Made in China 2025 (MC2025) es un Plan iniciado por el Gobierno chino en 2015 que ya está dando resultados. Su principal objetivo es el crecimiento y desarrollo de la industria china en las áreas más pobres del interior del país, tales como las provincias de Qinghai, Sinkiang o Tíbet. Una de las metas es aumentar el contenido nacional en el producto final hasta 40 % en 2020, y 70 % para 2025.
El Plan MC2025 fue desarrollado por el Ministerio de Industria y Tecnología de la Información y se propone desarrollar industrias de alta complejidad tecnológica, basadas en la innovación. La estrategia se despliega en tres fases:
- 2015 a 2025: reducir las diferencias con los países más avanzados
- 2025 a 2035: consolidar a China como potencia económica
- 2035 a 2045: pasar a la vanguardia de la innovación mundial.
Del “Hecho en China” al “Inventado en China”
Con el Plan MC2025 China también se plantea avanzar del made in China al invented in China. Esto implica crear una economía basada en innovaciones incrementales y radicales a partir de una creciente inversión en investigación y desarrollo (I&D).
La transición de la estrategia “Hecho en China” hacia la nueva etapa de “Inventado en China” requiere un giro radical de la política china en materia de protección de la propiedad intelectual, industrial, derechos de autor, marcas y lemas comerciales. En una economía basada en la innovación, resulta imperativo crear un nuevo marco legal e institucional que proteja los derechos de los investigadores, inventores, innovadores y creadores, de tal forma que las empresas públicas y privadas puedan recuperar las enormes inversiones que realizan en I&D y, sobre esta base, continuar financiando ininterrumpidamente el ciclo de investigación-innovación.
El desarrollo de tecnologías de punta por medio de una intensiva inversión en I&D pública y privada está convirtiendo a China en uno de los países que más patentes registra. Atrás quedaron los tiempos de copiar, en adelante China se propone inventar, innovar y patentar.
Priorizar la calidad sobre la cantidad y el costo
En el Plan Made in China 2025, la estrategia competitiva prioriza la construcción de ventajas y fortalezas basadas en la calidad de la producción y los servicios, por encima de la cantidad y el costo. Con el fin de pasar a la vanguardia de la innovación mundial, el Estado subvenciona la inversión industrial de punta. El gobierno chino ofrece incentivos fiscales y financieros a la inversión en ciencia y tecnología y avanza en la creación de 15 centros de innovación que serán inaugurados en 2020, los cuales ascenderán a 40 centros en 2025.
China refina y perfecciona los incentivos y mecanismos de transferencia tecnológica. Los planes de apoyo al desarrollo de las tecnologías de punta tienen un fuerte énfasis en la educación a todo nivel, desde la primaria y secundaria hasta la universitaria, en especial en las áreas técnicas y científicas. China no escatima esfuerzos ni recursos y ofrece educación al más alto nivel para que sus ingenieros, técnicos y profesionales adquieran en las mejores universidades chinas y del exterior, los últimos avances del conocimiento científico y tecnológico.
La inversión en ciencias básicas y tecnología se concentra en los eslabones más complejos de las cadenas productivas y sectores industriales que son considerados de importancia estratégica. Es un desarrollo ulterior del Plan Industrias Estratégicas Emergentes de 2010 y se han elegido diez sectores en los que el gigante asiático se propone estar a la vanguardia internacional del desarrollo tecnológico:
- Nueva tecnología avanzada de información
- Máquinas herramientas automatizadas y robótica
- Aeroespacio y equipo aeronáutico
- Equipamiento marítimo y barcos de alta tecnología
- Equipos modernos de transporte ferroviario para la Nueva Ruta de la Seda
- Auto eléctrico y otros vehículos y equipamiento con nuevas formas de energía
- Equipos de Energía alternativas y renovables
- Equipamiento agrícola
- Desarrollo de nuevos materiales
- Biofarma y productos médicos avanzados.
China se ha planteado ser uno de los líderes de la cuarta revolución industrial en marcha, la cual se basa en los avances científicos y tecnológicos, las tecnologías de información y comunicación, la robótica, la inteligencia artificial y la tecnología 5-G. Si bien es cierto que cada país debe aprovechar sus ventajas comparativas para apoyar su desarrollo industrial, ya no basta con la abundancia de mano de obra barata o abundantes recursos naturales para sustentar el desarrollo económico y social. Países ricos en recursos naturales pero pobres en tecnología no logran aprovechar sus ventajas comparativas para superar la pobreza de su población. Del paradigma de la ventaja comparativa sustentada en la abundancia de fuerza de trabajo y materias primas se ha pasado a un nuevo paradigma basado en la creación de ventajas competitivas a partir de la inversión en capital humano, ciencia, tecnología e innovación. El gigante asiático es hoy un claro ejemplo de ello al haber sacado a más de 800 millones de chinos de la pobreza.