PepsiCo, junto con el Dividendo Voluntario para la Comunidad, lanza un innovador programa de apoyo tecnológico a productores de papa en Mérida que busca elevar la productividad y la calidad de las cosechas y mejorar la calidad de vida de los agricultores familiares.
Detrás de cada bolsita de papas fritas que llega al consumidor final hay toda una historia y una cadena de valor que en el caso de las marcas de PepsiCo Venezuela comienzan en los páramos andinos.
La trasnacional, cuya filial en el país es una empresa conjunta con el Grupo Polar, es la primera compradora nacional de papa de uso industrial, una posición en el mercado que hace más pertinente su nuevo programa técnico, comercial y de responsabilidad social «Agro con Propósito», lanzado oficialmente este martes de 22 de noviembre en Caracas.
Agro Con Propósito comienza con el apoyo directo a 100 productores de papa del páramo de Mucuchíes, estado Mérida, y luce como «el primer paso», de un esfuerzo inspirador y replicable que muestra las posibilidades comerciales de la sustentabilidad y el manejo acertado en la agricultura.
Muchos de estos establecimientos familiares mantienen prácticas heredadas de sus ancestros, por lo que la idea es poner a su alcance herramientas tecnológicas que les ayuden a cambiar los métodos, a tomar las mejores decisiones y a mejorar los rendimientos, productividad de los cultivos y calidad de la cosecha.
El objetivo es ir escalando este alcance en una zona productora andina donde hay entre 3.000 y 4.000 productores del popular tubérculo.
Venezuela atravesó siete años de depresión económica con fuerte impacto en las actividades productivas primarias, incluyendo la agricultura.
En su diagnóstico sobre la situación de este rubro, los ejecutivos de PepsiCo destacaron que ha habido una migración a otros rubros de cultivos, pero también hay un porcentaje de agricultores a los que les ha ido muy bien y han emprendido aún más.
Hay inclusive gente joven, de segunda y tercerageneración de familias de agricultores, que quieren mantenerse en el campo, lo que hace más importante impulsar programas de formación como éste lanzado hoy.
«La pandemia y la depresión venezolana hizo que muchos agricultores se fueran del país, en especial los de origen canario, y quedó la segunda generación. Muchos abandonaron, pero otros se dieron cuenta y están volviendo al campo, pero hace falta darles asesoramiento técnico. Vamos a apoyar a los que se quedaron, en el desarrollo de la agricultura, sobre todo en el área de la papa», señaló Marco Arana, gerente de Operaciones de PepsiCo Venezuela.
La estrategia de apoyo en estos acuerdos comerciales con los productores incluye la dotación de semillas certificadas (la semilla puede representar hasta un 30% de los costos de producción) y la adquisición directa de la cosecha para el uso industrial, a precios de mercado.
“En PepsiCo nos sentimos orgullosos de poder contribuir al crecimiento y prosperidad de las comunidades a través de una agenda enfocada en mejorar el trabajo que este grupo de agricultores hacen en sus campos con la inclusión de la tecnología y fortaleciendo el valor de la educación agrícola» expresó Gabriel Ginés, gerente general de PepsiCo Alimentos Venezuela, en la presentación de este programa durante un emotivo acto.
PepsiCo es pionero en el desarrollo de este tipo de programas junto al Dividendo Voluntario para la Comunidad (el programa de responsabilidad social por excelencia de la empresa privada en Venezuela).
Este nuevo enfoque tiene una relevante incidencia «en el fortalecimiento de los medios de vida en comunidades rurales que siembran papa en la región de Los Andes”, agregó Ginés.
Con actividades en más de 200 países y 170.000 empleados directos, e incidencia en otras 500.000 personas, PepsiCo es el principal jugador de talla mundial en la industria de alimentos y bebidas, con muy bien establecidas marcas internacionales, regionales y locales.
En Venezuela PepsiCo tiene 1.948 empleados directos, de los cuales 1.905 forman parte del sector alimentos, 43 son empleados directos de la unidad de bebidas. A estos se suman indirectamente 10.320 trabajadores de Pepsi Cola Venezuela (empresa distribuidora y embotelladora de sus bebidas carbonatadas y energética), para un total de 12.268 asociados a PepsiCo, de acuerdo a su información corporativa.
En alimentos, uno de sus fuertes es el segmento de los llamados «snacks» o pasapalos (como papas fritas, tostones de plátanos y bolitas de maíz).
En Venezuela adquiere el 80% de la cosecha nacional de papas y su materia prima es 100 por ciento nacional, señaló Ginés.
También es líder en la demanda de maíz y plátano destinados a sus productos de consumo masivo, en sus marcas como Jack’s, Ruffles, Cheetos, Natuchips y Pepito.
Agro Con Propósito se define como un programa de Ciudadanía y Sostenibilidad que le brinda a este primer grupo de 100 agricultores acceso a un programa formativo técnico «que los ayudará a ser más productivos y a tomar mejores decisiones mientras generan el menor impacto al medio ambiente».
PepsiCo incorporó un componente tecnológico innovador, denominado AgroCognitive, el cual es un intraemprendimiento de una empresa venezolana llamada Smartbase Group, basado en una plataforma inteligente de agricultura de precisión a la cual los agricultores tendrán acceso.
Esta tecnología, por ejemplo, ayuda a detectar e identificar a tiempo enfermedades en los cultivos para tomar acciones antes de que los daños se extiendan.
“Una vez más, en PepsiCo nos sentimos orgullosos de poder contribuir al crecimiento y prosperidad de las comunidades, a través de una agenda enfocada en mejorar el trabajo que este grupo de agricultores hacen en sus campos con la inclusión de la tecnología y fortaleciendo el valor de la educación agrícola. Además, PepsiCo es pionero en el desarrollo de este tipo de programas junto al DVC, el cual tiene una relevante incidencia en el fortalecimiento de los medios de vida en comunidades rurales que siembran papa en la región de Los Andes”, expresó Gabriel Ginés.
El programa Agro con Propósito está conformado por cuatro bloques de contenido formativo:
Carlos Dini, director ejecutivo del DVC señaló que este proyecto tiene un alto impacto porque estamos trabajando con comunidades muy necesitadas que agradecen los procesos de formación. Desde el DVC reafirmamos una vez más, nuestro compromiso con PepsiCo y el país en continuar construyendo alianzas sostenibles que buscan el bienestar y desarrollo de comunidades vulnerables”..
La estrategia es nueva en Venezuela,. para ya se ha replicado en otros países como parte de la iniciativa corporativa PepsiCo Positive (Pep+), que se define como «una agenda que busca transformar la manera de generar valor, operando dentro de los límites planetarios e inspirando un cambio positivo para el planeta y las personas dentro del sistema alimentario mundial».
“Uno de los pilares de Pep+ se denomina Agricultura Positiva, el cual busca abastecernos de cultivos e ingredientes de manera que se acelere la agricultura regenerativa y se fortalezcan las comunidades agrícolas. Este trabajo lo venimos haciendo en diferentes países de Latinoamérica y es grato para nosotros anunciar que Venezuela se suma a esta agenda. Esto representa un paso más en el camino que ha trazado la compañía con PepsiCo Positive para apoyar a hombres y mujeres en el agro”, añadió Maria Paula Cano, Directora Sr. de Asuntos Corporativos y de Gobierno para PepsiCo Latinoamérica.
Acerca de PepsiCo Latinoamérica
PepsiCo Latinoamérica es una división de la compañía global que incluye todos los negocios de bebidas, alimentos y snacks en 34 mercados de la región. Nuestro negocio de alimentos y snacks genera más de 70.000 puestos de trabajo, y cuenta con más de 40 plantas de producción y más de 24,000 rutas de venta. El negocio de bebidas en la región opera a través de 13 embotelladores.
Los productores de papa de la región andina y el centro del país no han tenido alternativa: tras años sin recibir semillas de calidad (importadas), se han visto en la necesidad de cambiar de rubro, y mientras algunos han echado mano de un cultivo tan disímil como la fresa, otros han utilizado sus tierras para cultivar caraotas y tubérculos que nada tienen que ver con su área de experticia.
En 2014 se cosechaban 500.000 toneladas al año. En 2020 fueron 7.000. Las áreas de cultivo pasaron, en ese período, de 28.000 hectáreas a 8,000. La razón son la falta de semilla, los altísimos precios de los insumos agrícolas y el amparo soterrado del contrabando por parte de las autoridades
