», señaló.

Explicó que la visión negativa de los mercados internacionales sobre Venezuela se debe a los años de tener un ministro de Finanzas que nunca se comunicó con los mercados y la poca transparencia en las cifras.

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