Economía

Las promesas incumplidas de Merentes a un año de la creación del Simadi

Con el argumento de la guerra económica el gobierno anunció hace un año la creación del Sistema Marginal de Divisas, que funcionaría según el libre juego de la oferta y la demanda, con el propósito de bajar la presión sobre el dólar paralelo (que hoy supera en 5,7 veces su valor fijado por el Banco Central de Venezuela), y en consecuencia, la inflación.

Publicidad

El 10 de febrero de 2015 Nelson Merentes, presidente del BCV y Rodolfo Marco Torres, entonces ministro de Economía, Finanzas y Banca Pública, dieron una rueda de prensa para informar los cambios que se introducían al sistema cambiario y con los que esperaban, entre otros aspectos, que los exportadores generaran sus propias divisas ante el desplome de los precios del petróleo.

La crisis económica asomaba su peor rostro, pero decisiones políticas terminaron imponiéndose ante el criterio económico y lo que debió ser el mecanismo del Simadi, nunca lo fue.

El llamado tercer componente del sistema cambiario (el primero es la tasa Cencoex de Bs 6,30 por dólar y el segundo el Sicad que arrancó en Bs 12, después de la eliminación del Sicad II de Bs 52) «permitirá que entren mayores flujos de divisas que no necesariamente vienen del petróleo, como remesas, el turismo, inversiones. Las empresas que están establecidas en Venezuela van a poder actuar en ese mercado», prometía Merentes el 10 de febrero de 2015.

Destacó que el tipo de cambio por sí solo no era suficiente para reducir la escasez, que había que hacer énfasis en lo productivo, «que satisfaga la demanda nacional con componente de exportación de manera que estas empresas puedan tener dólares también y puedan intervenir en el Simadi y recomponer todas sus estructuras de costos«.

Interrogado sobre si la nueva tasa imprimiría mayor velocidad a la inflación (2014 cerró con 68,5%), contestó: «No creemos (…) Todo lo contrario. Como todo mercado libre va tender a ponerse en punto de equilibrio y va a depender de la oferta y la demanda y no de especulaciones de factores externos a la economía«, en clara alusión a DolarToday a una pregunta de un periodista.

En entrevista ofrecida luego a Venevisión, Merentes indicó que la tasa del Simadi podría parecerse a la del mercado negro, y ser un incentivo a acudir a ese mecanismo. «Si los precios del sistema marginal y el mercado negro son muy parecidos, no tiene sentido irse a un mercado ilegal habiendo un mercado legal”, dijo e funcionario al señalar que el país estaba inmerso en una guerra económica.

En el nuevo Simadi participarían las personas naturales y empresas públicas y privadas para realizar transacciones en divisas a través de bonos de deuda, transferencias bancarias y operaciones en efectivo.

En el caso de las casas de cambio las transacciones en efectivo serían hasta un máximo de 300 dólares, pero la escasez de billetes verdes se ha sentido también en este sector.

El Simadi que arrancó operaciones el 12 de febrero a una tasa de Bs 170,03 -20 bolívares por debajo del paralelo que buscaban combatir- fue fijado por el BCV en Bs 199 a los pocos días y desde entonces se ha mantenido en ese rango sin alcanzar los Bs 200, en tanto que el dólar alterno ha seguido su vertiginoso ascenso hasta ubicarse 5,7 veces por encima de su valor, un año después.

Como ocurrió con el Sitme, el Sicad I y el Sicad II, el Simadi -de acuerdo con algunos economistas- terminó siendo un fracaso porque se fijó el precio, la oferta fue muy limitada y no se tomaron medidas estructurales adicionales que dieran confianza entre los agentes económicos.

Igual que los mecanismos predecesores fue muy opaco y pocos tuvieron acceso a ese sistema que, liquidó en promedio al día casi 4 millones de dólares en 2015, en un contexto en el que el gobierno recortó importaciones en más de 60%, según estimaciones de firmas de análisis económico.

Publicidad
Publicidad