«Al menos 1,8 billones de dólares» en subvenciones públicas -2% del PIB mundial- son responsables anualmente de la destrucción de ecosistemas y la extinción de especies, según un estudio publicado el jueves por empresas y oenegés que piden orientar mejor las ayudas.
Los resultados fueron publicados por «B Team», una organización cofundada por Richard Branson, consejero delegado de Virgin Group, que reúne a líderes empresariales y fundaciones internacionales, y por «Business for Nature», una coalición mundial de empresas y oenegés.
«Los sectores de los combustibles fósiles, la agricultura y el agua reciben más del 80% de todas las subvenciones perjudiciales para el medio ambiente», señalan estas organizaciones en un comunicado, en el que piden a los gobiernos que las «reorienten, conviertan o eliminen» para 2030.
¿Para dónde se va el dinero?
Entre los subsidios señalados figuran los destinados a la ganadería bovina y a la producción de soja en Brasil, por su papel en la deforestación, y las subvenciones a los biocombustibles en Europa, que fomentan la expansión de las tierras cultivables en detrimento de la biodiversidad.
También se señalan las ayudas públicas a la irrigación en la zona de Palo Verde, en California, acusadas de fomentar la sequía, así como las subvenciones, sobre todo en Irán, a la electricidad o al combustible para alimentar las bombas de agua que agotan la capa freática a un ritmo demasiado rápido.
El estudio cifra en 640.000 millones de dólares anuales la cantidad de dinero que recibe el sector de los combustibles fósiles, que contribuye a la contaminación del agua y del aire y al hundimiento del suelo.
Por su parte, las subvenciones a la agricultura representan unos 520.000 millones de dólares, y están vinculadas a problemas de erosión del suelo, contaminación del agua y deforestación. Según los autores, 155.000 millones al año fomentan una gestión forestal insostenible.
«La naturaleza decae a un ritmo alarmante, y nunca hemos vivido en un planeta con tan poca biodiversidad», afirma la costarricense Christiana Figueres, ex secretaria general de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (UNFCCC) y miembro de Team B.
¿Cuál es la solución?
Pero el estudio también señala que una mejor orientación de las subvenciones podría ayudar a detener e incluso revertir estas pérdidas naturales de aquí a 2030, beneficiando al mismo tiempo a las empresas, ya que «más de la mitad del PIB mundial (…) depende de la naturaleza» en distintos grados.
Este llamamiento se produce apenas unas semanas antes de la próxima sesión de la COP15, la convención de la ONU sobre biodiversidad, que debía celebrarse en enero en Ginebra, pero se pospuso debido a la variante ómicron del coronavirus y que ahora se celebrará del 13 al 29 de marzo.
Sin embargo «cualquier reforma de las subvenciones debe tener en cuenta el impacto social y medioambiental, para evitar que afecte a los hogares más pobres y a las comunidades más vulnerables de todo el mundo», subrayan B Team y Business for Nature.