«Venezuela tiene que producir el 100 % de todo lo que come, tenemos que hacer el esfuerzo supremo, máximo esfuerzo para producirlo todo», dijo Nicolás Maduro en una alocución por el canal estadal Venezolana de Televisión. Sus palabras suenan repetidas, el 100% de producción y la soberanía alimentaria han sido siempre las banderas a las que el chavismo apuesta, al menos en la retórica.
La aspiración que plantea Maduro de convertir al país en productor de su comida responde al aumento de los precios mundiales de los alimentos a raíz de la invasión de Rusia en Ucrania. El precio del trigo, de los aceites y de los cereales en el mundo se han disparado, y Venezuela ya lo está sintiendo.
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La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) encendió las alarmas. El índice de los precios de los alimentos de este organismo se situó en marzo de 2022 en los 159,3 puntos, un 12,6 % superior respecto a febrero y «un salto gigante» que creó un nuevo pico máximo en este índice.
No es para menos, tanto Rusia como Ucrania son grandes exportadores de trigo, cebada y maíz. Ambos países venden en conjunto el 52% del aceite de girasol que consume el mundo y ahora esa venta está interrumpida por un conflicto armado que ha desatado muerte y éxodo en Ucrania.
Venezuela ya está sintiendo los efectos. En los últimos 15 días, el precio de un bulto de harina de trigo de 45 kilos pasó de $37 a $60, un aumento de 62% en el precio en menos de un mes.
Producir al 100%: la utopía del Gobierno
Venezuela está lejos de producir lo que come y eso lo sabe el Gobierno. La dura crisis económica que ha atravesado al país disminuyó al aparato productivo nacional en 80%. Además, la libertades fiscales para las importaciones pusieron en desventaja competitiva a los productos nacionales frente a los importados.
Maduro insiste en aumentar la producción, al menos es lo que dice. «Nosotros nos estamos preparando, estamos preparados, puedo decir, para enfrentar el impacto del efecto bumerán sobre la economía occidental y mundial, producto de las aberrantes sanciones contra la economía rusa».
El plan está, según Maduro, en manos de la vicepresidenta Delcy Rodríguez. Sin dar detalles dijo que se iba a evitar el impacto de la inflación y el «efecto bumerán» en Venezuela por los precios del trigo y el maíz, entre otros productos.
Sin embargo, producir pasa por más que encender las fábricas e ir al campo. Volver a contar con la producción pre crisis requiere de asegurar servicios básicos como energía eléctrica, agua y combustible. En este momento, todos ellos están en crisis.
Los distintos análisis lo han dejado claro: Si Venezuela mantiene un crecimiento constante, se podría volver a los niveles de PIB que se tenían antes del 2013, en el mejor de los casos en 16 años. En el pero escenario habría que esperar hasta 52 años.
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