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Criptomonedas: Celsius se declara en quiebra y deja a los usuarios sin dinero

Al declararse en bancarrota, Celsius espera que el juez exonere a la empresa de descongelar las cuentas y depósitos de los usuarios

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La plataforma Celsius de criptodivisas sigue los pasos Voyager y Thrre Arrows y se declara en bancarrota para acogerse al artículo 11 de la ley de quiebras en EEUU, prácticamente, después de un mes de bloquear los retiros de sus usuarios. Más de 100.000 inversores se han quedado pillados en la plataforma. La firma evita pedir al juez la devolución de los depósitos de sus usuarios y todo apunta que será utilizado para reestructurar todo su pasivo. Los inversores se enfrentan a grandes pérdidas al no estar protegidos por la garantía de depósito.

La liquidación de Mt. Gox, la que fuera una de la mayor casa de intercambio de bitcoin del mundo, todavía colea después de ocho años. Los usuarios todavía no han recibido ni un dólar de los depósitos en bitcoin.Un hackeo hizo desaparecer 850.000 bitcoins en 2014, solo se pudieron recuperar 140.000 bitcoins, llevando a la compañía a la quiebra. Se esperan que se repartan algunas migajas entre sus acreedores. Las firmas que se han hundido en la última debacle de las criptodivisas han escogido el camino de declararse en bancarrota. Primero fueThree Arrows, luegoVoyage. Y la pasada noche fue Celsuis Network, que lleva un mes con las cuentas congeladas de sus usuarios, en acogerse alartículo 11 de la ley de bancarrotas en un juzgado de Nueva York, la matriz y sus filiales, iniciándose un proceso muy parecido al concurso de acreedores en España.

En la petición a los juzgados, la compañía ha evitado poner entre sus prioridades la devolución de los depósitos de sus clientes. En la prensa americana se calcula que hay más de 100.000 acreedores. En un comunicado, la compañía anunció su decisión, para «tener la oportunidad de estabilizar su negocio y consumar una transacción de reestructuración integral que maximice el valor para todas las partes interesadas».

Información de El Economista

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