El Consejo de Seguridad dio entonces cuatro meses a los países miembros para cerrar las empresas con capital norcoreano.
En China, esto se traduce por una fecha límite fijada el 9 de enero. Las empresas afectadas fueron informadas de que habría inspecciones tras esta fecha para verificar que concluyeron sus actividades, indicó a la AFP un funcionario del ministerio chino de Comercio.
Una mala noticia para las cuatro oficinas de importación y exportación instaladas en una callejuela de Pekín, a la sombra de la embajada de Corea del Norte, donde ondea una bandera con la proclama “Larga vida al querido dirigente supremo Kim Jong-Un”.
En una de ellas, llamada “Victoria eterna”, el hombre que abre la puerta a la AFP ante una pared con ollas a presión explica que la empresa compra en China productos de primera necesidad.
No se muerde la lengua al hablar del presidente estadounidense, Donald Trump, acusado de haber iniciado las sanciones contra su país. “Por culpa de este canalla, nuestro país sufre mucho. Solo lo despreciamos”, asegura, sin poder decir qué ocurrirá con la empresa tras el 9 de enero.
Foto: Wang Zhao AFP
“No importan sus amenazas, nosotros contamos con nuestras propias fuerzas. Nos beneficiamos de nuestra economía de autosuficiencia”, afirma.
– Inversores en el tribunal –
La misma incertidumbre la sienten en Yuliuguan, un restaurante de cocina norcoreana, donde una camarera niega sentirse afectada por la inminente fecha límite. “Obedezco las órdenes de la madre patria”, declara en un chino imperfecto.
El establecimiento, que presume de sus “bellas mujeres norcoreanas vestidas con el vestido nacional”, posee una tarima para los espectáculos musicales, así como estanterías donde se amontonan los ejemplares falsos de “Guerra y Paz”, la novela del escritor ruso León Tolstoi.
Los restaurantes norcoreanos estaban de moda hace algunos años entre los nuevos ricos o los norcoreanos que estaban de paso en Pekín.
Algunos se abrieron como consorcios, en los que los chinos aportan el capital mientras que los norcoreanos proporcionan el espectáculo y la gastronomía.
Pero las cosas a veces salieron mal, como en el caso de la cadena de restaurantes Begonia, que terminó en el tribunal cuando los inversores chinos acusaron a su socio norcoreano de no haberle devuelto nunca su parte de los beneficios.
Algunos restaurantes de la cadena todavía están abiertos, pero los empleados dicen que no tienen noticias de su jefe.
– Empresas fantasma –
Otras empresas de Corea del Norte tienen ya un aspecto fantasmal. La sociedad Beijing Wanjing Science and Technology, por ejemplo, parece haber cambiado de dirección con frecuencia en estos últimos años, pero permaneciendo en la misma torre de oficinas pequinesa, ocupada igualmente por el gigante informático estadounidense Hewlett Packard.
Según el registro comercial, la empresa está especializada en la creación de programas informáticos. Pero una excontable asegura que no sabe cuál era exactamente su actividad.
Un vecino de la última dirección de la empresa afirma a la AFP que la sociedad empacó hace unos seis meses, con los cuatro o cinco jóvenes hombres que ocupaban estas oficinas donde nunca entraban clientes. “Eran muy reservados”, declara el vecino. “Vivían y trabajaban en el apartamento”, añade.
En el Centro de Arte Tradicional de Corea, que vende artesanía norcoreana, aseguran por su parte que no cerrarán. Pero un cuadro que representa a una coreana enfrentándose a una tormenta de nieve con un cartel en la mano parece menos categórico: “Siempre preparado”, dice el cartel.