Economía

La reina de las cruces

“Si queremos acabar con un país, destruyamos su moneda”. La frase la dijo Lenin, y la trajo de vuelta a este siglo la respetable economista Sary Levy, durante una entrevista que le hiciera mi apreciado colega, Nelson Bocaranda. Nuestro bolívar, según algunos expertos, pudiera estar entrando en su fase terminal. Otros incluso opinan que, su desaparición y sustitución por una nueva moneda, podría ser el remedio contra la hiperinflación que golpea nuestros bolsillos sin misericordia. Para Lenin, por lo visto, era la fórmula magistral para destruir a un país; y Venezuela, aunque me duela, no está muy lejos de ese momento.

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Texto: José Domingo Blanco / Twitter; @mingo_1 / Instagram: mingoblancotv | Foto: @BCV_ORG_VE

Al final de cuentas, lo que está pasando con nuestro signo monetario no es más que el resultado de la aplicación de políticas erradas. Las consecuencias de insistir en un modelo caduco. Han sido años sometidos a un control de cambio que, poco a poco, cumplió su cometido: nos confiscó nuestra libertad económica, y generó para otros sectores –la mayoría, vinculados al régimen- negocios cambiarios con ganancias grotescas, gracias a la enorme distorsión entre en el dólar oficial y el que se cotiza en el mercado negro.

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