Economía

Alemania afianza su poder tras 25 años de la caída del Muro de Berlín

Veinticinco años después de la caída del Muro de Berlín, el poder en Europa está hoy en manos de Alemania, y no de Bruselas, París o Londres, y la crisis que persiste en la eurozona refuerza esa posición, estiman analistas.

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«Vencimos a los alemanes en dos oportunidades y aquí están de vuelta», profetizaba la exprimera ministra británica Margaret Thatcher después de la caída del Muro de Berlín en 1989, manifestando el temor de que la reunificación desembocara en el predominio de Alemania en Europa.
Basta acordarse de Atenas en 2012, en el peor momento de la crisis de la zona euro, para admitir que esos temores se concretaron: la canciller alemana Angela Merkel era satirizada en Grecia con alusiones al nazismo y recibida con manifestaciones hostiles a la política de austeridad, considerada por muchos como una orden de Berlín.
«Antes de la caída del Muro, Alemania estaba un poco al margen de Europa. Hoy es el centro de Europa desde el punto de vista geográfico, económico y político», estima Karel Lannoo, director del Centro de Estudios Políticos Europeos de Bruselas.
«Es el núcleo del reactor de Europa. Durante la crisis financiera, vimos que Berlín era el lugar más importante de Europa, y no Bruselas», señala Lannoo a la AFP.
La Alemania reunificada se impuso de hecho como el gigante de la Unión Europea, representando más de 27% de la producción de la eurozona.
Y dado su peso económico, se recurrió a ella más que a cualquier otro socio para pedirle ayuda para los países excesivamente endeudados y evitar el hundimiento de Europa.
Temiendo la oposición de sus electores, Merkel se mostró reticente en un primer momento respecto a la utilización de fondos alemanes para alimentar un fondo destinado a restaurar la confianza en la divisa europea, lo que le valió el apodo de «señora No».
Pero la canciller cedió finalmente y prometió el apoyo de Alemania a ese mecanismo destinado a proteger a los Estados miembros más frágiles de la UE. Al mismo tiempo, encabezó un pequeño grupo de países, en su mayoría de Europa del Norte, que exigieron una disciplina presupuestaria más estricta y medidas de austeridad impopulares.
«Desde el inicio de la crisis en la eurozona y el consiguiente debate sobre el poder de Alemania en Europa, las consecuencias de la caída del Muro aparecen con un sesgo muy distinto que en ocasión del 20º aniversario», afirma Hans Kundnani, del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores, con sede en Berlín.
 – Un papel limitado a nivel internacional –
Los analistas estiman que el poder actual de Alemania se debe a sus recientes éxitos económicos: hace apenas unos años, a principios de los 2000, se la consideraba todavía como el «enfermo» de Europa.
La potencia de Alemania es «probablemente provisoria», considera Lannoo, señalando sus «problemas económicos a largo plazo», especialmente la disminución demográfica y la baja tasa de natalidad.
El experto sostiene que la debilidad económica actual de Francia ha transformado el binomio franco-alemán, tradicional motor de Europa, ahora muy desequilibrado.
Paradójicamente, en momentos en que la crisis económica europea ha afianzado el papel de Alemania, muchos lamentan que Berlín no asuma un papel de liderazgo en el escenario internacional.
En política exterior, Alemania es considerada fuera de Europa como una potencia dominante. Ejemplo de ello, desde que empezó la crisis ucraniana, Angela Merkel discutió con el presidente ruso Vladimir Putin mucho más que cualquier otro dirigente europeo.
Pero dentro de la UE es criticada por sus posiciones moderadas. Cuando Francia fue uno de los primeros países que aportaron aviones a la coalición dirigida por Estados Unidos para participar en los bombardeos contra la organización Estado Islámico, Alemania limitó su aporte a la formación militar de combatientes kurdos.
«Alemania es reticente a desempeñar un papel preponderante en el escenario mundial, y eso impide a Europa hacerlo si Alemania no está de acuerdo», lamenta Karel Lannoo.]]>

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