Economía

En Ureña no aceptan los billetes de Bs 100 a pesar de la prórroga de su uso

A pesar de la disposición presidencial de extender el uso del billete de Bs 100 hasta el 2 de enero, nadie los recibe en la frontera con Colombia y la medida de prorrogar el cierre del paso binacional no se cumple al 100% ante la alta demanda de personas que buscan alimentos.

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Cola en frontera
Foto: Rosalinda Hernández

Mantener bloqueado el paso hasta el mismo 2 de enero no fue visto de buena manera por los habitantes de los municipios fronterizos del estado Táchira (Bolívar y Pedro María Ureña), quienes desde tempranas horas de este domingo llegaron a las adyacencias de la aduana principal de San Antonio y subalterna de Ureña a esperar que se les permitiera el paso a Colombia.

Autoridades militares se formaron en piquetes con equipos antimotines y cerraron la vía de acceso al puente internacional Francisco de Paula Santander con barricadas de metal y alambre de púas para impedir la hazaña del sábado 17, cuando más de 400 mujeres pasaron sobre los controles militares para llegar a Colombia.

Barricada en frontera

A medida que avanzaba la mañana se inició un estricto paso peatonal de a 10 personas cada media hora. En vista que se acercaba la hora del cierre del paso (12 del mediodía), los reclamos de los presentes no se hicieron esperar y en medio de gritos: ¡Tenemos hambre! y de empujones empezaron a mover las barricadas militares.

“Los venezolanos comunes no entendemos la decisión de extender el cierre de frontera. Esa situación nos afecta a todos directa o indirectamente porque la poca comida que se consigue en Ureña es muy costosa, un kilo de pollo vale 7.000 bolívares. Nos afecta el libre tránsito para ir a Colombia a traer medicinas y comida. Sabemos que el presidente la tiene agarrada con los habitantes de la frontera porque aquí no lo queremos”, dijo Giovanni Castellanos quien esperaba desde las 6:00 am para pasar el puente.

Entre cuatro y seis horas en colas permanecen las personas para acceder al puente internacional. Con una bolsa de mercado debajo del brazo y una cartera que apretaba fuerte cada vez que se caldeaban los ánimos en las cercanías de la aduana de Ureña, Anastasia aseguró a El Estímulo que su familia pasa hambre.

Cola para comprar en Colombia

“Voy a comprar víveres que aquí en Ureña no se consiguen. La medida presidencial de dejar la frontera cerrada me parece muy mala porque estamos aguantando hambre y encima no nos dejan ir para comprar allá. Aquí llevo unos bolívares y un poquito de pesos que tenía ahorrados por si acaso no me reciben la plata de aquí. Algo tengo que traer”, explicó la mujer de avanzada edad.
– Entre empujones llegaron a Colombia –

Las peticiones que hacían los pobladores fronterizos a los militares para que agilizaran el paso no eran atendidas. Mujeres embarazadas, con niños en hombros o de la tercera edad, así como hombres adultos y jóvenes mostraban agotamiento en sus rostros y en medio de la impotencia ante “la humillación de los guardias”, un grupo empujó y centenares lograron correr al vecino país.

El momento fue de total confusión y en medio de gritos “¡abran la frontera!” los castrenses retomaron el control de la situación, mientras amenazaban con suspender el paso peatonal.

Quienes viven en la frontera dicen vivir el drama de “ser ciudadanos fronterizos”, porque a su juicio reciben vejámenes de todas partes.

“Quienes venden la comida en Ureña creen que todos los que van a comprar son colombianos, entonces le agregan una cantidad descomunal a los precios. Nosotros ganamos en bolívares y abusan con los precios por eso vamos a comprar a Cúcuta porque con el bolívar tan bajo, aun así sale más barato allá que aquí. Ahora nos cierran la frontera para agravar el mal”, explicó María Méndez, habitante de Ureña.

En la población de Ureña, a pesar del anuncio presidencial de extender la circulación del billete de 100 bolívares hasta el 2 de enero, no lo están aceptando en los pocos locales que abrieron este domingo y mucho menos los vendedores informales de comida y jugos.

Quienes se sirven del tránsito entre Venezuela y Colombia como un sustento de vida como los transportistas de equipaje en carretas que se agrupan alrededor de la aduana, aseguran que “la estamos pasando negras”.

“Desde que cerraron la frontera nuestro trabajo está detenido. Alrededor de 20.000 bolívares estamos perdiendo diariamente y ese es nuestro sustento familiar, ¿dígame usted si no abren el paso con qué le vamos a dar de comer a los pelaos? Maduro está bien que nos quite la plata (billete de 100 bolívares) pero abra la frontera porque trabajando nosotros resolvemos. Aquí en Ureña ha llegado gente de Caracas, Maracaibo, Maracay para trabajar en este oficio, ya somos 40”, dijo Efraín Barrios, mientras balanceaba de un lado a otro la carretilla vacía.

– En tres filas –

La afluencia de personas hacia Colombia por la frontera de San Antonio del Táchira, bien sea para adquirir alimentos, medicinas, visita familiar o un viaje, ya es incalculable.

La medida de cierre tampoco se está cumpliendo al 100% en la zona, debido a la gran cantidad de ciudadanos que demandan su derecho a cruzar la frontera.

Las autoridades militares decidieron dividir las colas en tres, una conformada por quienes van a comprar alimentos, medicinas y pacientes terminales, esa precisamente es la más concurrida y la de mayor vigilancia militar.

La segunda fila la forman quienes con pasaje aéreo en mano piden llegar al puesto del Saime a sellar la salida del país y proseguir a Colombia en un viaje tal vez sin retorno como el de Carmen Rojas: “Me voy porque si no consigo alimentos y medicinas en mi país tengo que buscar otro rumbo. La medida de extender el cierre fronterizo es muy grave”.

La última fila, también extensa, la conforman los colombianos nacionalizados o residentes en Venezuela que van de vacaciones o visita familiar.

“Lo que hoy vemos en la frontera no es nada nuevo, esto representa la humillación más grande a un pueblo. Aquí no hay derechos humanos, existe una oficina del alto comisionado para los derechos humanos y he visto gente desmayándose hoy esperando que le den el acceso al puente para recibir atención en Cúcuta y no hay nadie que abogue por ellos. Los someten a largas horas de cola violando el derecho al libre tránsito y a la salud”, dijo la presidenta de la Cámara de Comercio de San Antonio, Isabel Castillo.

La representante del gremio empresarial fronterizo no ve justo el trato que se está dando al habitante de la región y pidió al gobierno nacional sea más congruente con las decisiones que toma porque aquí al único que se está perjudicando es al pueblo.

“Sin Navidad, sin dinero y sin qué comer ha dejado no solo a quienes viven en frontera sino a todos los venezolanos”, precisó Castillo.

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