Economía

¿Por qué la economía de Perú no cae ante los terremotos políticos?

Perú, el segundo mayor productor mundial de cobre y plata, conserva estabilidad monetaria, estabilidad fiscal y estabilidad financiera, independientemente de cualquier gobierno

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En los últimos cinco años Perú ha tenido seis presidentes, cerró una vez el Parlamento y recientemente vivió un intento de golpe de Estado. Pero su economía resiste e incluso crece pese a las persistentes crisis políticas.

Édgar Sáenz, de 51 años, vende desayunos hace tres décadas en un pequeño puesto ambulante cerca del Congreso, en el centro de Lima. Ofrece emoliente, una especie de té de varias hierbas, muy popular en el país.

Las recientes manifestaciones tras la destitución y detención del expresidente Pedro Castillo, quien intentó dar un golpe de Estado el 7 de diciembre, bloquearon calles y provocaron una convulsión social que perjudicaron su negocio. Pero nada lo detiene.

«Hemos sido perjudicados por las marchas y ojalá no se repitan porque los que pagamos los platos rotos somos la gente de a pie. Este es nuestro trabajo, si un día no trabajas prácticamente ese día no comes, tienes que trabajar y seguir para adelante», asegura.

Pese a la crisis política, el nuevo ministro de Economía y Finanzas, Alex Contreras, designado por la presidenta Dina Boluarte, sucesora de Castillo, dice que Perú «es como una especie de edificio antisísmico».

«Tiene unas columnas claves que, a pesar de los terremotos, han permitido aguantar», asegura.

Cimientos económicos

Perú, el segundo mayor productor mundial de cobre y plata, conserva estabilidad monetaria, estabilidad fiscal y estabilidad financiera, independientemente de cualquier gobierno.

«Esas columnas centrales son: un Banco Central independiente, un Ministerio de Economía que, a pesar de los cambios [cuatro ministros de Economía en un año] ha mantenido el respeto por las reglas fiscales, y una Superintendencia de Banca que ha mantenido la estabilidad financiera», explica Contreras.

Asegura que el 2022 cerrará «con un crecimiento de 2,8% o 2,9%» del PIB. «Hubo efectos importantes, paralizaciones en la minería. Sin esos efectos hubiéramos crecido 4%, por encima de la región», que ostenta un crecimiento promedio del 3,7%, según la Cepal.

Perú tiene todavía la segunda mejor clasificación de riesgo país de la región después de Chile, sostiene el ministro.

«Ese es el reflejo de tener la deuda pública más baja de la región. Este año (2022) va a estar alrededor de 33,8% [del PIB]. El déficit fiscal está en 1,6%, después de haber estado casi a 9 puntos producto de la pandemia», comenta.

Economía informal pujante

Pese a ser un país minero «se tiene que lidiar con el 80% de la población económicamente activa, que es informal y un 70% de la actividad empresarial con pequeños emprendedores, empresas unipersonales (…) que tienen, por supervivencia, que salir y trabajar todos los días», explica el exministro de Economía y Finanzas Luis Miguel Castilla.

«Si bien [la informalidad] nos pone un techo al desarrollo, hace que la economía siga andando, que el comercio siga andando. El comercio y el consumo ha hecho que el Perú continúe creciendo este año en torno al 3%», considera Castilla.

Perú cuenta con unos 60.000 ‘emolienteros’. «Somos un motor de trabajo. Nosotros movemos una economía alta, somos parte del crecimiento del país», sostiene el comerciante Sáenz.

María Torres, de 58 años, vendedora de ropa para niños en el centro de Lima, lo tiene claro. «Estamos tratando de reactivarnos como podemos y seguir avanzando pese a las protestas. Tenemos que seguir trabajando como sea».

«En el corto plazo [la informalidad] es una válvula de escape. Pero en el mediano plazo es un lastre, incluso para la propia efectividad de las políticas de gobierno», estima el exministro Castilla.

Aunque la economía informal mueve al país, «el lado negativo es que hay mucha desprotección social (…) Esto fue muy evidente en la pandemia», comenta el ministro Arce.

Economía ilegal

Perú es considerado uno de los mayores productores globales de cocaína, con unas 400 toneladas anuales, y en su territorio operan la minería y la tala ilegal, con criminalidad organizada trasnacional.

Aunque no existe un cálculo oficial de cuánto aporta la economía ilegal al PIB, sí pueden ponerse ejemplos. «Me atrevería a decir que la producción de oro ilegal en el país hoy supera a la producción legal (96,6 toneladas en 2021)», considera el exministro Castilla.

Y la corrupción «se come» un 20% del presupuesto anual del país, añade.

Pese a la resistencia de la economía, las constantes crisis han lastrado el ritmo decrecimiento.

«Ya no es sobresaliente. Estamos después de mucho tiempo en el tercio inferior en la región», sostiene el exministro de Economía Waldo Mendoza.

El ministro Contreras espera lanzar el programa «Con Punche (energía) Perú», que contempla «flexibilizaciones tributarias, medidas de gasto rápido, soporte a los sectores vulnerables».

«Me he puesto como meta dejar la economía creciendo a 4%, tenemos el espacio», asegura.

El ministro comentó que aunque no hay planes inmediatos de emisión de deuda, sí hay interés permanente en Perú.

«Los inversionistas internacionales ven al Perú de manera distinta, no les asusta la volatilidad porque entienden que hay una agenda por el lado institucional en la que avanzar, (…) confían mucho en la capacidad» del país, dice Contreras.

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