Los taxistas hacen fila a lo largo de las calles de San Antonio del Táchira, pese a que no se avizora la llegada de ninguna gandola de combustible. Algunos dejaron su vehículo estacionado en la cola desde el lunes mientras esperan para llenar sus tanques, luego de tres días sin suministro.
Casi 50 vehículos bordeaban este miércoles las aceras de seis cuadras en la ciudad fronteriza de San Antonio. La cola de los «civiles», o carros de uso particular, era un poco más corta que la de los taxistas, cuyos automóviles se perdían de vista en una hilera blanca que surcaba varias calles del pueblo.
Aunque el gobernador del estado Táchira, José Gregorio Vielma Mora, aseguró el 6 de julio que habían disminuido las colas en San Cristóbal, capital de la entidad, gracias a que Pdvsa decidió elevar los despachos de combustible a la región, los habitantes de la frontera todavía tienen que pasar horas -en el peor de los casos, días- esperando para llenar el tanque.
Según pudo constatar El Estímulo, en San Antonio tienen tres días sin suministro de gasolina. «Eso que mandan, esas tres gandolitas, no alcanzan», comentó un hombre que aguardaba cerca de la estación de servicio que surte exclusivamente a los taxistas.
Los vehículos de carga deben abastecerse en otro punto de expendio, ubicado en la vía a Ureña. El resto de los ciudadanos cuenta con otras dos gasolineras en la ciudad. En una de ellas, acababa de llegar una gandola.
Los conductores, además, están obligados a llenar el tanque los días que les corresponde según el número de placa, a través de un mecanismo parecido al del terminal de cédula que se utiliza para la venta de alimentos regulados.
La situación en San Antonio generó colapso en los dispensadores de Ureña, ubicados a casi 7 kilómetros, donde sí había combustible únicamente para los taxis. Los chóferes soportaban el calor del mediodía en una cola que podía durar varias horas. «Al menos esta se mueve», se consoló uno de los que aguardaban. Gracias a los números dibujados sobre los parabrisas de los vehículos, El Estímulo confirmó que había casi 350 vehículos en espera.
José Luis Rodríguez, ciudadano tachirense y transportista, contó que la gasolina muchas veces se termina antes de que todos los vehículos puedan terminar de surtirse. «Una vez llegué a las 12 pm, se hicieron las 5 y no pude llenar», dijo.
Transportistas deben hacer más de un kilómetro de cola para intentar llenar un poco más de medio tanque de un autobús en Caracas. Aunque la situación es peor en las regiones de Venezuela, cada vez es más frecuente en la capital y esta es la razón
Acnur revela que se agrava situación de migrantes venezolanos y solo hay 12% de los fondos necesarios para atender esa ola de gente en países de tránsito o de destino. Por otra parte, subsidios ineficientes a la energía cuestan miles de millones de dólares que pagan todos los venezolanos que se han quedado, en forma de hambre, salarios de miseria, inflación, hospitales en ruinas y un sistema educativo también quebrado. ¿Cómo entender esta paradoja?
El nafta que llegó a Venezuela proviene de dos empresas trasnacionales de Europa: la italiana Eni y la española Repsol. Ambas empresas operan en Venezuela con una licencia otorgada por EEUU, a pesar de las sanciones
