El Gobierno inició su tarea de aumentar el gasto en divisas y el peso en las importaciones en la economía desde hace 10 años hasta obtener hoy en día el control. De acuerdo a estimaciones de la firma Ecoanalítica a finales del primer semestre de este año las compras públicas representan 65% del total.
El crecimiento de las importaciones de bienes realizadas por el Estado comenzó a ganar terreno desde 2006 y para el tercer trimestre de 2015 ya representaban la mitad con 51,6% al colocarse en $4.786 millones en el período.
Durante este tiempo el Ejecutivo creó organismos para llevar a cabo el plan de compras externas, entre ellos la Corporación de Abastecimientos y Servicios Agrícolas (Casa), la cual se encargó de adquirir los productos alimenticios para la red de abastecimiento público Mercal y Pdval; la Corporación Venezolana de Comercio Exterior (Corpovex), para la importación y suministro de bienes a empresas públicas y privadas; así como Bariven, Vemxica y Agropatria. Incluso la Asamblea Nacional llegó a autorizar créditos adicionales al Ministerio de Alimentación para la importación de insumos básicos.
Ecoanalítica resalta en uno de sus reportes que $768 millones se importaron a través del Cencoex y $689 millones a través del Sistema Marginal de Divisas (Simadi) en el primer semestre de 2016. Del resto ($6.588 millones), un monto de $4.827 millones fueron asignados para las importaciones públicas y $1.761 millones fueron importados a través del mercado paralelo.
“En resumen, nos queda que las importaciones públicas en el primer semestre representaron 65,2% del total, mientras que el sector privado solo ocupó 34,8%. Sin embargo, lo impresionante es que estos números revelan que al cierre del período el dólar paralelo ocupó 54,8% del total de importaciones privadas y 19% del total de las importaciones de la economía, una cifra nunca antes alcanzada en los últimos cuatro años. Esto explica en parte el crecimiento de los precios que han experimentado los consumidores en los últimos meses”, señala la firma de análisis económico.
Algunos expertos sostienen que el gobierno pudo alcanzar esta mayoría apoyado en los importantes ingresos petroleros de años anteriores, y debido a la poca actividad productiva del país impactada por diversas factores como las intervenciones de tierras y empresas, caída del precio del petróleo, el control de cambio y de precios. A pesar de este control de las importaciones desde 2014 no ha podido superar los problemas de escasez y desabastecimiento en el mercado interno.
La directora de Síntesis Financiera, Tamara Herrera, resalta que lo que ocurre actualmente en el país es «la prueba contundente de la crónica de una muerte anunciada», ya que desde hace varios años se había alertado de las consecuencias que generarían la dependencia de las exportaciones petroleras, del debilitamiento del sector productivo y del excesivo incremento de las importaciones.
«El hecho es que Venezuela está en escasez, en iliquidez rayando en la insolvencia. Es un proceso acumulativo de desatino en las políticas públicas y de altísimo costo para los venezolanos», afirmó Herrera.
– Los compromisos y la comida –
Venezuela dispuso durante el primer semestre de 2016 un monto similar para cancelar deuda externa que para importar productos alimenticios.
De acuerdo a estimaciones de Ecoanalítica, las importaciones totales de bienes alcanzaron un valor de $9.245 millones entre sus socios comerciales, los movimientos financieros de Pdvsa y su producción. De este monto, unos $3.300 millones corresponden a compras de alimentos realizadas por el sector público y $930 millones por el sector privado.
Esta cifra corresponde a la relación comercial de Venezuela con 24 países, lo que representa 88% del total de las compras públicas relacionadas con productos terminados, intermedios, insumos (empaques) y materia prima.
De acuerdo al cronograma de pagos de bonos de deuda del país, entre enero y junio de este año se erogaron 3.377 millones de dólares.
En febrero de este año se dio un debate por un reporte de los economistas Ricardo Hausmann y Miguel Ángel Santos, en el cual afirmaban que las opciones del gobierno venezolano para no recortar importaciones eran solicitar financiamiento externo y reestructurar la deuda. Desde ese entonces, las autoridades han ejecutado otras acciones para obtener más divisas, como la venta de oro monetario; mientras que la transferencia de recursos para las compras externas ha profundizado su caída.
Según cálculos de Bank of America, las importaciones de alimentos de Venezuela se desplomaron en el primer semestre del año, entre un 40% y 50% con relación al mismo periodo de 2015.
“En Venezuela, seguimos proyectando bajos precios del petróleo y tensiones desde el punto de vista fiscal, pero el gobierno está aparentemente comprometido a cumplir sus obligaciones de deuda externa, a pesar de las crisis económica y social. Las autoridades han indicado que habrá un recorte significativo en las importaciones, pero que el gobierno mantiene su compromiso de pagar sus obligaciones de renta fija”, indicó el banco de inversión en un reciente informe.
Ya en mayo las importaciones registraron una de sus caídas más significativas, que según Ecoanalítica fue de 46%. «Para 2016, proyectamos que las importaciones cierren en alrededor de $20.859 millones».
El menor ingreso de divisas por la baja en los precios del petróleo, la debilidad de las reservas internacionales, la poca generación de recursos a través de las exportaciones no petroleras y la inexistencia de un fondo de ahorro han complicado la capacidad del país para importar.
Analistas explican –sin embargo- que el gobierno mantiene algo de recursos en divisas obtenidos a través de fondos acordados con otros países como China y con el remanente del Fonden (Fondo de Desarrollo Nacional).
La economista Tamara Herrera agrega que la situación de la industria petrolera contribuye a empeorar las condiciones financieras del país. «El gobierno exprimió al extremo a Pdvsa y desde el punto de vista operativo está inhabilitada, por lo cual requiere de acciones para su recuperación».
Destaca que el gobierno conoce las consecuencias de dejar de cumplir los pagos de la deuda externa, por lo que está tratando de utilizar todas las estrategias posibles para cumplir con este compromiso.
«El gobierno ha evitado caer en default porque sabe que podría haber una paralización de entre 70% a 80% en la industria petrolera tras las demandas que se activarían y bajarían aún más sus ingresos. No debimos caer en el debate de si pago o no deuda para proporcionar alimentos a la población. Argentina cayó en default pero su gente no pasó hambre porque tenía un sector productivo que cubría la demanda interna. Lo irresponsable es haber caído en esta situación debido a la mala ejecución de las políticas públicas», indicó Herrera.
– Menos compras a sus socios –
La drástica caída de las compras venezolanas en el mercado externo relacionadas a rubros alimenticios se observa en la relación con siete de sus tradicionales y principales socios comerciales. Durante los primeros seis meses de 2016 Venezuela realizó un total de 882,28 millones de dólares en importaciones a Estados Unidos, Colombia, Argentina, Uruguay, China, México y Brasil.
Los datos de la balanza comercial suministrados por los bancos centrales y organismos de comercio exterior de estas naciones, resaltan que Venezuela importó $212,47 millones a EEUU en alimentos.
Mientras que las importaciones del país realizadas a Argentina finalizaron el periodo en $189 millones versus los $980 millones de 2015, lo que se tradujo en una fuerte caída de 80,7% en este rubro.
Con Uruguay que tradicionalmente ha suministrado carnes y lácteos a Venezuela, se registró una baja de 74,6% al cerrar con un monto de 1,43 millones y con Brasil se adquirió comida por $393,61 millones para una baja de 49,5%.
Con relación a Colombia se ejecutaron compras por $173,17 millones, observándose en este caso un alza con respecto al mismo período de 2015 cuando la cifra fue de 100,94 millones.