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Este es el ex taxista chino que compró el Modigliani más caro de la historia

La compra por un multimillonario chino de la obra de Modigliani "Nu couché", por más de 170 millones de dólares, es el último exponente del interés de los nuevos ricos de China en recurrir al arte no solo como inversión, sino como símbolo de estatus social.

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A sus 50 años, Liu Yiqian puede presumir de vivir el «sueño chino» del que hablan los líderes del país. Nacido en una familia de clase obrera en Shanghái, dejó el colegio a los 14 años para ayudar a sus padres a vender bolsos por la calle, donde adquirió las tablas comerciales que le llevaron años después a abrir su propio bazar.

Para aumentar ganancias, condujo también un taxi y se dedicó a explorar las mejores ofertas de los mayoristas, de quienes empezó a escuchar, sin haber cumplido la treintena, acerca de una forma más rápida de ganar dinero: la compra de acciones de la incipiente bolsa de Shanghái, la primera del país, que arrancaba por entonces.

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Más de dos décadas después, y con los parqués chinos tambaleándose tras años de descontrol por el inmaduro furor de compradores como Liu, el extaxista revolucionó hace dos días la galería de subastas Christie’s de Nueva York al ganar la puja por la pintura de Modigliani a un precio récord para una obra del italiano.

«A Liu le interesan las cosas bellas», dice a Efe Hu (quien prefiere identificarse por su apellido), la portavoz de uno de los dos museos llamados Long que Liu, ya multimillonario, y su esposa, Wang Wei, han creado en Shanghái.

Hu niega que el coleccionista sea un «tuhao», la forma algo despectiva en mandarín de referirse a los nuevos ricos que tienen dinero pero no cultura, como el propio Liu se ha definido en ocasiones a la prensa, y alaba la experiencia de su jefe.

«Entró en el sector de la colección de arte hace mucho tiempo. Cada año unas 600.000 personas visitan sus museos para ver exposiciones que cuentan con entre 200 y 300 pinturas», añade Hu, e indica que la obra de Modigliani será mostrada al público en 2017.

Aunque esta parece ser la primera compra de Liu de arte occidental, el coleccionista ya había atraído la atención en el extranjero por pagar 36 millones de dólares por una taza de cerámica de la dinastía Ming el pasado año, para escandalizar después a los más sibaritas al hacerse una foto bebiendo té en esa joya.

Sea o no un gran conocedor de la materia, Liu y sus museos, por los que cobra una entrada de 50 yuanes (unos 8 dólares), se han convertido en un referente del panorama artístico de un país en el que la Revolución Cultural (1966-1976) de Mao cercenó gran parte de las obras tradicionales.

Su afición, además de beneficios económicos, le ha valido un cierto estatus social por invertir en este y no en otros sectores más frívolos, del mismo modo que a otros multimillonarios del país, entre ellos el artífice del conglomerado Wanda, Wang Jianlin.

Prolífico inversor en varias áreas en España, Wang se hizo el pasado año con una obra de Picasso por 22 millones de dólares, menos de lo que pagó (62 millones de dólares) por un bodegón del artista holandés Vincent Van Gogh en noviembre de 2014.

Otro Wang de nombre Zhongjun, uno de los hombres más ricos de China y presidente del estudio cinematográfico Huayi Brothers, adquirió el pasado mayo en Sotheby’s de Nueva York por 29,9 millones de dólares el ‘Femme au chignon dans un fauteuil’, un retrato de Picasso de su amante, Françoise Gilot.

«Cada año hay más coleccionistas chinos, y cada vez tienen más conocimiento e interés en arte, incluido el internacional. No es solo por dinero», apunta a Efe Zhao (solo da su apellido), gerente de la casa de subastas de Pekín «Beijing Yidexuan Auction».

Desde Atlanta (EE.UU.), donde reside, Jin Hongwei, uno de los mayores coleccionistas de fotografías del país, cuenta a Efe que empezó en 2006 y opina también que «crece el número de chinos interesados» en comprar y coleccionar arte, del tipo que sea.

¿Por qué? Por muchas razones, cree Zhao, entre ellas la revalorización de las piezas gracias en parte a los compradores chinos, que adquirieron el 22 por ciento del mercado del arte el pasado año, cuando se alcanzaron marcas históricas, según la European Fine Art Foundation.

Por si no había quedado claro, Zhao repite el mantra: «Los chinos tienen cada vez mas interés en arte de alto nivel». Lo que no es tan evidente ya es si, como Liu, podrían financiar su «sueño» de los réditos de las bolsas.

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