El segundo alza en lo que va de 2016 agrava la crisis económica del país, al exigirle a las empresas un incremento en sus gastos operativos que no va de la mano con un aumento de la productividad, imposible en el contexto de una economía como la venezolana, cada vez más centralmente planificada y con férreos controles, además de poca flexibilidad laboral.
Esta fue la reflexión que hizo Rafael Alfonzo Hernández, presidente del Centro de Divulgación del Conocimiento Económico para la Libertad (Cedice Libertad), a propósito de la medida decretada el pasado sábado que, a su juicio, pareciera ser otro ataque contra el empresariado y no algo que favorezca a los trabajadores.
“La poca empresa privada que queda en el país, al ser incapaz de honrar este aumento, se vería en la obligación de reducir operaciones e incluso cerrar”, advirtió Alfonzo, tras aclarar que incluso los trabajadores se ven perjudicados por este tipo de decisiones inconsultas.
“Dado que el aumento incluye a los trabajadores del sector público, es lógico pensar que el gobierno, a falta de otros ingresos, solo podrá recurrir a la emisión de dinero inorgánico para cumplir con esta nueva obligación, lo que se traduce en una nueva pérdida del poder adquisitivo de la moneda y un continuo aumento de los precios”, explicó el presidente de Cedice Libertad.
Alfonzo reiteró que, para Cedice Libertad, solo es posible el progreso económico de un país si se garantiza la libertad económica, la libre empresa y la propiedad privada, como verdaderos impulsores de prosperidad en la vida de los ciudadanos.