Economía

"Los costos de un default acabarían con cualquier gobierno en Venezuela"

Pese a que el mercado tiene más de un año prediciendo un default en Venezuela, parece que la capacidad y voluntad de pago del país ha sido juzgada más duramente de lo que se merece. El economista Ramiro Molina considera que la reputación del gobierno es el elemento que más pesa dentro de las malas expectativas.

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Para el director ejecutivo del Centro de Estudios de Finanzas y Economía (CEFE),el gobierno todavía tiene un margen de maniobra a la hora de atender la deuda externa, lo cual ha demostrado cumpliendo con sus compromisos en contra de todas las expectativas. Los costos de no hacerlo son muy elevados y tanto la República como Pdvsa los evitarán a toda costa, sostiene.

“Todos los costos de dejar de pagar acaban con cualquier gobierno en Venezuela”, expresó. Explicó que una cesación de pagos pondría limitaciones a todas las actividades comerciales y pondría en peligro de embargo importantes activos de uno de los principales emisores: Pdvsa. Además, lloverían las demandas.

El economista opina que no vale la pena correr el riesgo solo por ahorrar unos $3 mil millones correspondientes a los pagos de Pdvsa para el año que viene. “Eso equivale a dos semanas y media de exportaciones petroleras”, indicó.

Para él, existen tres posibles escenarios de default: en el primero, Venezuela reperfilaría su deuda, cosa que han venido haciendo; en el segundo, recurriría a una reestructuración; mientras que en el tercero, optaría simplemente por repudiarla, es decir, no reconocerla.

“El mercado prevé que el gobierno irá directo a la última opción. A mi juicio son estos elementos perceptuales los que afectan el nivel de rendimiento de los bonos venezolanos”, sostuvo.

En este sentido, advierte que el gobierno todavía tiene opciones para evitar un escenario de incumplimiento. Pdvsa tiene activos que podría monetizar, existen cuentas pendientes a través del esquema de Petrocaribe y fuentes de financiamiento alternativas, como bancos particulares, China y un préstamo que se negocia con India y Brasil por $3.000 millones.

Además, el canje de oro continúa siendo una alternativa lógica, según el economista.

También se refirió al agresivo programa de recompra de bonos que ha venido ejecutando el gobierno y Pdvsa, con el cual tienen asegurada una buena parte de los vencimientos de este año y el próximo.

-Enigmas cambiarios-

Lo más resulta difícil de explicar para Molina es el comportamiento del mercado paralelo de divisas. Explicó  que el acceso a los mecanismos oficiales es tan restringido que solo con que una parte relativamente discreta del sector privado tenga que recurrir a otro mercado valida el precio actual del dólar. “Ahora tenemos que arreglárnosla nosotros porque ya no tenemos acceso a Cencoex (…) No todo el mundo se cruza de brazos y muere de inanición”, sostuvo.

Para él, es precio actual no es absolutamente irracional y es necesario revisar el argumento de conspiración empleado por el gobierno para justificar el alza del dólar  negro.

A limitación en el acceso a las divisas, añade la expansión del crédito bancario. que alimenta la liquidez y, por ende, la demanda de dólares. “La cartera de créditos de la banca creció 158% con respecto al año pasado. No es solo es el gobierno el que ha echado dinero a la calle”, indicó.

Según el economista, el incremento de la cartera crediticia de los bancos, especialmente la comercial, ha llegado a su punto límite. “La única forma de que siga creciendo a estos niveles es que los banqueros saquen dinero de sus bolsillos para capitalizar sus instituciones”, expresó.

Explicó que el manejo del efectivo se ha convertido en un problema mayor para los bancos, porque el dinero permanece muy poco tiempo en las cuentas de los clientes, lo que aumenta los costos transaccionales. “La velocidad del dinero nunca había sido tan alta”, señaló.

Añadió que el gobierno ha estado cómodo en términos de bolívares, obtenidos por la recaudación excedentaria del Seniat, que se alimenta de la misma inflación. Con esta entrada de recursos al fisco, no ha sido necesario para el Ejecutivo devaluar la moneda. De hecho, se ha dado el lujo de revaluarla.

Por cada dólar que entra el gobierno estaba recibiendo Bs 8,2 hasta julio, detalló, un promedio significativamente menor al del año pasado, que rondaba los Bs 19. “Han revaluado fiscalmente el bolívar”, manifestó.

No obstante, la espiral inflacionaria actual amerita medidas que corrijan los desordenes monetarios, si se quiere reactivar la economía. “Estos bolívares no van a ser suficientes a estos precios y no van a revertir el ciclo recesivo”, concluyó.

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