Industria

Producción de cemento cayó 42% tras expropiaciones

El monopolio estatal del cemento sustituyó a la empresa privada, con la justificación de incrementar la producción, tener una oferta a bajo costo y favorecer los planes de construcción de viviendas e infraestructura. Nueve años después, el gobierno no tiene logros que mostrar.

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La producción nacional de cemento se encuentra en sus mínimos históricos. Entre 2012 y 2015 la Fábrica Nacional de Cemento (FNC) registró una caída de la producción de 75%, Cemento Andino de 35%, Vencemos de 24% e Invecem de 8%. La producción de Cemento Cerro Azul es ínfima, representa solo 10% de la capacidad instalada declarada oficialmente. Esta producción se logra alquilando maquinarias, equipos, comprando e importando materia prima, ya que la planta no ha sido concluida.

En 2007 cuando las empresas eran privadas, la producción de cemento llegó a ser de 10,2 millones de toneladas métricas. En el 2015, la producción fue de 5.931.641 toneladas. Eso significa que el total nacional bajó en 42% como resultado de las políticas gubernamentales y el modelo económico implantado.

«La baja de la producción es una tendencia que se mantiene constante desde 2012, y en el año 2015 alcanzó su punto más crítico. Los trabajadores han realizado reiteradas denuncias sobre la alarmante caída de la producción. Consideran que de no tomarse medidas, la situación en 2016 será aún peor», señala un informe de Cedice Libertad.

– Consecuencia: escasez –

La producción de cemento en 2015 no alcanzó para cubrir la demanda nacional. Para ese año, según el entonces ministro de Vivienda y Hábitat, Ricardo Molina, solo la Gran Misión Vivienda Venezuela consumía 4,5 millones de toneladas anuales, requiriendo 75% de la manufactura total.

«Es tremendamente reducida la cantidad de cemento disponible para cubrir la demanda interna (gobiernos regionales, sector construcción, industrial y pequeños consumidores)», cita el análisis.

Para satisfacer la demanda interna de cemento, el gobierno se ha visto obligado en varias oportunidades a recurrir a las importaciones debido a las fallas de producción en las cementeras públicas. Sin embargo, las compras externas no han logrado solventar el problema de escasez.

De acuerdo con el informe, en 2013 se importaron 23.991 toneladas de cemento de Cuba. Ese mismo año, el gobierno estableció un acuerdo en el marco de PetroCaribe, que permitía a Jamaica pagar parte de su deuda petrolera mediante el suministro de materias primas. Se acordó con la isla el suministro de 100.000 toneladas de clinker (materia prima para la producción de cemento) para procesarlo en Venezuela, con un valor estimado 8,5 millones de dólares. El primer contrato de envío en diciembre de 2013, previendo culminar en mayo 2014.

En 2014, la Cámara Venezolana de la Construcción consideró necesario en varias oportunidades la importación de cemento para regularizar la situación del sector ante la baja producción registrada en las plantas principales.

Un año después, en septiembre 2015, se anunció la llegada de 40.000 toneladas métricas de cemento, mercancía consignada por la Industria Venezolana de Cemento.

«Compensar las fallas de producción con la importación es una estrategia costosa y poco sustentable ante el probable escenario de una caída general de las importaciones debido a la crisis económica del país. Lo importante es reactivar la producción nacional y elevar los niveles operativos de las plantas existentes que tienen una producción por debajo de su capacidad instalada», resalta el estudio.

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